Yo soy el que se abraza
El que se echa a llorar
A tu cuello
Enloquecido por la piedad.
En esta habitación,
Juntos el pasado
Con el presente.
El iluminado exterior
y los negros sentimientos.
Ser un viejo conocido
No me faltaba más
-Salud, señor.
Alud, mejor
El de estos años
Y el de esta conciencia
Escapada terca
Por la ventana
Como alma que lleva
El pensamiento.
Culpable no soy
Inocente, mucho menos.
Ser un pinche simple y práctico
Pensante. No un tontuelo más.
Garra contra aquel maniquí.
Aullido, dinero
Para comprarme mi salvación.
Porque mi salvación anda por ahí
A la venta.
No soy culpable. Tampoco inocente.
Y aquella imagen
La del caballo martirizado sobre la nieve
También soy yo.
De “Poemas 2009”