César Vallejo sepultó con su obra poética –aunque valiéndose también de sus persuasivas crónicas y ensayos– todos los indigenismos; y sacó adelante un concepto y una práctica que podríamos motejar como Indigenismo-3, pero que preferimos –junto con Édouard Glissant– denominar “opacidad”. Esto en primer lugar. Luego, o en segundo lugar, aunque acaso sea lo más importante aquí, proponer una metodología de lo “opaco” lo más discreta posible y, esperamos, lo más productiva también. Por último, o en tercer lugar, aplicar dicho método en nuestro análisis de algunos hitos de la poesía post-Vallejo: Magdalena Chocano (1957), Vladimir Herrera (1950), Rocío Castro Morgado (1959) y Juan de la Fuente Umetsu (1963), fundamentalmente.
http://revistes.uab.cat/mitologias/article/view/v15-granados