El problema del sol son los helados (L.H.C.)
.Su propósito no es cultivar el talento, sino apuntalar el proceso de socialización. El talento más bien, si sobrevive, por lo común marcha al margen o justo a contracorriente de las agendas educativas.
.Sucede entre personas, incluso por medio de la Internet, no entre tecnologías.
.Tiene que ver con la calidad de vida del docente, antes incluso que la del alumno. Éste jamás va a creerse –los muchachos te miran desde los calcetines rotos hasta el magma tumultuoso del corazón– las historias de alguien que acepta la inmoralidad de un sueldo mísero; la imposición de unos horarios que quitan el alma, que pareciera montados para volvernos gradualmente incluso más ignorantes. Nadie enseña si no medita. Leer, uno de sus caminos, no es informarse para comunicar; es, sobre todo, transformarse para ir ganando algo de autonomía (C. G. Joung). Meditar, bien de primerísima necesidad.
.”Primero el pensamiento, después la razón”, frase del simpático Antenor Orrego; el cual, aunque de edades semejantes, fue mentor de César Vallejo. Mentoría sin la cual este último –junto a todas sus miserias evidentes y sus muy secretos gozos– no hubiera sido capaz de escribir Trilce.
.Reproduce, en tiempo real, nuestra rancia herencia colonial y terca historia republicana. De desprecios, abismos económicos, dictaduras, huachafería y arribismo seculares. Así que paciencia. A menos que de modo oportunista –y esencialmente hipócrita– queramos acabar de un plumazo con todo ello y fundemos el Nuevo Colegio o la Nueva Escuela. Tal desespero y directiva ideológico-política existe tan solo para los directores de esos proyectos. Los demás, alumnos y profesores, se pliegan por fundamentalismo, anuencia ante el poder o por algún tipo de beneficio inmediato.
En ocasión de, aunque de ningún modo únicamente, mi visita al Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú