Duchamp: Desnudo bajando la escalera
Soy un excelente profesor
Sin vocación
La dejo en el tintero
Entretenida
En un partido de fútbol
Que no termina
Contante y sonante
En mis sueños
Que no se venden
Al fondo de la risa
De mi madre
Y de la mía
Do meu sorriso
Enseño extraordinariamente
Sin amar lo que enseño
Sin preocuparme en
Preparar la clase
Ni pensar en los ejemplos
Tampoco
En su posible aplicación
En las mejores clases
Soy un árbitro
Espío el partido
Doy un silbo u otro
Y discretamente me voy
Olvidando de lo que dije
Hasta la total amnesia e ignorancia
De lo que dije pero no
De lo que dijeron los alumnos
En clase este árbol
Del que juntos descendemos
Y en lo cual soy el último
Para “Activado”, poemario en preparación.
Excelente. Esta es la idea de un profesor en el siglo XXI, un árbitro. Los estudiantes son los que crean y deciden. La clase la preparan los estudiantes, ellos estan aprendiendo. Generan sus propios apuntes. Defienden y discuten contenidos. Aprender haciendo. Pero el profesor también es un aprendiz. La división Profesor-Alumno se diluye. Todos somos aprendices y compartimos. El profesor no es el último. Es el más importante, el que provoca esto, el aprendizaje.
Edgar, el último en el sentido de que me entretengo entre las copas de los árboles, de donde venimos; es decir, en la ignorancia, en la animalidad, en la poesía. Alguien que no se cree el conocimiento.
Abrazo,
Pedro
LA MAESTRÍA ESTÁ CON UD. y también la rebeldía; ¡bravo por eso!