Foto de P.G., 2023
Milei se corresponde con la ultra liberal (narcisista) poesía argentina de siempre; la cual no se halla en ninguna parte, salvo en la poesía en inglés. Luego, es natural que en economía se opte por el dólar.
Vallejo sigue poco comprendido. Hacemos risueños lo que podamos (Amalio Pinheiro).
Hay poesía de cámara, poesía de cancha y poesía de blog; se deberían afinar sus paradigmas de lectura.
El problema de la poesía mexicana es su exceso de cortesía (Julio Trujillo); el de la ecuatoriana, su exceso de especería; el problema de la brasileña, que siempre fue poshumana y recién nos damos cuenta.
“El que está bueno soy yo” (Alexis Gómez Rosa)
Un pentagrama, aunque “abstracto”, musical y en simetría. Este último constituye la “escena cerebro” vallejiana (“Notas sobre una nueva estética teatral“), previa a toda ulterior –o propiamente “escena convencional”– en sus crónicas, su poesía, su teatro.
El médico y poeta, Carlos Contramaestre, al cual agradó mucho mi poesía y me sacó de una severa almigdalitis en Madrid, hablaba poco; no parecía venezolano. En cambio, y por su parte, el poeta Igor Barreto que hablaba mucho me curó de belleza. Me alentó, en Providence (Rhode Island), a que vaya “de ganador” a mi primera cita con una princesa iraní. En el camino, me compré un lindo blazer azul que estaba en oferta.
Si el antropocéntrico, Sigmund Freud, instala una teoría del psiquismo humano; el posantropocéntrico, César Vallejo, lo hace del paisaje.
Si Trilce es la alegría, los “muros” de Escalas constituyen la justicia. No se puede entender una sin la otra.
Aquella ventana, en lo alto del calabozo de “Muro Noroeste” (“Cuneiformes”), no se orienta únicamente hacia afuera; sino, sobre todo, hacia dentro. La mirada del Sol sobre los objetos-sujetos que constituyen todos aquellos reclusos.
El problema con la poesía peruana es la secular falta de inversión y abandono de las escuelas públicas.
¡Ninguneen a su abuelita! P.G.
(Hasta la próxima luna llena)

