En la quinientos dieciocho
de un hospital de Caldas
mientras leo fragmentos
de Arias Trujillo
espero la vida o la muerte.
Poco pide ya el cuerpo
y apenas celebra la luz.
Sabe que todo fue ensueño
y un inútil arrojo
haber creído en vosotras
quimeras de un siglo
de cartón y de piedra
soberbia y celuloide.
En nosotros no hubo amanecer
ni mañana ni ayer.
Nacimos en lugar equivocado,
crecimos donde no debimos,
palmamos cuando no quisimos.
Esta fue nuestra patria y fortuna:
sangre y destierro.
Amigo y poeta colombiano, contemporáneo de otro grande compatriota suyo que conocí: Raúl Gómez Jattin.