Tinta de Norka Uribe
En una reciente visita que hiciéramos a Bolivia, en específico a Cochabamba, con motivo de ofrecer un seminario-taller para profesores titulado “Modos de leer y practicar literatura en clase” –en el “Centro Simón I. Patiño, Centro de Capacitación”–, nos dimos con la agradable sorpresa de compartir con un espléndido grupo de estudiantes; y, por otro lado y en distinto contexto, coincidir además –encontrarnos o reencontrarnos– con algunos poetas en aquella misma acogedora ciudad. Obvio, nos leímos mutuamente nuestros poemas e intercambiamos algunos libros. Otros poemarios los hallé en librerías. Fruto de todo este intercambio poético son las líneas que siguen; tómelo el lector como un redescubrimiento y homenaje a aquella poesía de gran altura.
parece que vivo
un pájaro
viene
hacia el más desarropado
de mis huesos
De una rosa de la frescura
acaba de nacer
el aire
“Un paso”, El agua más cercana (2008)
Plaza principal de Tarija
Ni siquiera eran hermosos. Ella era muy
gorda y tenía el cabello corto, seco como
la paja, mal teñido. Él tenía un bigotillo
ralo y los pies chicos, llevaba puestos unos
zapatos polvorientos. Estaban amándose,
tomados de la mano ardían en sus miradas.
Las palomas de la plaza concentradas, los
rodeaban; sus pasos breves, de seda, se
diluían en un halo límpido.
El agua más cercana (2008)
Shanti
Hermana, me han dicho
que tus ojos ofrecen toda la dulzura
y que tu andar es un vuelo.
Me han dicho que ya nada te espanta
que tu corazón ha dado flor
que los espejos oscuros
que aquí abajo colgamos
te han perdido para siempre.
Oh estaciones, oh castillos (1999)
Vilma Tapia Anaya (La Paz, 1960). Publica poemarios desde 1992 (Del deseo y la rosa). De las voces más singulares y consolidadas de toda la poesía culta de Bolivia. Feérica. Octavio Paz y Alejandra Pizarnik se hallan entre la carpintería de su tramoya. Pero al Modernismo y a estos dos íntimos poetas del instante, antes citados, debemos añadir la oralidad de su pueblo y el voyeurismo de una realidad andina de la que asimismo se nutre. Pudorosa hasta casi el convento de clausura y del habla; acierta más cuando fizga que cuando elocubra. En este sentido, el suyo constituye un sutil e inquietante y auténtico yo poético virgen aún. En capullo acaso para siempre.
Vosotras
Azotadas banderas
vuestros vientres
Míralas que galopan
arenales:
Yemas sabias
Desnudo, innominable,
En la senda del anagrama
marcho.
Agua en el Agua:
se yerguen vuestros cuerpos:
Isabel Lesbia
El viento de la Utopía
nos hermana
en la opalina lágrima del goce
De los adioses (2012)
Gustavo Soto Santisteban (Cochabamba, 1954), en tanto poeta, ha sabido gozar de la complicidad de la mejor crítica de su país: Eduardo Mitre, Luis H. Antezana, Jesús Urzagasti aplauden sus versos en las contraportadas de sus dos poemarios hasta ahora publicados: De la memoria y el retorno (1988) y De los adioses (2012). El primero de los libros mencionados deconstruye, parsimonioso y desde el ande, la utopía política e internacional de la revolución; el sujeto poético se religa, entonces, a sus ancestros y a su cultura. Mientras, el segundo libro, construye o decodifica una otra utopía sumergida o en el pliegue de la anterior. Ya no son los camaradas o los compañeros, pues, sino más bien las “hermanitas” (al modo de César Vallejo, nuestro gran hermafrodita universal) las que propician este nuevo gesto líquido en el pensar y en el sentimiento. Aunque ya avisorado, De los adioses representa todo un pachacutii en la más bien breve obra poética de Gustavo Soto Santisteban. Rostro de amaru y torso con mamas el suyo: renovado mascarón de proa hacia la utopía.
BESÉ Y TOQUÉ A TODO EL BOXEADOR. UN
HIGO QUE CUELGA SECO. LAS MISIONES
SON SECRETAS. NO SE ENTERA LA RAZÓN.
TODO ES PIEL. NO ES UN CONSUELO.
DEBÍAN DECIR LAS ESCRITURAS: VIVÍ HASTA
QUE TE ARDA EL CULO. Y QUIÉN SABE QUÉ
DEBÍAN DECIR. QUE DIGAN. Y NO DUDÉ.
LLEGARÉ DESTROZADA AL FINAL O NO
LLEGARÉ.
9 (o Yaciente), 2009
AMOR DE METEORITO. CON UN HUECO Y
UN FALO. PAPITUSNI. NO ME DEJES.
AYAYAU. NO TE HAGAS. AQUÍ LA SOLAPA Y
EL VIENTO SE ESTÁN. ESTIRAMOS LOS BRA-
ZOS Y LAS MANOS CAEN COMO CABECITAS
PESADAS. PENSADORES. LOCAS. QUÉ COSA
NO MÁS HARÁN. SUBE POR AHÍ LA VIDA.
HASTA EL PRECIPICIO TE HACE PASAR.
REZANDO PUEDES PASAR. PERO YO PASO
RESPIRANDO. ATATAU, ATATAU, DICIENDO.
ES QUE DESDE AQUÍ ARRIBA ME DUELE
MIRAR. SOBRA LA CAÍDA EN MÍ. POR ESO
AMANEZCO NO CAÍDA. DE PIE, COMO EL
GATO. ASÍ, ATAJADA POR EL VIENTO.
9 (o Yaciente), 2009
Alejandría Carranza (La Paz, 1984). Nos obsequió sus poemarios en Cochabamba, donde vive y trabaja en una escuela como profesora de filosofía. Frescura y curiosidad ilimitadas las suyas; ojalá así sea ad eternum en su poesía. La filosofía como una práctica, un performance, del desacuerdo; pero sofía, no mero desplante o tozudo narcisismo o engreimiento… la de la “poesía” entre las poetas urbanas jóvenes de casi todo el mundo. Aquilato estos versos en tanto sus persuasivas candidez y zozobra. Un auténtico monstruo verde nace, puede estar naciendo en Alejandría. Criatura aquélla tan rara, hoy por hoy, entre el gremio de poetas intercambiables y al descarte de ahora mismo. Que la fuerza la acompañe y la alegría cuide de ella.
OTRO POEMA DE SABINA CACHI
El hermoso canto de los sapos
Alegra mi existencia
Amo la vida con todo su vaivén
Munakuyki qanta munakuyki
Qanta…
En las inmensas llanuras
El viento sopla fuerte
Paja brava y yaretas
Son las estrellas
Aquí estoy para ti
Este olor a puro barro
Mis hojas empañadas de vida
Sabina Cachi (Cochabamba, 1985). La compasión está con ella. Ingrediente que le surge desde lo remoto y lo hondísimo: su propia cultura; en tanto sentimiento y, no menos, incandescente lucidez . Inteligencia hechizada e imprescindible para en nuestros tiempos acertar a convivir. Una verdadera perla irregular entre la constelación de poetas a la moda; sean hombres o mujeres, jóvenes o adultos. Junto con la poesía de Alejandría Carranza, su exacta contemporánea, forman como dos hilos –un tanto de diferente tono– con los cuales se teje y se juega el sentido o la justificación de la poesía entre nosotros y del tiempo por venir. Ahora mismo prepara su primer libro de poemas.