A los poetas del 27
Árbol amarillo,
árbol rojo,
fruto del pino,
en esta marea tan alta, tan alta
sin vaivén
¿por qué somos diferentes?
Mejilla de mi mar, amada,
¿por qué estás tan lejos?
En este mundo intrauterino
donde sabemos que el verano y
el invierno son un juego. Todo está
absolutamente calculado.
Y el sol que no ocultan los naipes de las nubes aquí
son brillantes jugadas de brillantes dados allá
en lo alto de la noche.
En este estado de cosas, muerto Lorca
y también Cernuda y tantos otros
y el prodigioso Guillén
y Pedro Salinas con quien empecé a escribir
y quizá incluso concluya,
¿qué aroma de las flores retener
que se esfuma?, ¿qué agua
que se escapa?
Árbol amarillo,
árbol rojo,
fruto del pino,
¿habremos de volar al mar?
¿habremos nacido como el toro
para el luto?
Inédito. Ithaca (New York), 1989.