Ha pasado el tiempo
y sigo escribiendo sobre la mesa de la cocina.
Así, la lluvia sigue cayendo para nosotros.
Así, cuando nos enamoramos
estamos siempre al borde de la muerte.
Y así, la muerte está tiernamente
siempre con nosotros.
Pero, la verdad, de esto no deseo hablar,
sino disponerme de algún modo
sobre la página que toco y huelo,
sobre mi página adolescente,
sobre mi núbil página
que gusta las canciones de amor.
Sobre mi contemplativa página
que es una ventana a otro mundo.
De EL FUEGO QUE NO ES EL SOL (1993)