Podemos mirar siempre sin saber.
Unas veces es un niño que te
Extiende una mano flaca,
Otras veces un escritor peruano
Del que no sospechas nada.
Hombre alto y con canas
Que inquieto siempre está.
Mira hacia la nada
Y casi mudo,
No calla.
Parece no decir nada
Tomando con cuidado su café.
Voltea precavido
Siempre mirando sin ver.
Hombre transparente
Translúcido
Cuya mirada todos pasan,
Sin saber que en ella se esconden
Dolor y gracia.
Ojos llenos de vida y seguridad
Espesos como el café que toma,
Siempre miran sin ver.
Voz que viaja con el aire
Se pierde en la inmensidad del viento.
Palabras que llenan la habitación vacía
Palabras dardos
Palabras frías
Palabras tranquilas
Que se clavan sin permiso
En medio de la mente.
No duelen
Sí duelen.
Lo observo de nuevo,
Siempre mirando sin ver.
Mil gracias para Astrid, en Chiapas, esos hallazgos inesperados de la vida.