[Intervención]
Qué instante no es toda la vida
El tiburón devora lo que devoraba
Como en el mar late la ola
Sangre en largura de camino
Doblado por el peso de su eternidad
Inadvertida
Y en vano huyes del país nativo
Y en vano tornas sarco
Como el chivo
Y en vano evitas
Lo que está en tu mente
Que todo es tu principio atroz
Poeta
(2021)
Madreselvas para Martín Adán
Ahora que somos
sombra y paso,
mirada y desvío,
sermón y pecado.
Ahora que el mudo muda
por enésima vez de expresión
y hecha humo la impasible chimenea.
Ahora que quizá rubricarías
como hace ya algunos años:
“Con viva gratitud
por el envío de
sus bellos poemas”.
Y yo no soltara el mango
de esa sartén
aunque harto quemara;
y fuera de pronto,
siendo apenas un muchacho,
un adulto ya, ya un anciano.
Un muchacho solamente, Martín,
no un poeta. Un muchacho
de la ancha base, Martín,
de sobrio segundo
y de mamá por cocinera.
Ahora que me espera la muerte
tal como a mí. Tal como a ti
no
porque eres la enredadera.
La enredadera sobre la vid
y hasta lo alto del muro.
La enredadera sobre la más imponente higuera.
Tal como a ti no
porque eres la madreselva.
El corazón y la escritura (Lima: BCRP, 1996)
“[Responde Juan Mejía Baca] No quería leer nada ni saber nada del mundo exterior. Después, en Santo Toribio, se repuso notablemente…¿Qué leía?… Sobre todo diarios y revistas como Caretas. Naturalmente El Comercio…Reía mucho con Monos y Monadas. Lo último que leyó fue el poemario de Pedro Granados, Juego de Manos…Le gustó mucho”
El Comercio. Lima, domingo 10 de febrero de 1985.
Por esta declaración de Juan Mejía Baca, dicen que yo maté a Martín Adán.