Archivo por meses: agosto 2023

Mini curso: “Trilce y ¿trilceanas ciudadanías?”

Trilce y ¿trilceanas ciudadanías?/ Pedro Granados, PhD

¿Existe una lectura correcta de Trilce (1922)?

¿Cuál o cuáles son las nociones de las humanidades predominantes allí?

¿A qué tipo de lectores, y futuros ciudadanos, este poemario apelaría?

Referencias (textos del facilitador)

Trilce manifiesto (Lima: VASINFIN/ AME, 2022). ISBN: 978-65-00-53912-7

SIEN EN TRILCE (DOSSIER 1922 – 2022).  VASINFIN/ MAR CON SOROCHE

Trilce/Teatro: guión, personajes y público (Aracaju, Brasil: Editora ABH, 2017). Prêmio Mario González de la Associação Brasileira de Hispanistas (2016).

-Trilce: húmeros para bailar (Lima: VASINFIN, 2014).

-“Ciudad Trilce, ¿y trilceanas ciudadanías?”. Mitologías hoy, Vol 22 (2020) 357-368.

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Riechmann: Poesía y autoayuda

Un García Montero puesto a filosofar, sin que se lo solicitemos, porque íbamos en busca de poesía.  Uno de los signos de la decrepitud, con la cual no tiene que coincidir necesariamente la vejez, son estas sopas que nos ponemos a cocinar porque hemos perdido los dientes, al parecer Riechmann los ha perdido todos, y consideramos que es apetecible al lector nuestro bebedizo, puesto a cocinar por horas como a la antigua.  Una lástima por el tiempo dedicado a esta escritura, acaso se hubiera cuidado mejor el jardín; una lástima por los folios que Tusquest dedicó a esto, la cual,  en los últimos años, de dudosa a pasado a dudosísima editorial; una lástima por el ex-antipoeta, que aquí confirma que nunca fue, el decidor de estos versos de autoayuda. P.G.

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[En el Ecuador hay lugar todavía]

En el Ecuador hay lugar todavía 

Para el toque de anís en las comidas

Y para el saludo de cortesía

En la vía pública

Sin embargo y muy pronto

Ambas cosas serán arrasadas

Por un baño de realidad

Uno no puede andar por ahí así

Indefinidamente

La poesía troca por auto exigencia

La autenticidad de las canciones del campo

No es necesaria ni tampoco es tal

Ni la idea de un “puente” cultural o musical

A JMA le quedó corta la teoría

En vez de “puente” o mediación

El mascarón de proa del montaje

Es lo más genuino desde Trilce

No le alcanzó la teoría pero sí la poesía

Lo legal lo puro lo esencial

Siempre con su guiño travieso

Trilce es el actual canto en quechua o en aymara

Nuestro más íntimo jopará

Un baño de realidad empieza siempre

Con una escrupulosa limpieza de oídos

Así que adiós a los desorejados

A los albaceas de otros que pensaron antes

Por nosotros

Adiós a los amos de llaves

Y funcionarios del sentido común

Los andes se revuelven entre sus cantos

Con un exceso de especería

Y delicados aromas a romero o anís

La poesía es sólo un tablero de sal desnudo y liso

Sobre este liviano marco dejamos nuestra entraña

La audacia y técnica de nuestras rápidas huellas

Un horizonte díscolo donde no caben intermediarios

Y donde se baila sin zapatillas ni tijeras

Ni otras luces cocidas contra nuestra pechera

Más altas o distintas al ocaso

 

© Pedro Granados, 2023

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POESÍA ECUATORIANA: “YA EN EL SIGLO XXI”

Nueva antología de poesías ecuatoriana edita la UDA

POESÍA ECUATORIANA (ANTOLOGÍA ESENCIAL) / Sara Venégas Coveña (Prólogo y selección)

SARA VANÉGAS COVEÑA (1950)

PÁJAROS

los pájaros han vuelto con su brío

inundan el jardín / el viejo patio

desde el balcón

yo los miro aletear bajo mi sombra

aprisionados

SUEÑO II

blanca daga sobre mi pecho oscuro

llegas como de espaldas a algún sueño triste

lames mi sangre entre las rocas

y te precipitas al mar …

ROY SIGüENZA (1958)

YUKIO MISHIMA SE ARREPIENTE DE LA MUERTE

El espíritu del Hagakuré exige «que los hombres tengan una tez de

flor de cerezo, inclusive en la muerte»

No sabía yo que duraría

–apenas– 45 años,

ni que sería así

–vaciada en sangre–

como se iría mi vida;

ni yo ni Masakatsu Morita,

a quien tampoco

Ie advirtieron nada

–tenía 25 años–

cuando el amor que nos unía

nos empujó a practicar Seppuku.

Ahora que los dos llevamos

una tez de flor de cerezo

quién me dirá dónde resplandece

aquella imperativa belleza

TODO EL MAR SE PARECE

(FRAGMENTO)

El agua haciendo que la vida corra,

que vacile al filo de la orilla como un desnudo

trozo de mangle;

que vaya a la playa como una deidad poseída

por el furor del nacimiento:

la semilla de la fruta de sal

El agua anunciante de su certeza

Mañana será lo mismo: el mar es un fósil despierto.

RAÚL VALLEJO (1959)

MIS HERMANOS EN LA MADRE PATRIA

(FRAGMENTO)

Trabajan en todo lo que esos niños pijos jamás harían aunque les

cayera el ajuste del PP, la severidad de la Merkel y la abolición de la

siesta.

Viven amontonados, ahorrando euros, con la sonrisa digna del honrado, Hablan con faltas de ortografía al pronunciar las ces y las zetas

putean con arrogancia cuando exigen sus derechos en los consulados

tocan guitarra y cantan en los condominios para escándalo de sus

vecinos se visten de Zara y han aprendido el arte del cachondeo y la

caña de mediodía.

Los domingos se multiplican en el Retiro y mis hermanos persisten

celebrando la vida, mezclando a Sharon con Julio Jaramillo,

llevando en procesiones a la virgen Churona,

maldiciendo y extrañando y llorando al paisito, imaginario y real; ¡ah!

y una foto de Barcelona Sporting Club, de Guayaquil, en la sala del

piso en Lavapiés.

A veces, alguno de ellos, contempla desde el mínimo balcón de su

piso el atractivo vacío que besa el asfalto húmedo de Otoño

por si llegaran los alguaciles con el apremio de la orden de desahucio.

VICENTE ROBALINO (1960)

SOBRE LA HIERBA EL DÍA

XVIII

Es verdad que mañana

todas las cosas estarán

donde tu memoria las dejó.

Pero si insistes en llamarlas

morirán apenas las nombres.

CRISTOBAL ZAPATA (1968)

PLEIN SOLEIL

En la terraza de un bar dos putas gastan su tiempo libre bebiendo

cerveza. Desatendidas de su presunta clientela, se dedican a olisquear burlonas, los perfumes ajenos, a repasar anécdotas, ahorros

y ganancias. Modosamente vestidas, y austeras de maquillaje, las

delata su cháchara efusiva, y acaso también, sus carteras saturadas de

chatarras estivales.

Ahora, decidida, Ella se aproxima al Escriba. Tal vez, desde el instante en que sus miradas chocaron hacia el mediodía, no ha pensado en

otra cosa que abordarlo -emboscándolo, sitiándolo, elaborando un

recorrido perifrástico-, o quizá, recién acaba de descubrirlo: exhalando, sin ganas, salomónicas columnas de humo; volcado, en ademán

de escritura, sobre una mesita del Plein Soleil.

Cuando la ve arribar, el Escriba finge serenidad. Ella se hace de una

silla y al sentarse deposita el sombrero en el perfecto hueso de su rodilla. Es irreprochable y nítida, como un celentéreo. El pelo abatido

y oscuro, los ojos sagaces, la boca deseante y lustrosa para decir “ya

vine”, con la resolución de la que llega para siempre.

Ella y el Escriba, juntos, abandonan el local. Atrás queda el heroico

afiche de Alain Delon –músculos, yodo y bronce- manipulando el

cedroso volante de un yate…

Es temprano en la noche. Sobre la playa, los veraneantes empiezan

a improvisar brasas alrededor de las cuales habrá convites y bailes.

El mar ha desaparecido, invisible presencia, ahora es sólo una furia

ruidosa, un eterno bullicio de agua.

(Para Ivette Ferretti, Notre Dame des Fleurs)

PEDRO GIL (1970)

LA POZA

(FRAGMENTO)

Yo, Celestino, un dios maldito,

no he cumplido mi sueño de asaltar bancos,

pero he dormido en sus portales

y he asaltado los bancos del Parque De La Madre.

Esta noche habitaré en La Poza,

hotel cero estrellas,

con huéspedes no muy amables,

vista al mar, eso sí.

Vista al mal.

La pipa con polvo y ceniza filma una versión de Nido de ratas.

El niño criminal narra la importancia de llamarse niño criminal,

la importancia de matar y matarse por odio al amor.

LUIS CARLOS MUSSÓ (1970)

EPÍSTOLA A LOS HABITANTES DE LA CIUDAD I

2

una anchísima negrura nos cubre como la tela de un viejo fotógrafo

de parque. beware: en sus tierras encharcadas de sombra,

pavese [lavorare stanca] ya lo sabía y bostezaba, frenético.

así es como mejor se penetra en la jungla de los espejos.

así es como mejor te tragas la utopía de tu país.

así es como mejor la espina se asoma a una hoguera de tatuajes.

así es como mejor se despeña una piara de bandoleros para la nostalgia:

recuerdo una extraña música mientras se llevaba mi rostro consigo

como una perra con su cría entre los dientes como perra

que se hace una sola negrura con la oscurana.

porque mi pecho es crucigrama de neón no resuelto ni por la fiebre

ni por las hebras de fuego fusionadas con el miedo

–estiro las palabras para que alcancen a nombrar nuestra casa–.

ALEYDA QUEVEDO ROJAS (1972)

ARRODILLADA YO

Pongo las manos

al Hermano Gregorio

él es mi intermediario

Centrípeta

llena de mí

riñones

uréter

vejiga

Me entrego a la más honda fe.

SENTIMIENTOS DE LOS DEDOS. Te hueles los dedos. Únicamente los dos sabemos donde estuvieron hundidos antes de llegar

a la casa de Dios. De dónde sacaron ese olor que se esconde obsesivo bajo tus uñas y el sudor natural de las manos. Hueles el aroma

impreciso del sexo. Tus dedos largos estuvieron antes entre el mar

de secreciones y vellos voluptuosos que me niego a rasurar. Penetrante olor metálico, marino, apenas frutal, que reconozco y

que ahora guardas inocente, en tus dedos todos los sentimientos.

Así se deletrea, con el cedazo de los dedos, el fondo de una mujer

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[No hablo portugués tampoco quechua]

A Rodolfo Fuentes

No hablo portugués tampoco quechua

No son necesarios

Como tampoco lo es

Me valiera del español

A mi hermano Germán se lo debo

“me obligó a emplear un lenguaje particular

para comunicarme con él”

Y este lenguaje, ningún otro, es el que manda

Y el que se queda

Y el que nos justifica ante el más allá

Y la naturaleza del más allá

-“Es la única persona que usted ha amado”

Detuvo mi discurso el psicólogo

Que por la década de los 80′

Nos atendiera en la Lima de Sendero

Y de los infames grupetes de poesía

De la época

Arribistas de toda laya

Confundidos hasta la médula

Manipuladores hasta el día de hoy

Tal como la crítica local adepta

A ese régimen

Sin embargo, me acompañaron las muchachas

De algún modo todas ellas burguesas

Aunque en el fondo procurara siempre

A las no burguesas

La cosa es que nos quedaba una tarea pendiente

Un trámite que acaso de modo tangencial

Ya hemos ido sorteando

“El poeta más odiado del Perú”

Soy entre mis paisanos y a mucha honra

De vidas fallidas o no es de lo que se trataba

¿Queda acaso alguna duda?

De lo que de antemano y no tan en el fondo

Siempre se trató

La poesía atraviesa transversalmente las lenguas

Y todos nuestros problemas

Aunque se entretiene ante nuestras humanas alegrías

Y ante nuestra “sombra” que no conocemos

Ni ameritamos lo necesario

Ante nuestras ganas e intentos de decir

Que en tanto encarnados

Son de por sí más que suficiente

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Panchito

A María Eugenia

Un pez jorobado una huaca un markaska

Toma desayuno con nosotros a diario

No es demasiado grande

Un metro con cuarenta centímetros de alto

Y lleva encima unos cincuenta kilos de peso

Párpados dobles alrededor de pequeñas esferas

Lampiño a los sesenta y cuatro años de su edad

-Entonces, Panchito, te llevo a acostar, insiste mi mujer

-No, no, exclama con voz atónita, está allí la gata

Una voz siempre entre la cascada y el eco

Panchito entre otros gatos techeros y domésticos

Y una grey de hermanas ballenas jorobadas

Panchito y el arte de la espera

Contemplar a los fantasmas y a los hombres

Y a los duendes apelotonados sobre el alfeizar

Panchito el invicto en este mundo y en el otro

Una lampada un golpe de remo más bien

Atravesando de cabo a rabo este ya

Tan alargado lago

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Fervor de Trilce (César Vallejo & Jorge Luis Borges) | Pedro Granados

  1. Fervor de Trilce

Se plantea conmemorar Trilce, de César Vallejo, cuyo centenario se cumple en 1922; en vinculación al poemario Fervor de Buenos Aires, cuyo centenario es el año siguiente (1923).  A través de ahondar en un ensayo que ya publicáramos, “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” (Variaciones Borges: revista del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis BorgesNº. 23, 2007, 183-206)1; en el cual levantamos, a modo de hacer visibles planos yuxtapuestos en una curaduría, una serie de correspondencias –la mayoría no explícitas ni obvias– entre las poesías del argentino y el peruano. Homenaje muy significativo, finalmente, para toda la poesía de la región en cuanto no sólo constituiría una efemérides más; sino, ante todo, ventilar un renovado entronque crítico y creativo entre ambas figuras.

El meollo de la propuesta estriba en considerar que tanto Trilce como Fervor de Buenos Aires responden a un mito inscrito en el paisaje o perspectiva post-antropocéntrica.  Ni utopía ni distopía; y sí, post-antropocentrismo.  Luego del predominante y artificioso escenario modernista –los años 20 del siglo pasado– la poesía latinoamericana recuperó el paisaje.  Aunque no de un modo costumbrista, como en principio pareciera, ni romántico (no es fervor por, sino fervor de…); sino, literalmente, fundiendo lo humano en el paisaje.  En otras palabras, considerando la complejidad del paisaje en tanto un soporte más adecuado para lo humano. Entre esto último,  la epifanía, el mito o, no menos, lo que los filósofos del Nuevo Realismo (Meillassoux, Bennet, Gabriel, Ferraris, etc.) advierten como “giro ontológico” y un antropólogo como Eduardo Viveiros de Castro denomina “mediación conceptual” o “multinaturalismo”.

  1. Trilce (1922) y la poesía argentina de 2022

Intentamos poner al día o retomar aquí el estudio sobre las relaciones que, en el contexto de la poesía de los países de nuestra región, han establecido el Perú y la Argentina; en particular, aquéllas que podemos percibir en los años más recientes. Es decir, la poesía argentina culta o letrada, en libro o en plaquette, cuyos representantes, de seguro muy jóvenes, publican desde comienzos de este milenio y próximos al centenario de Trilce. En específico, buscamos entender mejor algunas ideas que sobre la poesía argentina última se han ido esgrimiendo en el mundo académico; como, por ejemplo, aquéllas que defiende Anahí Mallol2:

Al leer la poesía argentina reciente uno queda, en cierto sentido, devastado, porque los textos de la poesía argentina contemporánea son inteligentes y a la vez indigentes (dan cuenta de una mirada que comprende y entiende y no organiza porque no hay nada que organizar, sino sólo dar cuenta de un derrumbe que no es un apocalipsis propiamente dicho; hablan de un final que ha estado aquí desde el inicio mismo, sólo que ahora se acelera por la inacción del que no le encuentra sentido a nada)

Sobre todo porque, desde nuestra perspectiva, Vallejo se erige hoy por, y para toda nuestra región, en un extraordinario mediador cultural y conceptual3 –multinatural (Eduardo Viveiros de Castro)– que quisiéramos cotejar mejor o hilar más fino para el caso de la poesía rioplatense. Ya que no es exacto que Vallejo se refugiara en lo etnográfico (el pasado incaico o precolombino, la piedra, los andes) para intentar paliar o consolarse de la tragedia que constituía la Guerra Civil Española (Georgette de Vallejo y Stephen Hart dixit).  No es la cultura un mero sucedáneo de la política.  Muy por el contrario, Vallejo encontró –en realidad desde Los Heraldos negros y, sobre todo, en Trilce4— y nos acercó la cultura para entender y darle sentido a la política e incluso al desastre; incluso a la muerte propia (Clayton Eshleman).  Es más, como buen amerindio, juntó el orden de la naturaleza al orden de la cultura (en el mito) e incorporó incluso la violencia a su pecho multinatural y a su poesía multidimensional.  Aunque no únicamente de un modo llamémosle emotivo (romántico o surrealista, tipo Pablo Neruda), sino, sobre todo, en tanto mediación conceptual: trasatlántica e intergaláctica.

Pedro Granados, PhD (VASINFIN)

Lima, 20 de mayo, 2020.

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