Archivo por meses: octubre 2024

POETA SIN ENCHUFE

Caro peso welter, hice lo que pude, aunque acaso pude hacer más, por la poesía dominicana. Algún día se valorará lo que intenté hacer con ella; es decir, liberarla de un club de señoritos y de burócratas… muy venidos a menos por cierto. Creo en la poesía dominicana; pero hay que embarrarse los zapatos, negociar ante una pistola –tu vida o la cartera–, pasar por descuidado o bobo o débil o aquello que no calza en la RD con el obligatorio perfil de dictador. Esto no es nada fácil y hay que tener juventud para hacerlo; y esta última es la que ahora mismo escasea. Agüero es un crítico dominicano de la siguiente generación. Recibe un abrazo largo, Pedro

https://www.academia.edu/37495892/POETA_SIN_ENCHUFE

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El Blog de Pedro Granados

A closeup shot of ancient carvings in mud city Chan Chan and Huanchaco in Trujillo, Peru

Aunque constituye ahora mismo 

Fuente de consulta

En el futuro  derivará también

Objeto de estudio

Auténtica cachina para hallazgos

LLegó gratis

Aunque con alto costo personal

No es necesario entrar en detalles

Encontrarán desde los tirantes malolientes

De Martín Adán

Hasta a Vallejo en Meta

Nada menos ni nada más

Ningún poeta de los ochenta

Menos alguno de los noventa

Tampoco siquiera medio del dos mil

Aunque un milagro siempre pueda ocurrir 

No revelado por prensa alguna

Atenta al dinero y al cálculo político

El cual emergerá a través de este mismo blog

Como que las piedras hablan bajito

Y los árboles nos imitan

Para no llamar demasiado la atención

Y como que te abrazo y me pliego a ti, lector

Porque la poesía no tiene remedio

Porque ella felizmente no lo tiene

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“La carne es un minúsculo tren”/ Eduardo Moga

“El cóndor y la harina”, “omóplatos”, “huesos”, ciertamente César Vallejo  se halla también aquí acaserado.  No teníamos idea de que Moga era tan conocido e incluso múltiples veces premiado; pero, contra la costumbre, a pesar de ello es un buen poeta.  Tiene de Huidobro el vértigo, de Lorca (y Cernuda) la auscultación del deseo, de la poesía norteamericana la complicidad de la naturaleza; y el aura que se avecina al lector le viene de Vallejo.  Poeta de post guerra, aunque sin el luto severo de Dámaso Alonso o, posteriormente, la salida a través de la vida y los oficios cotidianos, no decimos exclusivamente femeninos, de una María Beneyto.  Lo suyo es una apuesta por la simetría (ni utopías ni distopías, sí post antropocentrismo), en tanto postura filosófica u ontológica, de la mano con el legado de lo más selecto de los sonidos de la poesía en español.  Lo pillo en la labor, adicional, de renovar con el empuje de su obra la crítica peninsular; ésta, a final de cuentas, tan desconfiada del lenguaje de la vanguardia frente, exageramos un poquitín, los versos más bien conservadores (política y prosódicamente hablando), por ejemplo, de un enamoradizo  (que otra cosa no es la noria andaluza de la “nueva sentimentalidad”)  como Luis García Montero (y aquellas consecuentes y machacantes “audiciones a ciegas” en la Internet).  Venga, a buena hora, esta poesía trasatlántica; y que la intuición de Eduardo Moga sin duda es la correcta: que ha Vallejo se le leído desde Dámaso o desde Neruda, pero aquél se halla esperando –particularmente desde Trilce— mejores lectores todavía y mayores poetas. Ahora, ¿y ese tonillo de docencia y de verdad –asimismo del Vallejo de 1939– e irremediablemente dulzón podría ser extirpado de la poesía española algún día?  P.G.

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Frank Kafka 1924 – 2024

Donde me encuentro con la nota a pie de página con el asterisco con la indirecta mirada de mi perro con el amor que tuviera único y repartido entre un sinnúmero de amores algo más de  agua sobre la ola y este prestar de una vez oídos a lo que no nos han dicho una sola vez sino a los largo de casi setenta años un  tosco torno de granito adosado a otra piedra igualmente obscura esta rendija minúscula para mirar y para permitir ser  mirado una línea de maquillaje sobre unos párpados inminentes ciruelas aparecidas de pronto semejantes a esta estampilla que me permite llegar hasta ti y estar conmigo un zipper  ancho el de aquel inabarcable  horizonte y semejante rastro que también viene  desde tamaño poniente hacia esta agua y esta arena y estas manos y estos ojos cimbreantes entre la claridad y la sombra  PG

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LO PENúLTIMO: “24 en punto parados”

Pedro Granados, Lo penúltimo (Cambridge, Mass. : ASALTOALCIELO, 1998) ISBN: 1-892620-09-X

Dos poemas españoles
I
Gaviotas y garzas
alrededor de las colinas.
Adelante, Córdoba.
El mismo desabotonado cielo
nos ausculta.
Vamos derecho (como una flecha)
a ninguna parte.
Vamos curvos (como un recuerdo)
a nosotros mismos:
A nuestro corazón.
Córdoba es una garra de gallo
sobre la pluma de la gallina:
Un aire amordazado.
Córdoba es su fuente de agua:
Unas rayas de tigre
debajo de esta fuente.

II
Amanecer en Madrid.
Amanecer en invierno.
Hay sopas:
De ajos.
Castellana.
Consomé de la casa.
Origen de las nuestras.
Los ojos de la señora
que atiende en la barra.
Origen de los ojos de todas
nuestras madres y de todas
nuestras mujeres.
Necesitar esos ojos.
Necesitar acariciarlos,
besarlos, copularlos.
Todo a un tiempo.
Queremos decir que estamos
en un amanecer en Madrid.
Pero la banalidad
no es lo nuestro. Sí,
las canciones.
Las canciones y esta luz
que se arroja lenta
desde el trampolín del cielo.
Ya me duele el alma
de tanto quererte.
Pero lo nuestro no es la banalidad.

Notas al Inca Garcilaso

Soy viejísimo.
Realmente lo soy.
Mi madre hablaba en quechua
con mi tía Raquel
a la hora del lonche.
Me encantaba verlas alegres
en un lenguaje que no entendía,
que jamás entendí.
Con mi tío Epifanio mi madre también hablaba en quechua,
y aunque él andaba lejos
–inmerso en el trajín de su prole numerosa–
cuando ella murió, musitó:
“ahora sí que nos quedamos realmente solos”.
El quechua es un idioma que nunca he entendido.
Pero que consideraba mío por derecho propio,
hablaban y cantaban con él mi madre y mi padre.
Cantaron alguna vez –ya muy mayores–
un hermoso yaraví que quebró de canto a canto
la pequeña vasija que era nuestra casa.
Mi padre y mi madre se amaron, pues, a su manera.
Y compartieron todavía –después de aquel inolvidable yaraví–
como unos veinte años más con nosotros.
Resulta increíble estar escribiendo
sobre estas cosas. Se nota que también
nos vamos a morir.
Y jamás habremos aprendido el quechua.
Aunque es la palabra íntima de nuestra madre,
y los ojos pequeños y desconcertados de nuestro padre,
y el fuelle oculto en el corazón
de nuestros queridísimos hermanos.
Lo único que sabemos es que en quechua
no se puede vivir. En este orden de cosas.
Comunicarte en esta lengua es literalmente suicidarte.
Te aprietan fuertísimo la garganta
y el corazón se te sale de una vez por los ojos.

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Symbol

Symbol: Poder, Matar, Imaginar, Allucinar (sic), constituyen Los heraldos negros de Roy (Roger, Royica) Sant-Iváñez; es decir, habrá que auscultar si cada apartado constituye propiamente un episodio autónomo o si, por el contrario, todos confluyen y se resumen en aquel memorable verso de “Guerra”:

“Porque un hombre solitario es también un hombre”

Lo cual entronca al poeta piurano y exalumno jesuita no tanto con las drogas duras ni los desplantes del tan precoz Rimbaud, sino con el Luis Hernández Camarero de Una impecable soledad (mediados de los 70), este último, poeta de culto en el Perú en los años de Symbol (1991).  Poemario, por lo demás, absolutamente transparente si uno navega entre aquellos motes de más voluntad de aura (de pertenencia o de arraigo) que aura propiamente dicha.  Ergo, una soledad mal disimulada se sincopa también junto con todo ese vocabulario y anecdotario que intenta camuflarla.  Ahora, no se trata de una gran soledad, por ejemplo, un Titanic a punto de naufragar ante siniestros farallones; sino de una de, más bien, feria ambulante –con muy escaso  personal– que vela sobre un féretro improvisado unas llamativas armas de fogueo  De aquí los límites y, asimismo, el encanto de este poemario.  Coincidiríamos en esto con la lectura de Chueca o de Yrigoyen, Symbol es el mejor poemario de Santiváñez.  En su producción posterior, aquella carpa de listones de hule infelizmente se acartona, el sujeto poético se toma demasiado en serio y el lenguaje abandona su fresco o espontáneo artificio.  Tal como decíamos en otro lugar: Roger Santiváñez, acaso se arriesga en el lenguaje, disloca la sintaxis, pero no en el diseño de su yo poético: bien pertrechado, auto-persuadido de sí mismo y docente.  Por el contrario, aquél en Symbol se parece al  zambo Ramón (La casa de Cartón), esta vez,  acaserado en Lima y hechizado con la jerga local.  Hubiera  de venir César Vallejo o el mismo Martín Adán a darle una mayor  dosis de sustancia u hondura a esta novecentera propuesta.  P.G.

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Lejos de mí decirles

Menú sin comida

O como aquella anécdota

De cuando mi finado cuñado

Pidió arroz con mariscos

Pero no encontró un solo marisco

Así se llama el plato, señor

Fue lo que le contestaron

Lo mismo que siempre ha respondido

Montalbetti desde perro negro

O desde Mi poema

Aunque persuadido estuviera

Que alguno de sus silogismos raspara 

La verdad (del menú)

Pero nones non no manan carajo

Ni un huesito para nuestro perro

Tan solo un emoji de incredulidad

Sobre lo que dicen sobre el poeta

Y luego otro de absoluta certeza

P.G.

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POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX AL XXI: CIERTO VALLEJO

César Vallejo: 8 poemas geniales analizados e interpretados - Cultura Genial

El presente artículo es relectura y meditación de uno anterior, “Desde otra margen: la última poesía española”, ensayo-crónica publicado en Babab (2003), el cual en su momento levantara roncha. Pero no constituye propiamente su reescritura; sino, con cierta información adicional sobre poemarios posteriores (para nada exhaustiva, lo sentimos), algo así como una puesta en escena mental o cuadro sinóptico del asunto. Una visión un tanto más abstracta de lo que fuera, en la provocación publicada en aquel número de Babab, básicamente nuestro testimonio de lo sucedido, en poesía, cuando vivíamos en Madrid hacia finales de los 80′.  P.G.

https://www.academia.edu/114896022/POES%C3%8DA_ESPA%C3%91OLA_DEL_SIGLO_XX_AL_XXI_CIERTO_VALLEJO

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GENEALOGÍA TRILCE – INKARRÍ (Revisitada)

Antecedentes del conectar Trilce con Inkarrí, aunque de un modo no meramente referencial o parcialmente alusivo en alguno de sus poemas; sino en cuanto aquel mito constituye el principio constructivo fundamental de todo aquel poemario.

https://www.academia.edu/124754761/GENEALOG%C3%8DA_TRILCE_INKARR%C3%8D_Revisitada_

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Dormir o escribir el poema

Por qué Martín Adán vivió en el Larco Herrera? | IMP | FAMILIA | TROME.COM

Sobre el desierto erguida la página

Que aún no escribimos

El sagrado corazón que todavía no hollamos

La poesía o el sueño

No guardan parangón

Constituyen cosas muy distintas

Aunque para el surrealismo

Fueran bebedizo semejante 

O todo es sueño o todo es realidad

El sueño al sueño

La realidad, el ángel

Que guiara al poeta del manicomio

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