«Taller de magia»/ Rafael Soto Vergés (Cádiz, 1936-Madrid, 2004)

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Ahora ya sé por qué
canto a la vida oscura y sus ensalmos,
le arrebato a la muerte este destello:
cosa, idea, que sube hasta mi mente como tórtola
blanca. Esto es la magia
o, acaso, el infeliz descubrimiento
de ese fervor que acerca nuestra mano
a la profunda realidad. Es mayo en los espejos
terrenales, tiempo
de transición oscura hacia el prodigio
de mentida creación. Se hacen las flores como pañuelos
de saludo al hombre
que, en la luz, aun duda de su dicha; admira,
relaciona los términos, se acuna
en la canción del día, sueña, se arroba en lo mudable de
la esfera.

Arca de doble fondo es la conciencia.
En esa caja mágica y oscura
que, polvorienta lágrima, arrincona
tantos fraudes y heridas, no hago trampas:
tan sólo escondo, por pudor, dolores y recuerdos
de muerte, algunos lutos
del corazón que, en sombras, se impacienta.

Abro mi caja al alba, mis sentidos.
Basura matinal torvos murciélagos
podrían ser las luces que destapo con mi oficio de
mago. Mas la suerte
y ese amor con que toco la existencia
me hacen hundir la mano hasta lo hondo
y allá, en lo oscuro, palpo seda fresca, escarcha blanca
hacia la vida, pájaro
de libertad que al ámbito emociona.

Cuesta, cuesta vivir. Y cada día
deambulo del mito al desencanto, en este ritual.
Peregrinaje absurdo
que, a escondidas, lloro sin consuelo.
Así quemo mis artes, me consumo
en mi taller de magia. Sufro agónico, letal para mí
mismo, ante el espejo
de las falaces ilusiones. Sueño, excavo
mi condición mortal: madera, tumba, caja de doble
fondo a donde un día
habré de regresar para sumarme a ese misterio
mágico de sombras.

De Viento oscuro lejano (1987)

Rafael Soto Vergés. Premio Adonais de Poesía a los 19 años con La agorera (1958); extraordinaria persona, poeta, mago y amigo.

Puntuación: 4.00 / Votos: 3

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