Lo mismo sucede, exactamente, no sólo con la política explícita; sino también con la poesía o, mejor dicho, con la administración del canon por parte de la institución literaria en boga: universidades, prensa, críticos, organizadores de ferias del libro, etcétera. Canon o lo que la gente debe leer y colaborar en su difusión. Institución no ignorante ni desinformada; sino absolutamente cínica. Tal como el proceder de los de la caricatura, y al modo como lo encarna una excelente película muy reciente (Killers of the Flower Moon, de Martin Scorsese), sobre manejo de mentalidades -y cuerpos- en contextos invadidos y colonizados. Manejo y aceptación o, por lo menos, resignación por parte de colonizados y manipulados. Yo no soy un colonizado, menos un pasivo; mi actitud, cuando en apariencia sólo hablo de mí, es ante todo política y en el campo cultural al que me conecto, la literatura y la poesía. Entonces, ¿lo que hago es denunciar? Nuestra institución literaria peruana y “peruanista” (internacional) merece ante todo la mofa; no llega todavía a ameritar el debate y, por lo tanto, a merecer la denuncia.
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