Trilce, tal como el telescopio James Webb, nos coloca ante el más remoto pasado, el cual es absolutamente tangible y mensurable. Es decir, no es fruto de un deseo romántico ni una invención literaria ni, por ùltimo, tampoco es realmente pasado; sino, por ejemplo entre los amerindios, aquél es nuestro antiguo contemporáneo y está vivo. Todo dependerá desde cuál perspectiva veamos al universo y, tal como vive y además decide, desde qué ángulo el universo a nosotros nos vea. Lo más antiguo de la naturaleza que convive con la presente y se hace nuestra contemporánea. En este sentido, Trilce es tecnología que alcanza y nos pone ante el mismísimo Inkarrí: cuerpo despedazado restituyéndose. La poesía siempre ha sido un tipo particular de tecnología; de aquí aquello de que toda poesía que se estime, en empaque tradicional o de vanguardia, sea necesariamente experimental. Es decir, no es relevante la época en que fue escrita; sino de que aún funcione. Aunque acaso también toda poesía, como cualquier otro artefacto tecnológico, tenga una fecha de caducidad . P.G.
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