1. ¿Tienes alguna objeción contra el mar?
Más bien él tiene algunas objeciones para conmigo; por no ser tan libre y constante y decidido como él. Se me hace que lo decepciono. Es tan vasto e inexplicable para un hijo de andinos, como es mi semilla. Ni siquiera poeta urbano me he sentido alguna vez; sino de los muros, biselados, esculpidos o llanos de mi cabecera. De mi cabecera en varias partes del mundo, por cierto. El mar es una dimensión desconocida para mí. No más gozo con su orilla, de lenguas de agua y diminutas piedras y crustáceos, lo más semejante a un muro.
2. ¿En qué partes de la Tierra crees que se podría plantar árboles de poesía?
Árboles de arroz con pato, como decía Vallejo, en los lugares más pobres del Perú.
3. ¿Es la soledad principio o fin de todo lo que existe?
Absolutamente, aunque de lo otro -de la compañía- no halla testigos. Sin embargo, me gusta recordar unos versos de Lucho Hernández que dicen: “Yo soy quien sospecha, solitario en las noches, que alguien lo ama”
4. ¿Qué prefieres ser: buen escritor pero desdichado o uno mediocre o pasable pero feliz?
Soy reacio a estos dualismos. Arbitrario y sincrético en mis juicios, incluso para mí mismo. Pero la fama depende más del receptor; de la Institución Literaria vigente en la época o país de uno en específico, que de tus buenas artes o sinceros deseos. Sin embargo, escribo como si fuera el único y mejor escritor del mundo.
5. ¿Es la locura un ingrediente básico del verdadero genio?
No sé si del genio; en todo caso a menudo, y en especial desde hace algunos años, los locos -o aquellos que se deslizan suavemente hacia ello- son los únicos con los que me llevo bien. Personas que nos brindan una medida de lo humano más allá de la estandarizada por los tres o cuatro psicosociales que somos cada uno de nosotros. Diría que, porque soy de Piscis, puedo entrar y salir de la locura casi a voluntad; mientras haya, eso sí, un mínimo de agua sobre la superficie.
6. Sinceramente, ¿qué piensas de todos aquellos que te rodean y que no escriben o no se dedican a ninguna actividad artística?
Queda el arte constante de sobrevivir, que ya la picaresca consagró como gran literatura. Es decir, valoro incluso de modo estético -creo hasta el extremo- aquel arte diario, automático y corporal, aunque no esté necesariamente escrito. Vengo de una familia pobre y de un barrio popular (guardo esto como un tesoro) y sé de lo que hablo. Por lo tanto, carezco de una mirada elitista o excluyente. Sé reconocer, con el olfato de los de mi barrio, a los hijitos de papá del arte (que tendrán visibilidad hasta que se muera el papá) y a la manipulación populista de la poesía, lo cual creo deplorar incluso más. Sin embargo, claro, mi gusto es mayor estando frente a una alma extraña que ante una sabionda. El medio universitario en el que a veces me muevo –y en el que doy la batalla por la poesía– es un gran colador de lo extraño; no así de lo sabiondo, políticamente correcto, e incluso de lo extravagante. Aquí la pobreza irradiante, tal como dice Lezama de Martí, tiene mucho para enseñarnos.
7. ¿Has dicho la verdad cuando has mentido o mentido cuando hablabas en serio?
Me gusta aquel nivel de flotación de Machado de Assis o de Pérez Galdós, uno no sabe, a leer sus historias, si están hablando en broma o en serio. Corresponde al lector resolver esta aporía.
8. ¿Qué o a quién no soportas?
Sin comentarios.
9. ¿Cuál es tu principal fobia o miedo, cuál tu principal placer o amor?
Olvido la fórmula del cuadrado, tratando imperiosamente de recordarla, en mis pesadillas. También, como nunca aprendí a manejar una bicicleta, me veo acosado por nazis y, muy cerca mío, varias bicicletas tiradas y disponibles… y felizmente aquí termina el mal sueño. Gozo comer y estar con Charo, mi media naranja.
10. Si alguien te dijera que en realidad no le gusta tu trabajo literario, del tipo que sea, aunque muchos digan lo contrario, ¿cómo te sentirías y qué le dirías?
Bueno, yo soy el que escribí, “Los poetas vivos y más vivos del Perú (y también de otras latitudes)”; algo han sentido y me han dicho. Me encanta.
11. ¿Alguna opinión sobre los políticos y la política de tu medio?
Uno constata que se abandona el lenguaje, no por correcto o lo contrario, sino porque simplemente se usa y abusa de él y se le ningunea y se le ignora. Uno escribe poesía para por un rato reencontrarlo.
12. ¿Por qué no has leído todos los libros que reposan en tu biblioteca? ¿Haces poda periódica de ellos?
Recurro más a las bibliotecas de instituciones o la Internet. Los pocos libros de mi biblioteca personal son casi todos de placer.
13. ¿Crees que ya has llegado a escribir el libro que querías?
Creo lo voy consiguiendo en cada poemario, diez hasta el presente; cada uno como una vuelta de tuerca de aquello.
14. De lo anterior, ¿por qué seguir escribiendo si, en su momento, ya se dijo bien lo que se tenía que decir? ¿Por qué seguir usando las palabras?
Por eufonía.
15. ¿Libros de cabecera, de sala, de micro, de metro, de baño?
Atento estoy a intensidades o hallazgos del poeta; si es que esto coincide con todo el poema, bien, aunque es muy raro. Releo ahora “O cão sem plumas” de João Cabral de Melo Neto, varios poemas de William Carlos Williams, poesía de los micros y de la calle también, y de los cuerpos, todos los días. El baño es muy importante, por lo general inicio aquí la lectura de libros o autores que no conozco.
16. ¿Qué sucedería si no existieran las ostras y las uvas Malbec?
Estarían el champagne, la uva italia y los canapés de caviar.
17. Si no fueras humano, ¿qué cosa concreta o abstracta te gustaría ser?
Un río visto desde una íntima loma; como la de la casa de Horacio Quiroga en San Ignacio, Misiones, Argentina.
18. ¿Has amado u odiado más de lo debido?
Siempre.
19. ¿Piensas que el mundo sería distinto si no existiera la poesía?
Más cómodo; pero no sería ya mundo. Si no algo así como una fotocopia de aquél.
20. ¿Qué prefieres: al poeta o su poesía?
Prefiero su poesía. Porque para poetas, me quedo con el gesto de Pablo Guevara cuando -no sé por qué motivo y en su lecho de muerte- tocamos este mismo tema: -Poetas!.. y señaló con su dedo índice hacia el cielo.
21. Los artistas, como ellos así lo creen, sufren y gozan más intensamente que los demás mortales?
En absoluto. Los artistas son los que conocen la técnica para construir el sufrimiento y el gozo; algo de esto se les queda impregnado sobre el mandil, como luego de salir el pintor de su taller. Como dicen por ahí, la sinceridad de un artista es su técnica.
22. ¿Algún problema con el suicidio?
¿Cuál tipo de suicidio?
23. ¿Qué tanto de lo que crees que proyectas en los demás consideras cierto en ti?
El 100%
24. ¿Cuál ha sido tu déjà vu más persistente?
Al menos el más alucinante: Encontrar en una foto de perfil que le hicieran a Antoni Tàpies, hace algo más de veinte años, que era también físicamente muy parecido a él. Pintor de muros.
25. Si hoy a la medianoche fuera el fin del mundo, ¿exactamente qué es lo que harías?
Tengo una imagen ideal del archivo literario, en “La lluvia de fuego” del entrañable Lugones, aunque ignoro si llevaría aquella copita a mis labios.
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