Iván Carvajal (San Gabriel, Ecuador, 1948)
El título alude a la antología de poesía ecuatoriana que hace, justo un año, publicara la editorial Alfaguara de España. Dicha antología reunió 49 poetas del siglo XX de dicho país y estuvo al cuidado de Iván Carvajal, conocido poeta-profesor que asimismo firma el prólogo del libro, como de Raúl Pacheco, editor y bibliotecario. Carvajal, aquí, confirma unos hitos poéticos ya canónicos (Medardo Ángel Silva, el José María Eguren norteño; el vallejiano, pero sin duda con voz propia, César Dávila Andrade; y el certero Jorge Enrique Adoum, escritor bien documentado y auténtico científico de sus versos, aunque no menos y acaso permanente secretario de Neruda) hasta otros autores más jóvenes que, según estos antologadores, parecerían apuntar a lo seguro; es decir, poetas que tarde o temprano constituirán parte indiscutible del parnaso nacional. Eso sí, nos llama la atención lo no tan bien presentado que figura aquí, y es probable no sea el único caso, el excelente Alfredo Gangotena (1904-1944) –caso muy similar a nuestro César Moro que escribió gran parte de su poesía en francés–; aunque una traducción es siempre otra versión, en lo personal prefiero al Gangotena de los poemas cortos, tipo “Arco iris”, y no al de los versículos de gran formato que son lo que de él hallamos más en este volumen. Otros dos autores canónicos en esta antología podrían ser el propio Iván Carvajal, de algún modo neo-modernista o en la estela de Medardo Ángel Silva, y uno no menos vallejiano (y no nerudiano, felizmente) como Iván Oñate. Entre los autores mucho más jóvenes, nos ha emocionado comprobar que César Eduardo Carrión (1976) es también verdadero poeta, es decir, no sólo excelente persona; creemos es uno –¿de los varios?– muy atinadamente presentados por Carvajal y Pacheco ya que el último poemario de aquél, Limalla babélica (Quito: Eskeletra, 2009), a contrapelo del tono menor y sutileza de corte sologureneano anteriores, luce ampuloso y en exceso retórico para nuestro gusto. En fin, también nos ha entusiasmado mucho encontrar entre las páginas de esta antología una excelente poeta como María Fernanda Espinosa (1964), cuyos versos –claro, junto a los de algunos otros– justifican la existencia misma de este libro; por ejemplo, PIRÚ: “En el Pirú/ Faltan palabras/ Para nombrar ciertas cosas// La gente dice/ del pecho su atrás/ para nombrar espalda/ o dicen/ del agua su duro/ en lugar de hielo// En el Pirú de mi corazón/ faltan palabras/ para decir te quiero/ del será su ayer”.
La siguiente sumaria e incompleta antología, cuyos textos hemos tomado de la Web, son un esbozo de propuesta de lo que no se incluyó o, acaso, llegó tarde a la compilación de Alfaguara. Obvio, nuestro afán es ante todo lúdico o carnavalesco… en principio no nos mueve, aunque a priori no la excluimos, alguna forma de justicia poética. Esperamos, eso sí, hacer cada vez más larga esta breve lista. Depende de que los propios jóvenes poetas nos hagan llegar en directo sus textos; ya que de otro modo, al carecer de financiación institucional alguna, lo vemos improbable.
LUIS ALBERTO BRAVO (Milagro, 1979)
Cajita de música
Las niñas
juegan con las muñecas,
y por ello sus padres ríen.
Las niñas
les inventan novios a sus muñecas,
y por ello sus padres callan.
Las niñas
quisieran parir muñecas,
y por ello sus padres las abandonan.
CAROLINA PATIÑO (Guayaquil, 1987-2007)
EFECTO NARCISISTA
Estoy enamorada de una mujer…
oro blanco su fortaleza
en un momento no determinado
te hace caer en sus encantos
y te envuelve.
Ella dice lo que piensa
cuando lo dice lo hace sin pensar
en ocasiones
sus palabras se confunden con crueldad
soy el reflejo de todas las cosas
que tienen esa capacitad
la veo y me siento
toco su cara y su piel
le unto caricias y
mi intento de desamarrarla de defectos
hace que la ame más
frente al espejo me repito
gracias por ser ella
gracias por ser yo
MIGUEL ANTONIO CHÁVEZ (Guayaquil, 1979)
;;;;;;;;;;;;;;
existe otro universo
donde borges escribió su cuento guayaquil
pero esta vez sí habló de nosotros
donde trópico de cáncer se quedó
con su título original
canto al ecuador
donde palacio gangotena y hugo mayo
son palacio gangotena y hugo mayo
donde un adoum mozuelo también viaja a chile
a ser secretario del neruda diplomático
y a la pregunta de qué traí en eso tan pesado po güeón
responde “los restos de huasipungo”
;;;;;;;;;;
lamentamos informarle
que su escrito no cumplió
los cánones requeridos
su profana ambigüedad de género
la escasez de noches
necrofilias
lunas
neologismos juntapalabras
calamidad
alcohol
rimas
onomatopeyas dolorosas
desprecio hacia la burguesía
excesos lúdicos que empantanan el santo oficio
los cánones
duros empaques profilácticos
los rompe solo la academia
una dislexia accidental de la imprenta
una inercia del sindicato de educadores
un culeo bien culeado a la periodista de culturales
sino imagínese
un país de genios
reviviendo a sus genios
saboteando peajes
por cafés de arte
escalafones
por cojones
no hay derecho
JORGE OSINAGA (Guayaquil, 1983)
EL PRIMER PLAGIADOR
A Homero se le acusa
de ser el primer plagiador de la Historia
El opio te encegueció viejo amigo
A tu boca no le quedó más
que vomitar las reminiscencias
del humo ajeno
DESMEMORIA
Virgilio: no debes olvidar
que tu Eneas,
los romanos,
sus dioses,
su Imperio
e incluso tu mismísimo ser
son todos unos
pobres
y tristes
hijos de Troya.
Gracias por tu comentario, inteligente y certero. Recibe un fuerte abrazo de tu amigo.