Una enorme ballena se tragó a mi abuelo
cerca de las playas de chilca en el año 1928.
mi abuelo fue uno de los primeros inmigrantes japoneses venido de Okinawa.
Tenia 23 años.
Muchos lo lloraron según consta en un documento, hallado en casa al lado de miles de sobres negros vacíos.
En 1983 cuando cumplí 23 años, es decir la misma edad de mi abuelo al momento de desaparecer, una ballena gigante fue varada en las costas de paracas.
Viajé unas tres horas para ver a ese enorme animal.
no es difícil encontrar una ballena varada te diré.
Aún respiraba y los curiosos eran pocos.
A eso de las seis de la tarde la ballena convulsionó y de pronto empezó a vomitar peces pequeños, algas y basura.
Mi abuelo asomó asustado por la boca de la ballena.
nos miramos sorprendidos.
él estaba desnudo
le ofrecí mi ropa
él se la puso entre apurado e intrigado
como siguiendo instrucciones secretas
mi abuelo me abrazó y emprendió camino
hacia la carretera.
segundos después
entré en la ballena
totalmente desnudo.
Desde ahí te escribo.
“Mi interés por la poesía empezó incluso mucho antes que la pintura, en el colegio, cuando entró a enseñarnos Pedro Granados. Él me introdujo en el mundo de las palabras y en el de otros exponentes como Martín Adán. Luego, con la juventud, conocí a José Watanabe y más”
Eduardo Tokeshi
Somos, 31 de marzo, p. 31