TRILCE I/ Nicolás (6 años de edad)

Colegio nacional JULIO ARMAS LOYOLA. Centro Poblado: LAGUNAS.

Actividad de verano, “Lectura y escritura creativas”, por Rosario Bartolini y Pedro Granados.  Niños mayormente de primaria, desde los seis años de edad (Nicolás).  Se les leyó Trilce I un par de veces y se les dijo que, luego de nuestra lectura en voz alta,  ellos podían escribir o dibujar lo que quisieran.

Acaso la “lectura” más sugestiva entre el grupo; abstracta y figurativa a un tiempo.  Y, ante todo, articulada en red.   Donde, mirada la imagen de arriba hacia abajo, podemos distinguir tres segmentos; todos ellos en relación con la lectura dominante del grupo que fue Trilce I en relación con el mar y, en específico, la playa.  De este modo, el segmento superior lo ocupa un ave en pleno vuelo (“salobre alcatraz”) de la cual, asimismo, distinguimos tres partes, de derecha a izquierda: una cabeza –más bien humanizada, por el cabello, y, de modo simultáneo, con antenas de insecto– de ojos abiertos y atentos; y, a través de una trazo corto, conectada al segundo segmento de la imagen.  Una parte media con alas, más bien diminutas, en relación a todo el corpachón; más aquí, también, desde lo que constituiría el “cuello”, una linea que sale a dibujar un sol pequeñito entre cerros o, tomando en cuenta la lectura predominante en el grupo, más bien olas enormes.  Por último, tenemos el abdómen conectado asimismo con estas mismas olas o cerros en tanto “calabrina tesórea”.  Son tres conexiones, entonces, las que llegan desde aquella “ave” a las olas: la cabeza, el sol –por su ubicación en el dibujo– en tanto corazón y, por último, la línea de defecación que sale desde el abdomen.  Obvio, entre ave y sol existe una relación metonímica (todo por parte), aunque aquí inversa.  En simetría de funciones, el sol siendo mayor, frente al ave, resulta el menor o más pequeño; es decir, como pasa exactamente en Trilce I, el “alcatraz” es el mismo sol.  Aunque Nicolás, por su cuenta, halla ideado o añadido a su lectura un escorzo típicamente vanguardista (pensemos, por ejemplo, en 5 metros de poemas); el cual, no es otro, que transformar al ave en un juguete o cometa del sol.  Y, en suma, Nicolás haya invertido también aquello del mito donde el sol es atado a una montaña (Los hermanos Ayar). 

Pero todo lo anterior, sólo respecto al primero y segundo segmento –de arriba hacia abajo– en nuestra imagen.  El segmento final es acaso el más inquietante de esta lectura; coincide con la base del diseño, pero enseguida vemos que lo enmarca por completo.  Todo aquel conjunto, entonces, una cometa de tan lejana que no percibimos su hilo.  P.G.

Puntuación: 5 / Votos: 5

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