1.- ¿Conoce o estuvo alguna vez por Bolivia?
1994 lo pasé en Santa Cruz de la Sierra donde enseñé literatura en el colegio San José, cuyo dueño era un conocido psiquiatra-empresario de la misma región. Ese año, de modo simultáneo al trabajo en el aula, colaboraba tanto con El Deber, donde difundí valores que recién empezaban (hoy muy conocidos); como con Presencia Cultural de El Espectador, donde me invitó a publicar el recordado Jesús Urzagasti. También de esa época conozco a Homero Carvalho. Y alguna vez, de paso por Cochabamba, busqué a Luis H. Antezana para hablar de Borges. Luego he vuelto a Bolivia varias veces. Una de éstas acompañando a Andrés Ajens, el de la revista Mar con Soroche, por un recorrido por varias ciudades mientras, por mi parte, presentaba también alguna de mis novelas breves (reunidas en 2013 bajo Prepucio carmesí y otras novelas cortas). Recuerdo que en el “Boca y Sapo” leímos poesía junto a Jessica Freudenthal, Juan Carlos Ramiro Quiroga y Jorge Campero; y que otro día bebimos cerveza con Humberto Quino mientras me mostraba los incunables de su querida biblioteca. Fruto de este periplo escribí “Chairo con alguna notable poesía boliviana última”, ensayo entre halagador, paródico o incluso urticante, según el talante de cada desocupado lector. En fin, mi última visita a Bolivia fue en marzo de este mismo año [marzo 2015] para dar unas conferencias sobre César Vallejo en el Centro Simón Patiño de La Paz.
2.- ¿Qué lo motivó a venir por aquí a enseñar?
Digamos que América Latina es el espacio natural de mi vocación docente. Desde hace ocho años alimento un blog que propicia el ida y vuelta de autores e ideas caribeños, centroamericanos o andinos. Creo en esta patria grande. Yo mismo, de modo ya presencial, he tenido la suerte de enseñar en varios países, por ejemplo, y aparte del Perú, en República Dominicana y Brasil. Es una experiencia extraordinaria; se comparten miradas afines y, asimismo, muy distintas sobre la cultura en general y la literatura en particular. En lo personal, trato de aportar con una perspectiva crítica objetiva, lejos de intereses de grupos o de las presiones propias de la institución literaria de un país en específico; y en primer lugar de las de mi propio país. Flotar e intentar intervenir en este gran espacio geográfico, social y culturalmente tan rico y heterogéneo que es América Latina resulta algo así como las ganas de desayunar para mí.
3.- ¿Cómo surgió la invitación para su llegada?
Yo di el primer paso, hice la propuesta y, siempre por correo electrónico, felizmente recibí una acogida positiva y entusiasta.
4.- Magaly me dice que es un experto en César Vallejo. ¿Por qué le gustó Vallejo y qué es lo que más admira en la obra de Vallejo?
Actualmente presido el “Vallejo Sin Fronteras Instituto” (VASINFIN). Tiene apenas un par de años de creación y tal como reza el encabezado de su página web: “se abre a la difusión del estudio y creación artística en torno a la obra o figura de César Vallejo. Toma distancia de las lecturas tópicas y típicas sobre este autor universal y, más bien, apuesta por lo heterodoxo; aunque con rigor intelectual, espesor persuasivo”. Vallejo es, entre otras cosas, nuestro gran hermafrodita universal; nuestro discreto Inca viviente, actuando en lo oculto y para todos: el mundo entero; y en tanto ubicuo oxímoron, su obra ejemplifica el respecto a la alteridad (seres humanos, fantasmas, animales, plantas, etc.) y, al mismo tiempo, un jugarse por la convivencia y el amor.
5.- Por regla general pensamos que la clave es leer, no importa qué y no importa cómo. Por lo visto en el programa del curso que dará en Bolivia sí importa cómo se lee y lo que se lee. Podría ampliar esto…
Más bien lo que importa es escribir. Ir a la lectura, e incluso alfabetizarse, a través de la escritura. Cuando sabemos fehacientemente que la escritura está en nuestras manos, nos ponemos a leer con más gusto. Y, a partir de aquí, nos vamos volviendo selectivos, vamos creando un gusto, un canon. En fin, la lectura y escritura como un solo movimiento para acompañar la vida. Otra cosa, muy importante, es que se lee con la cabeza baja, en los libros, y también con la cabeza alta o directamente en la realidad. Mi experiencia de casi treinta años como facilitador de talleres de poesía y novela corta, en varias partes del mundo y para un público de lo más diverso, así me lo han enseñado.
6.- De los títulos que presenta en la bibliografía dos me llamaron la atención: “para comer nuevas ficciones” y “Arquitectura del significado”. ¿Qué tal vital es el conocimiento o la lectura de conocimiento para el ser humano y qué de precisión arquitectónica deben tener los textos para transmitir no sólo belleza sino significado y conocimiento?
La teoría, asumo que por ahí va la pregunta, debe servir para aumentar nuestra libertad como personas. Jamás debemos entenderla como un vocabulario restringido a los especialistas o como un saber de élites. Existen maneras de ventilar ideas muy complejas de modo muy sencillo; para empezar, y por ejemplo, debatir nuestras ideas sobre lo que es la literatura. Uno viene ya con una teoría al aula; por lo general anudada a un prejuicio. Es mágico ver cómo la literatura se amplía ante nuestros ojos, se hace aún más cálida o cercana con un poco de teoría; aquello de comer ficciones (literatura post-autónoma) o de acaso poder reemsamblar con la poesía, con Peter Sloterdijk o Bruno Latour, nada menos que el propio tejido social.
7.- Dicen que como escritor usted siempre sorprende y que además es generoso, valiente y lúcido… ¿Cómo se califica Usted?
Comencé a cultivar la poesía a los quince años; hoy tengo sesenta y, como un milagro, y en medio de todas mis limitaciones, todavía la honro. Ella es mi primero y siempre más reciente amor. Por otro lado, y sin darme casi cuenta, también me volví un scholar; tengo un PhD en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Boston. En suma, y como diría el colega Nicanor Parra, soy un “embutido de ángel y bestia”. Tal como están las cosas, en realdad tal como lo estuvieron siempre, ser un escritor y profesor independiente necesita una alta dosis de ingenuidad o de valor.
8.- Hay algún libro en el tintero?
Hubo un poemario que la editorial Auqui, del Cuzco, publicó hace muy poco: Activado. Luego, en el ensayo, voy trabajando un manuscrito titulado “Trilce/Teatro: guión, personajes y público” que, como el lema lo indica, constituye la lectura de Trilce en tanto teatro; y que, eventualmente, daría luego ocasión para poner al mismo en escena.
9.- Poesía o narrativa, ¿qué prefiere como escritor?
Prefiero la escritura, los lectores ya dirán si es narrativa o poesía lo que hago.
Publicado originalmente, aunque ahora republicado porque no existe más el enlace, el mismo 2015, en Los Tiempos de la ciudad de Cochabamba: