A propósito de Prepucio carmesí (2000), Un chin de amor (2005) y En tiempo real (2007).
En nuestros días la literatura en lengua española pareciera redefinirse –en el marco general del diálogo entre diversas tradiciones– no sólo en su tendencia al contacto o hibridez de los géneros históricos sino, creemos, también en cuanto a su ósmosis o implementación de la brevedad, fragmentación y dinamismo de la internet. Desde esta última perspectiva, por ejemplo, pareciera que hoy por hoy nuestra auto imagen –tal como lo discutíamos hace unos días con la Dra. Jodi Dean de Smith Collage (Nueva York)– ya no precisa volverse narrativa, en el sentido de ceñirse a la linealidad, y más bien recurre a fragmentos o instantes que son, como se sabe, el lenguaje típico de los blog. Obviamente, podemos relacionar esto último –lo del yo o self image que ya no precisa volverse narrativo– con el cubismo y con el arte de vanguardia en general. De este modo, nuestra propuesta de novela breve –que vamos acuñando aquí con la denominación de nobloga— tiene de cubista (por lo fragmentaria y multi focal) como refleja también la relevancia que una tecnología y modo de comunicación tal como la que hoy en día representan los blog . Tomemos conciencia de ello o no, bajo presión de los mass media estamos constantemente en plan de cotejo y experimentación intercultural –haciendo dialogar nuestra cultura local con otras– y también de experimentación tecnológica: aprendiendo o mejorando, por ejemplo, nuestro desempeño con la internet (correo, chat, blog, etc.). La novela no debe estar ajena a nada de esto.