La literatura no está puesta en ningún lugar como una esencia, es un efecto. ¿Qué es lo que hace literario a un texto? Cuestión compleja, a la que paradójicamente el escritor es quien menos puede responder. En un sentido, un escritor escribe para saber qué es la literatura (16).
Me interesan mucho los elementos narrativos que hay en la crítica: la crítica como forma de relato; a menudo veo a la crítica como una variante del género policial. El crítico como detective que trata de descifrar un enigma aunque no haya enigma […] En más de un sentido es el investigador y el escritor es el criminal (19-20).
Cuando se ejerce el poder político se está siempre imponiendo una manera de contar la realidad. Pero no hay una historia única y excluyente circulando en la sociedad (61-62).
Me sorprendo cada vez que vuelvo a comprobar que todo se puede escribir, que todo se puede convertir en literatura y en ficción […] Me interesa cada vez más estudiar el lugar de la ficción en la sociedad porque me parece que ése es el contexto mayor de la literatura (163-164)
No se trata de ver la presencia de la realidad en la ficción (realismo), sino de ver la presencia de la ficción en la realidad (utopía). El hombre realista contra el hombre utópico. En el fondo son dos maneras de concebir la eficacia y la verdad […] Contra la resignación del compromiso realista, el anarquismo macedoniano [de Macedonio Fernández] y la ironía […] La novela no expresa a ninguna sociedad sino como negación y contra realidad. La literatura siempre es inactual, dice el otro lugar, a destiempo, la verdadera historia. En el fondo todas las novelas suceden en el futuro (206)
Ricardo Piglia, Crítica y ficción (Buenos Aires: Siglo Veinte/ Universidad Nacional del Litoral, 1990)