y las calles de la ciudad
serán llenas de muchachos y muchachas
que jugarán en las calles (Zacarías, 8, 5)
Quiero dar un abrazo
Quiero dar un abrazo a Alfonso, a Carmen, a Celia y Graciela,
a Jose y José Luis, y a Loreto,
a María José y Mireia, las dos Pilares,
a Salus, Tono, y Zara,
uno por uno, en una calle madrileña,
la de la Ruda, esquina Rastro, por ejemplo,
abrazo de Madrid,
ciudad que quiero
porque es vosotros
con cada risa y pensamiento claro,
con cada reflexión, cada silencio,
bajo la tarde golondrina,
los aleros
que no se cansan nunca de sus tejas
y su cielo.
¡Madrid!
donde la muerte
ocurre separada,
te falta de repente el abrazo,
ahí va el mío americano.
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