“Vallejo tenía plena conciencia de que era, no genial como se dice, sino un genio. Antonio Cisneros y Alfredo Bryce Echenique votarían en contra de lo que acabo de decir, pues, para el Oso hormiguero, Vallejo, además de llorón, fue el precursor de la tecnocumbia, y para el gran plagiario Vallejo era un estúpido. Virtualmente hablando, ¿qué les contestaría Vallejo a uno y otro denostador? Al primero, suave Camay, le diría Me han confundido con mis lágrimas (revelador verso de Vallejo, genio incluso en haberse anticipado a sus futuros detractores), y al segundo, no tan suave Camay, le diría: duda de tu excremento unos segundos” (23)
En: Miguel Pachas Almeyda, Georgette Vallejo al fin de la batalla (Lima: Juan Gutemberg, 2008)
muy bueno y preciso