Ya que, según los más conspicuos entendidos/as locales, de antemano estamos en una época de “poetas menores” o poesía culta menor, habrá que recurrir a la calle o, de una vez, abandonar del todo la poesía culta. Este es el gran problema, por ejemplo, con nuestros “talleres de creación literaria” o “escritura creativa” en lugares como la PUCP o la UNMSM. Llevan desconectado su discurso; si son eróticos, olvidan lo social; si son sociales, olvidan el cuerpo; si quieren ser voluntariamente chistosos, nadie ríe con ello; si quieren parecer, en suma, espontáneos, la agenda teórica y el canon –inventado por sus profesores– irremediablemente los maniata hasta la insulsez . Que una cosa constituye el arte del refrenamiento y otra, muy distinta, la auto represión. En el presente performance, en cambio, va todo integrado: historia personal, social, política, humor, necesario desafío a las normas. Cada uno de estos ingredientes integrado a los demás y formando como una orquesta de cámara. A través del ritmo –antes que esta o aquella puntual ideología, ética, holística, teoría igualitaria– que mana desde la calle. Ritmo para una orejas que hemos taponeado con cera.
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