[El dorado el numen lo molar]
El dorado el numen lo molar
De la literatura
Constituyó otro de los embustes
De los indígenas
Llegado hasta nosotros
Y re-apropiado y debatido
Por académicos u ociosos
En la forma de periodificaciones
Proto-textos
E intertextualidades
Sin reparar en la mano
Que oculta
En el pez que se transforma
En el anfibio que hemos olvidado
De ser
Y que en realidad somos
Y que fueron aquellos salvajes
Y su genial tomadura de pelo
–de corte de cuero cabelludo
y de fundamentales sesos al rape, más bien–
Y por lo cual boqueamos al cielo
Y elevamos nuestras frustraciones
Al otro mundo
Mientras en éste no nacemos
De cinco huevos
Sino sólo de uno
Y todo el conocimiento posible
Es una puerta remachada de clavos
De la cual incluso
Los amos de llaves han olvidado
O perdido u ocultado o tragado las suyas
La carta de despedida de Miguel Grau
Dirigida a su esposa
O aquello de bañarnos con la india desnuda/ en chorro/
Donde sólo alguna agua nos vea
O los versos de Trilce que son
Las mismas venas de nuestro corazón
Salvan reacomodan enmiendan
Los entreverados naipes
Que encontró Guamán Poma de Ayala
Su inenarrable dolor de pies
Luego todo es vacío y un aparente
Ir más allá de ello
Un más allá sin más allá
Sólo una balsa abandonada y unos monos
Hacinados unos encima de otros
Ningún otro secreto salvo
El mismo espejo que insiste
En mis arcos superciliares
De jabalí
En mis abundantes canas de lechuza
Habrá que hacer esa otra historia
De las literaturas peruanas entonces
Impávidos
Experimentar el poema en nosotros mismos
Pasar el pocillo de licor
Entre todos
Aves reptiles seres sin patas
Y humanos
Habrá que sentir que estamos al frente
Y en la mismísima cubierta
Desnudos solos tirados al vacío
Sostenidos por el aire y algunos sonidos
Pedro Granados, Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos, 2018)