Pedro Granados,“’Tengo un miedo terrible de ser un animal’: Animalidad, mito y polis en la poesía de César Vallejo”. Vallejo 2016. Actas del Congreso Internacional Vallejo Siempre. Lima: Editorial Cátedra Vallejo, 2016. 183-189.
Sumilla
A través del poema de César Vallejo, “Tengo un miedo terrible de ser un animal” (22 Oct. 1937), perteneciente a Poemas humanos, se hace una cala en Los heraldos negros (1918), Trilce (1922) y Escalas melografiadas (1923) del mismo autor; y se comprueban estrechos vínculos estéticos, ideológicos y políticos entre estas cuatro obras vallejianas. Entre aquello que comparten se halla la idea, según la cual, la animalidad y el mito –y en ambos van también las emociones– deberían constituir parte fundamental de toda polis. Y, no menos, ingredientes alternativos a la búsqueda y cultivo de un “conocimiento puro” (Paul Valéry) de raigambre europea. En síntesis, se presenta la obra poética de César Vallejo como un paradigma, asimismo, de cultura y pensamiento latinoamericanos.
Palabras claves: Animalidad y mito, Animalidad y polis, Paul Valéry-César Vallejo.
[Tengo un miedo terrible de ser un animal]
Tengo un miedo terrible de ser un animal
de blanca nieve, que sostuvo padre
y madre, con su sola circulación venosa,
y que, este día espléndido, solar y arzobispal,
día que representa así a la noche, 5
linealmente
elude este animal estar contento, respirar
y transformarse y tener plata.
Sería pena grande
que fuera yo tan hombre hasta ese punto. 10
Un disparate, una premisa ubérrima
a cuyo yugo ocasional sucumbe
el gonce espiritual de mi cintura.
Un disparate… En tanto,
es así, más acá de la cabeza de Dios, 15
en la tabla de Locke, de Bacon, en el lívido pescuezo
de la bestia, en el hocico del alma.
Y, en lógica aromática,
tengo ese miedo práctico, este día
espléndido, lunar, de ser aquél, éste talvez, 20
a cuyo olfato huele a muerto el suelo,
el disparate vivo y el disparate muerto.
¡Oh revolcarse, estar, toser, fajarse,
fajarse la doctrina, la sien, de un hombro al otro,
alejarse, llorar, darlo por ocho 25
o por siete o por seis, por cinco o darlo
por la vida que tiene tres potencias.
22 oct. 1937 (Vallejo 1996: 398)