Vladimir Herrera: Mate de cedrón (1954)

Vladimir Herrera (Lampa – 1950). Tras la publicación de su primer libro de poemas, Mate de cedrón (Lima, 1974), vivió en Lisboa, Roma y París hastya recalar en Barcelona, donde fundo la editorial Auqui, con una imprenta artesanal adjunta. Fue, además, director de las revistas Trafalgar Square y Celos. En 1980, obtuvo una beca del Instituto Nacional de Bellas Artes de México y durante un año trabajó en un taller de poesía junto con Tamara Kamenszain y Alberto Blanco. Es autor de los libros de poesía Mate de cedrón (Lima: 1974), Del verano inculto (Valencia: 1980), Pobre poesía peruana (Barcelona: 1989), Almanaque (Barcelona: 1990), Kiosko de Malaquita (Barcelona: 1993) y la antología Poemas incorregibles (Barcelona: Tusquets editores, 2000). En la actualidad, vive cerca de Urcos (Cuzco).

Granados, Pedro (2017). “Poesía peruana post-Vallejo: de los indigenismos a las opacidades”.  Mitologías hoy, 277-295.

Volumen 15: Poesía latinoamericana desde los años 70: voces interiores y espacios sociales

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Contra la poesía peruana

Escribí siempre por error por equivocación por explosión y remanso y deseo extremado y desconsuelo y pobreza y extrañamiento y gracia y bendición de la misma poesía directamente de ella como si ésta fuera más ubicua que mi madre y que la mirada de mi padre que extraño que extrañaré siempre y el amor de la bella que jamás logré amar salvo cuando ella de mí se enamorara y de estas letras grabadas como a fuego sobre mi propia tonada de mudo y corazón de muerto para todo lo que no sea aquélla y su venida a este mundo como de contrabando como hurtando el tiempo y el espacio frente a todo el conocido aburrimiento o las exactas preguntas que jamás son respuestas a todo aquello mudo como cuando uno se pone a escribir y a mirar sin mirar a lado alguno sin finalidad ni esperanza de respuesta alguna escribir por escribir

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Hacia la traducción de Inkarrí al portugués brasileño

“Hasta justo antes de expirar
Vallejo no pensó en irse a España
Aunque dijo –“Me voy a España”
Quiso, más bien, y con firme decisión
Cogerse a la guapa enfermera argelina
Que lo atendía en la Clínica Arago”

Habría mucho que decir sobre cada trozo del Inkarrí de Pedro Granados, aunque aislados de su necesario conjunto. Aquí tenemos la relación sexualidad y muerte extremada por la actitud cholo-mestiza deseante y transgresora frente al “culo hermoso” de la enfermera y la universalidad del morirse peruanamente en París. Pero ésto no resultaría tan bello si no fuera por los arranques y arrastres coloquiales/orales y vocales en los intersticios de sílaba a sílaba y de fonema a fonema, en construcciones naturalmente paronomásticas. Un menudo ejemplo: Cogerse/argelina/Clínica Arago. De ahí las grandes dificultades de la traducción, puesto que el texto traducido tiene que re-crear Inkarrí según la inevitable composición de relaciones de su ambiente y paisaje cultural – con sus células rítmicas específicas. Para que a Inkarrí le gustara también ser brasilero.  A.P.

Amálio Pinheiro é poeta, tradutor e professor no Pós-graduação em Comunicação e Semiótica da PUCSP. Coordena o Grupo de Pesquisa “Comunicação e Cultura: Barroco, Oralidades e Mestiçagem” (DGP CNPq/Lattes), onde se investigam as relações entre as áreas de literatura, comunicação e cultura na América Latina, ao mesmo tempo em que se experimentam modos de conhecimento não dualistas para o continente. Tem produzido ensaios e traduções comentadas de autores da Espanha, da América Latina e do Caribe. Desenvolve pesquisas sobre as relações entre a memória cultural, as artes e as ciências não clássicas, com ênfase nas conexões e ramificações entre voz, poema, corpo, séries culturais e paisagem urbana, que se desdobram aquém das dicotomias entre sociedade e natureza. Publicou, entre outros, “César Vallejo: o abalo corpográfico”, “César Vallejo a dedo” (tradução), “Aquém da identidade e da oposição. Formas na cultura mestiça”, “Nicolás Guillén: Motivos de son”, “Rafael Alberti: Sobre os anjos” (tradução), “América Latina: barroco, cidade, jornal”, “Tempo Solto” (poemas). (Fonte: Currículo Lattes).

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Inkarrí: Estado de la cuestión

-Hay momentos en tu poemario que parecen parte de una conversación hostil con Altazor.  Intenso lo tuyo y a veces persuasivamente confesional. Me atrapó.

-Mucha gracias, Alicia.  Altazor constituiría la paulatina descorporeización (metafísica occidental); mientras Vallejo, más bien, apostaría precisamente por lo opuesto: la inclusión de todos los cuerpos posibles (metafísica amerindia o multinaturalismo).  ¿No?

Sirva este sumario diálogo, entre una amiga académica y su discípulo, para situar el marco mayor de lo que a la larga propondría Inkarrí (Lima: VASINFIN Ediciones, 2024); es decir, su indagación penúltima porque la postrera pertenece exclusivamente al lector y muy rara vez se hace pública.  Efectivamente, este reciente poemario de Pedro Granados se nos presenta a manera de un atajo, por lo común, frente a fatigosas e impotentes explicaciones, para en dos zancadas encontrarnos cara a cara con lo que constituye una ya porfiada reflexión  trasatlántica sobre el cuerpo; y más bien, desde esta orilla, pasarnos algunas “diapositivas” de lo que se trae entre manos el multinaturalismo: “seres humanos y animales (y objetos) compartimos un alma común, lo que nos diferencia son los cuerpos”.   Amerindios todos.  Lo cual nos hace recordar una anécdota contada por Armando Almánzar Botello respecto a que, en el pueblo de sus abuelos, se sucedían permanentes discusiones sobre si tal o cual era verdaderamente un Almánzar en desmedro de otros que sólo pugnaban por serlo o en apariencia no lo eran; situación que zanjó de una vez por todas el abuelo de Armandito cuando, decididamente encaramado sobre una banca del parque del pueblo, enfatizó: -“Todos ustedes son Almanzar”.  Y punto.

Entre otras lecturas que se vienen sucediendo, publicadas o no, tenemos ésta de un buen amigo, también poeta, que apunta a otros aspectos; aunque no por ello menos pertinentes:

-Querido Pedro, tu “Inkarrí” es una maravilla. Si en nuestro país no existiera tanta envidia, daría mucho que hablar porque se trata de un libro (con una voz distinta) que dice mucho acerca de la poesía, al revés de aquella (peruana y de otras latitudes) que, como bien dices, nada tiene que ver con la poesía y solo ofrece una grandilocuencia que habla demasiado y no dice nada. Sé que me estoy quedando corto en la apreciación de tus poemas y eso se debe a que me resulta difícil poner en palabras lo que he sentido -y sigo sintiendo- al leerlos. No sé cómo decírtelo, pero si pudieras verme en este instante, notarías mi emoción en el brillo de mis ojos, reflejo de lo que pienso y siento. Un gran acierto el cerrar el libro con “Desaparecer un cuerpo”, tremendo arte poética que echa luz sobre el resto de los poemas.

Hasta, aunque es posible se continúen multiplicando, otras reseñas ya publicadas y no menos agudas ni generosas (Carlos Quenaya, Roberto Zariquiey, Milton Manayay). Inkarrí, que cierra con broche de sol una saga constituida por los últimos poemarios de Pedro Granados: Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos, 2018), edición bilingüe español/portugués, con versiones de Amálio Pinheiro; La mirada (Buenos Aires: Buenos Aires Poetry, 2020); y la antología, Amerindios/Amerindians (New York: Artepoetica Press, 2020), con poemas traducidos al inglés por Leslie Bary, Sasha Reiter e Isaac Goldemberg.

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The Look of Love

Interpretado por Dusty Springfield

Nos recuerda nuestra propia belleza

Y por cierto el de nuestras compañeras

Aquellas nítidas princesas de cuento

Pero la música de pronto ha madurado

No únicamente la canción

Letras a una melodía adosadas

Sino la manera cómo se derrumba

Todo aquel empedrado barranco

Su ruido de capas sucesivas y yuxtapuestas

Primero la niñez luego el amor

Toda expectativa

El aire propio y de nadie

Ningún destello de sol entre cuerpos posibles

Ni llegadas ni despedidas

Sino sólo este encierro de la voz

Este grito imposible

Pliegue de más pliegue de menos

Este surco del amor abriéndonos

El cuerpo del alma

Aire que todavía llega hasta aquí

Este desmoronamiento que somos

Que es cada uno

Antes de aparecer las piedras entre el fango

Curiosas alegres

Tal como liberadas

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El Mecanoscrito Lorenzelli

Vallejo-Eielson: “Pero he venido de Trujillo a Roma”

Reseña de Cuando el amarillo mes de abril. Mecanoscrito Lorenzelli (Lima: PUCP Sistema de Bibliotecas, 2024). Carlos Castro Sajami, Kathia Hanza, Mariana Rodríguez Barreno (editores). Poemas mecanografiados (1956-1957) por Jorge Eduardo Eielson; corpus del libro Habitación en Roma, publicado en 1976, aunque con variaciones. Se enfoca la muy estrecha relación entre la poesía de Eielson y la de César Vallejo, sobre todo en que ambas constituyen una semejante propuesta amerindia. Una “instalación sobre Vallejo”, efectivamente, esto constituye la intervención de Eielson palpable en el Mecanoscrito Lorenzelli.  Paralelas habitaciones amerindias en el Amor (Roma).

El más vallejiano de los poetas post vallejianos lo constituye, sin duda, Jorge Eduardo Eielson; en lo fundamental, por la perspectiva simétrica o multinaturalista (Viveiros de Castro) de sus propuestas y por el apego compartido de ambos hacia un determinado territorio o paisaje –la costa del Perú[1]— y el intento o la posibilidad de donar, más bien hacer proliferar, este mismo espacio local –individual-colectivo– y su talante post antropocéntrico en el mundo entero.  Desde “Nostalgias imperiales” (Los heraldos negros), donde al canónico “Yo no sé” se le contrapone el simultáneo y enfático “[Yo soy] Un fermento de Sol” (“Huaco”) (Paz Varías); pasando por Trilce en tanto y en cuanto encarnación textual de Inkarrí (Granados 2014); hasta el legado amerindio –formas y niveles de conocimiento contenidos en los muros de Chan Chan– que encontramos en los relatos de “Cuneiformes” (Escalas)[2].  Paisaje multinaturalista, en suma, aunque también poemas que en su cotejo editorial han corrido diversa suerte; unos se han publicado en vida del autor y, otros, no.  En este sentido, y en el paralelo o la continuidad Vallejo-Eielson que aquí trazamos[3], el poemario Habitación en Roma –en su versión de El mecanoscrito Lorenzelli (1956-1957) — constituiría, a su modo, aquellos “poemas póstumos” que en vida, con excepción de España, aparta de mí este cáliz, no se animó a llevar a la imprenta César Vallejo: “La condición inédita de su poesía europea es uno de los grandes misterios de la poesía moderna en esta lengua. ¿Por qué Vallejo no ordenó y publicó esa obra fundamental? (Julio Ortega 2014). La poesía de Eielson, más bien, se alimentaría de aquel discreto pudor vallejiano; es decir, no lo amilanaría la gravitación de la diglosia “Paris/ París” que percibiera Enrique Ballón en los poemas póstumos del autor de Trilce (Granados 2015), y de la cual –antes que nadie– sería consciente el propio César Vallejo[4].  Pudor vallejiano que, paradójicamente, liberara a Eielson del gabinete de escribir textos impecables y ultra canónicos: “entre 1954 y 1958 se concentra casi exclusivamente en la actividad literaria. Son los años en que produce los poemarios dedicados a la ciudad de Roma, así como su poesía más experimental” (Centro Estudi Jorge Eielson 12).  Es decir, Vallejo rescataría a Eielson del fetiche de la letra y lo instalaría definitivamente en la respiración.  Por lo tanto, ahora lo más importante sería la modulación de los sentimientos en la glotis del poema; antes que el modo en que resuenan los sonidos en la zona ulterior de la cavidad bucal; y, junto a esto, asimismo menos importante sería respetar el decoro de la norma:  Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito Lorenzelli[5]  se halla plagado de erratas.  “Incorrección” que, asimismo, constituye un síntoma del abandono de la dictadura de la literatura por parte Eielson; lo cual lo llevaría a experimentar de modo paralelo y simultáneo con otras artes o en “nudo” con distintas y diversas plataformas.

Por su parte, aquello de “Pero he venido de Trujillo a Roma” remite, obviamente, a los versos 10-11 de Trilce XIV: “Pero he venido de Trujillo a Lima./ Pero gano un sueldo de cinco soles”[6], a manera de identificar un punto álgido en el cual convergen y se continúan las poéticas de ambos autores.  Poetas de la ganancia suma en medio del menoscabo o la carencia, “cinco soles” de protección extra para los dos poetas.  Sin embargo, al final, en Vallejo y en Eielson, no se trataría únicamente del testimonio de la fidelidad del sol y del consecuente empoderamiento del sujeto poético en el desplazamiento de un lugar a otro (Trujillo a Lima o Lima a Roma); sino, más didácticamente en Eielson, de la esencialización de un lugar –“elementarismo” (Rebaza Soraluz 42)– vía la reducción a lo más simple e imprescindible; en este caso, Habitación en Roma en tanto sinónimo de “Habitación en Amor”.  En consecuencia, no se trata, tampoco en Vallejo, de ningún chauvinismo de color local, cultural o étnico; aunque, frente a su decepción ante aquella mitificada “ciudad sagrada”, el autor de Noche oscura del cuerpo, considere, de modo muy significativo:

un movimiento de reencuentro con los orígenes del Perú[7], que describe como una “salvaje” y “secreta civilización, más perfecta que la europea” y que “asombrará el espíritu y la inteligencia secular de Occidente (Rebaza Soraluz 2024: 39)

“Instalación sobre Vallejo”, efectivamente, constituye la intervención de Eielson palpable en el Mecanoscrito Lorenzelli.  Paralelas habitaciones amerindias, en el Amor.

Referencias

Centro Estudi Jorge Eielson (2024).  “Noticias biográficas. Jorge Eduardo Eielson”.       Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito Lorenzelli.  Lima: PUCP. 11-          13.

Eielson, J. E., Urco-Núñez, J., & Cisneros Cox, A. (1988). “Jorge Eduardo Eielson: el    creador como transgresor”. Lienzo, (008), 189-205.

https://revistas.ulima.edu.pe/index.php/lienzo/article/view/3963

Granados, Pedro (2015). “Diglosia poética: Vallejo/Verlaine”. Lexis, Vol. XXXIX (1)    133-160.

Granados, Pedo (2014). Trilce: Húmeros para bailar.  Lima: VASINFIN.

Ganados, Pedro (2004).  Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo.  Lima: PUCP.

Niebylski, Dianna (2002). “Releyendo Poemas humanos: Desposesión y lenguaje en      el exilio”. HPR/ 1. 1-15.

Ortega, Julio (2014).  La escritura del devenir. Madrid: Taurus.

Paz Varías, Miguel (1989). Vallejo: Formas ancestrales en su poesía.  Lima: Marimba.

Rebaza Soraluz, L. (2024). “Una celda en Roma: Eielson y la austeridad de un asceta     seglar en la ciudad sagrada”. Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito          Lorenzelli.  Lima: PUCP. 37-47.

Rebaza Soraluz, L. (2014). “El paisaje infinito de la costa del Perú: Jorge E. Eielson”.    Vallejo & Co., dic. 29.

https://www.vallejoandcompany.com/el-paisaje-infinito-de-la-costa-del-peru-jorge-e-eielson-por-luis-rebaza-s/

Tarazona, E., Eielson, J. y Acha, Juan (2004). La poética visual de jorge eielson.             Lima:   Drama Ediciones.

Zegarra, Luis F. (2011). “Línea de pobreza y salarios, 1913-1925. Una primera    aproximación”. Economía Vol. XXXIV, N° 67, enero-junio 2011. 39-56.

Viveiros de Castro, E. (2010). Metafísicas caníbales.  Líneas de antropologia      postestructural.  Stella Mastrangelo (ed.).  Madrid: Katk Editores.

© Pedro Granados, PhD -VALLEJO SIN FRONTERAS INSTITUTO-

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Corazó deslenguado/ Cristino Bogado

 «las grandes felicidades tienden                  

a alojarse más en el corazón que en la lengua»

 Henry Fielding

 

Che rembo nde revire

opyryrỹi trompo alazanicha

 

Che py’apy nderako

roporo’úvove okakuaa

chikleicha háimete che mokõ

 

Mba’e porã peteĩ nonsense/absurdidad pura

ñande mano ndo pytu’uiri

ka’a paye oñepyrũ hyakuã

omanomea’e

ipirurire

 

Oikovejevy gallo sapukái

petaka Jameson napepe Mitchum bolsíllope

 

Tape nde reikuaaiva mo’oguipa ouva

ha na nde guerahamo’ãi movove

poesía oje’e chupe

 

Poesía héra pe tape henyhe kuña kuéragui

tape hesaráiva ijehegui

 

Achy chéve che corazó

poesíagui

 

Ambovayva poesía kuarahyre

omaña hagua

 

Papiro de Oxyrhincope osẽ

che yiyi del futuro no sosocialista

 

Oje mbova mba’evepe

ombyaípaiterire oĩmiva yvyári

 

Corazó deslenguado

kũ ndaipy’áiva

descorazonada lang

corazón exiliado de su lengua

py’a guasuko ku kirirĩ

 

El cucu oñenguatu hakokuápe

las cumbias del tiempo ñe’ẽ

 

Aña lomo ári oho mísape

el Poeta ko’ẽmbapotajave

 

Peteĩ poema invizible

jahechaỹva

 

Moñái kuára oĩ

ha ñe’ẽ yvoty kuára avei

 

Poeta oúramo oguevi jey

pe ikirirĩgui

tujairoma

otopata peteĩ mitãipe

oguahu hina hi’añomi

 

Kaguy porã oĩ

oiko

hete teepe

 

Poeta ndo guerekói araka’eve

mba’eve ome’ẽ hag̃ua de don/regalo/presente

upévare opyta chupe opurahéiminte…

 

Ysyry ombokunu’u

nde oporohayhúvape

ha mbói la póra kuéra  tembiguái

 

Ndaipóri mba’e kuaa

jaikomínte umi kérape osẽvaekue  ñandéve

 

Guahu porahéi ñe’ẽ yvoty mbarakapu

 

Ha’ete ndéve jeguaka/mba’e porã apo

guau guahu

peteĩ ñande año peguarãnte

ndaha’éi maymáva peguarã

ko akãngueko hina ha’e

Helena de Troya

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Inkarrí/ Roberto Zariquiey

Nada de lo que se escribe por aquí

O por allá

Tiene en absoluto que ver con la poesía

Únicamente con nosotros

Los necesitados y humillados

Los damnificados de siempre

Los dolientes y comprometidos

Pedro Granados nos presenta Inkarrí, su más reciente poemario, el más reciente de una larga lista que lo consolida como uno de los poetas más singulares de la literatura peruana contemporanea. A diferencia de lo que se escribe por aquí o por allá, inkarrí es poesía y tiene que ver con la poesía, con Vallejo sobretodo, pero también con Dante, Martín Adán, Chagall, Cernuda y Lorca. Y con lorca…

Relees a Lorca y te percatas

Que es el dueño de las olas

Y Vallejo, del horizonte

Pero ni modo

Pero ni miedo

Un haz de luz y sombra te busca

Y te alcanza

Pero Inkarrí tiene que ver sobre todo con Vallejo, a quien Pedro conoce como se conoce a un hermano con el que compartíamos un camarote en la distante habitación de la niñez. Lo conoce desde la revelación poética pero también desde el estudio profundo de su obra. Lo conoce como un médico, como un terapeuta, como un amigo. Por ello, en Inkarrí lo imagina, como en una epifanía, dejándose seducir por la belleza de una enfermera argelina, que es España, que es su madre, que es él mismo, que es Pedro Granados y que somos todos hoy aquí.

Por eso Inkarrí no solamente tiene que ver con la poesía, sino con todo lo demás. Pedro ya escribió Lo penultimo y ya hizo un poemario Desde el más allá (este último, de hecho, es un poemario que yo edité en un fallido sueño de una editorial de poesía llamada Corza frágil). Inkarrí, como el inca mítico, es entonces una nueva resurrección. Una muerte después de una muerte que le sigue a otras, pero que ni todas juntas son más fuertes ni resonantes que la poesía de Pedro, que nos vuelve a la vida y nos regresa a la poesía, sin hablarnos de la poesía, sino de nosotros, de nosotras, en toda nuestra diversidad, diferencia, complejidad y similitud.

Somos lo mismo, al fin y al cabo, por eso el yo poético de Inkarrí tiene a veces un pene de perlas y a veces tiene senos y vagina. Por eso, nos habla desde el milagro de lo que significa ser hombre, ser niño, ser niña, ser mujer o ser humano, simplemente. Ser tierno y ser chúcaro, ser romántico y ser soez, ser enfático, casi epifánico, en un verso que quiere explicar el universo, para dudar profundamente en el verso siguiente, para “poner el parche” a la metáfora más convincente. “La gema oculta que apretara el Dante / Para guiarse entre tan espesa bruma, la tibia piel del macaco, los cangrejos colorados, un murciélago que es una mariposa” son todos al fin y al cabo maneras de nombrar el mismo hecho poético y mundano. Eso es lo que siempre, desde que era un muchacho, me sedujo de la poesía de Pedro, de su forma de ver la poesía. Por ello, perseguía su amistad desde que tenía 16 años y, por eso, a pesar de la lingüística y la gramática que capturaron mis esfuerzos, Pedro sigue siendo un puente con uno mismo, con lo que se quiso ser y no se pudo, con el que prometía pero no cumplió, con eso, como todo eso, pero también con el vértigo que hasta el día de hoy me produce un verso logrado, como muchos de los que Pedro nos regala en Inkarrí. Inkarrí, al ser un libro tan polivocal y tan acerca de todo, incluso acerca de la poesía, es también un libro sobre el autor, al que el yo poético, por momentos, se parece tanto, como un guiño a los que lo conocemos fuera del libro. En uno de esos pasajes dice:

Pero qué habré hecho yo

Para amar sin puertas y sin ventanas

Al papelito sobre el cual continúo escribiendo

Tal como aquella muchacha de provincias

Que se vino a vivir

No a un Chagall

Sino a estos muros de granito

A un corazón que prefería bailar solo

A una gracia una entrega una belleza

Sigue amando sin puertas y sin ventanas a ese papelito, Pedro, escribe desde el más allá las veces que quieras y resucita siempre como el Inkarrí, que algún día vendrá a liberarnos de todo aquello que nos destruye como país, como sociedad, como humanos, aunque eso que nos destruya seamos a veces nosotros mismos.

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Inkarrí en Lambayeque

Acto de presentación de «Inkarrí» (Lima, Ediciones VASINFIN, 2024), poemario de Pedro Granados (Vallejo Sin Fronteras Instituto). Lectura de comentarios: Amálio Pinheiro (PUC-SP); Carlos Quenaya (UPCH); Leonel Zuloeta (UNPRG); Zosimo Ventura (UNPRG); Milton Manayay (UNPRG).

Viernes 28 de junio de 2024
Auditorio de la Facultad de Agronomía
Ciudad Universitaria de Lambayeque
11.00 a. m.

Actividad organizada por el Círculo de Estudios “Luis Hernán Ramírez”, 27 años [Creado el 15 de octubre de 1997]. El Círculo agradece a las profesoras Nelly Gutiérrez, Julia Liza y Nora Ugaz; a sus exintegrantes Tomás Serquén y Karin Aguayo; al señor Rolando Santisteban.

Créditos: Giancarlo Montoya y Tatiana Flores (Oficina de Imagen Institucional FACHSE).

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