Para Pablo Guevara a quien, en su lecho de enfermo, le pregunté por los poetas y, mirándome fijo, sólo atinó a señalar con su dedo al cielo.
No estamos al alcance ni a la altura de la poesía; pero sí de algunos poemas que nos pueden llevar a ella. Post-autónomos estos, la mayoría; y algunos otros, muy pocos, cultos o del canon. Vamos canjeando las letras por los gestos y las personas. No se trata de volver al Medioevo e incluir la danza y el recitado y las cuerdas para acompañar mejor los textos de autoayuda de ahora mismo; en verso o en prosa. No, se trata de algo más básico, pero infelizmente tan raro como un poema inolvidable; o como algunos versos inolvidables, que es lo usual. Se trata de algún acto de audacia y curiosidad por la vida que no encuadre o se encajone en el marco de la televisión. Ni, tampoco, en el cubo de un salón de clases. Algo para reencontrarse, de arduo ya olvidado, y llorar de alegría. En fin, algo por lo que valga la pena morir… que es vivir en plenitud aquel instante. No sé quién me enseñó a anhelar más y no encontrar. No sé quién me educó para estar equivocado siempre. Pero esto es lo que se mueve y da una pauta de lo que valoro y es la experiencia de la poesía para mí. No se olviden, de alguien que no encuentra y no menos se equivoca… anda como desubicado.
Feliz Navidad y próspero 2015 para todos, sean jóvenes o ya no.
a pie hacia el ya! (como diría Martín Adán)
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