Archivo de la categoría: Ensayo
08/11/25: HACIA UN RETRATO NO VERISTA DEL INCA
Luis Eduardo Wuffarden
Resumen
Una de las conclusiones de la charla que ofreciera hace poco Luis Eduardo Wuffarden, sobre Recuerdos de la Monarquía Peruana o bosquejo de la historia de los incas (París, 1850), fue la siguiente: “Constituye, respecto a los incas, el paso de una iconografía política a una de consumo masivo, de corte romántico”. Es decir, cuando Sahuaraura ilustra a los Incas en 1850 siguiendo la tradición colonial (que ya había adoptado la fisonomía occidental), él y el público están abandonando la noción inca prehispánica de un “retrato” basado en el símbolo atemporal para abrazar el concepto occidental de un “retrato” basado en la apariencia individual. El hallazgo de Wuffarden es que esta adopción republicana de la imagen fisonómica y el estilo “romántico” hizo la figura del Inca accesible y emocionante para el consumo masivo, aunque a costa de simplificar la compleja cosmología y simbología prehispánicas. Por nuestra parte, creemos que la recuperación de este manuscrito brinda la pauta para varios trabajos “literarios” e iconográficos pendientes, por ejemplo, y aunque de épocas muy distintas, su relación con la serie inca de la “carta” de Guamán Poma de Ayala, Nueva Corónica y Buen Gobierno (1615). Y, principalmente, siendo ambas iconografías veristas o figurativas (al modo occidental) qué tanto nos quedan otras fuentes para imaginar aquel “retrato” que, entre los incas, era abstracto o, por lo menos, no verista; ¿entre estas fuentes tendríamos la poesía? ¿A qué tipo de “retrato” arribaríamos? En otras palabras: ¿cómo imaginar el retrato inca que no era verista (como los de Guamán Poma o Sahuaraura)?
ICONOGRAFÍA INCA: DEL RETRATO POLÍTICO A LA MASIFICACIÓN ROMÁNTICA
El comentario de Luis Eduardo Wuffarden subraya un punto crucial sobre el manuscrito de Justo Apu Sahuaraura, “Recuerdos de la Monarquía Peruana o bosquejo de la historia de los incas” (1850): su iconografía de los Incas marca el “paso de una iconografía política a una de consumo masivo, de corte romántico”. Esta transición es fundamental para entender la evolución de la imagen incaica en el Perú republicano.
RELACIÓN CON GUAMÁN POMA DE AYALA
La posibilidad de relacionar la iconografía de Sahuaraura (siglo XIX) con la de Felipe Guamán Poma de Ayala en su “Nueva corónica y buen gobierno” (c. 1615) es pertinente, aunque sean de épocas muy distintas.
- Similitudes (El ‘Verismo’ Occidental):Ambas obras, aunque separadas por más de dos siglos y contextos sociopolíticos diferentes (Virreinato tardío/República temprana), emplean un modo de representación figurativo o ‘verista’ (al modo occidental) para retratar a los Incas, sus costumbres y la historia. Aunque los dibujos de Guamán Poma tienen un estilo más naif y didáctico, y las acuarelas de Sahuaraura (derivadas de series genealógicas virreinales) son más académicas, ambas buscan dar una imagen visual concreta de los Incas.
- Diferencias y Desplazamiento:Las ilustraciones de Guamán Poma cumplían una función de denuncia política y moral dirigida al Rey de España, buscando una reforma del gobierno colonial. Las acuarelas de Sahuaraura, en cambio, operan en un contexto donde la nobleza indígena ya ha perdido sus privilegios coloniales y el autor busca reivindicar su linaje y la memoria incaica ante la naciente República, alimentando un imaginario romántico y un interés patrimonial. Sahuaraura toma la iconografía genealógica virreinal y la adapta a un contexto post-independencia, facilitando su adopción como imagen histórica y “romántica” de los Incas para un público más amplio.
EL “RETRATO” INCA ABSTRACTO Y LA POESÍA
La pregunta sobre qué fuentes, aparte de las iconografías figurativas coloniales y republicanas, nos quedan para imaginar el “retrato” inca abstracto o no verista implicaría que el arte inca prehispánico, a diferencia del occidental, no se enfocó en el retrato individual y fisonómico del soberano. La identidad y el poder del Inca no se representaban mediante rasgos faciales únicos, sino a través de símbolos, atributos y el contexto ritual y ceremonial.
- Iconografía No Verista Prehispánica
El “retrato” inca se manifestaba de manera simbólica y abstracta a través de:
- Textiles (Qompi):Los patrones geométricos y abstractos, especialmente en los tocapus y los diseños del unku (túnica), codificaban estatus, linaje, y logros.
- Cerámica (Keros):Vasos ceremoniales de madera decorados con figuras geométricas o escenas rituales, donde la figura del Inca era a menudo estilizada y distinguida por sus vestimentas y el entorno.
- Símbolos de Poder:La Mascapaicha (borla real), el Topayauri (cetro), el Llauto (tocado), y los adornos de oro y plumas eran los verdaderos “retratos” de la autoridad.
- El Papel de la Poesía (Haráwiykus y Ayllis):la poesía (o, de forma más general, la tradición oral recopilada por cronistas) es una fuente esencial para este “retrato” abstracto. Los cantos, himnos y relatos (como los ayllis y haráwiykus) no solo narraban hazañas, sino que también construían una imagen idealizada, metafórica y mítica del Inca en tanto:
- Hijo del Sol (Inti): Un ser divino que emana luz y orden.
- Gobernante Perfecto:Simbolizado por la armonía con la naturaleza, la prosperidad del Tawantinsuyu, y la justicia.
- Héroe Civilizador:Cuyo retrato es la descripción de sus atributos, su vestimenta, su entorno ritual, y el impacto de su gobierno en la tierra y la gente, más que su semblante físico.
¿A QUÉ TIPO DE “RETRATO” ARRIBARÍAMOS?
A partir de estas fuentes no veristas (textiles, símbolos, poesía), arribaríamos a un “Retrato Simbólico del Inca” el cual sería:
- Idealizado y Mítico:Un retrato que enfatiza su naturaleza divina (solar o terrestre) y su rol como eje cósmico y social.
- Ritual y Atributivo:Definido por los objetos de poder (Mascapaicha, unku, cetro) que lleva y las acciones rituales que realiza, que lo conectan con el pasado ancestral y el futuro.
- Colectivo y Genealógico:Su imagen estaría intrínsecamente ligada a su panaca (linaje) y a la representación del Tawantinsuyu (el orden imperial), trascendiendo la individualidad.
Conclusión
El “retrato” inca prehispánico es un concepto de poder encarnado en símbolos y narrativa, no una representación mimética de un individuo. P.G. + IA
06/11/25: POEMA A LA MUERTE DE ANTONIO CISNEROS
Poetas César Calvo y Antonio Cisneros
POESÍA DE LIMA. Manifiesto
Teñido Cisneros de su buen morir
Las orillas de Lima como las orillas de un
lago hechizado
El cuerno de nácar en los espejos vivientes
de azúcar
La pesadilla infrarrealista de la hora
geronte y la niebla
La noche larga que huía de nuestra mesa
como un poeta joven
Casi con furia le dijo Antonio que se fuera
Y luego seguimos bebiendo hasta no más
La mañana teñida de alcoholes Habiendo
Llegado a esa edad en que los jóvenes te
Irritan
Cisneros y Auden junto con Brózovich en
esa esquina
Mejor que la poesía fantasma y asonante
junta y rediviva.
La poesía de Lima no es el hangar de una
máquina perfecta
La noche sólo es la caparazón de una
tortuga ecuestre
Los celos de César Moro la voz de César
Calvo lían todavía la primavera de Lima
Deletrean la derrota de Teillier, los últimos
y amados días de Cisneros.
Cusco. Noviembre 2012
Vladimir Herrera
16/10/25: POÉTICAS DA INSOLÊNCIA
25/09/25: Francisco Muñoz Soler: “Mientras haya personas habrá poesía”/ Pedro Granados
En una reseña que hiciéramos a Nostalgia de una patria imposible: estudios sobre la obra de Luis Cernuda; actas del Congreso Luis Cernuda en su centenario (1902-2002), establecíamos un sumario paralelo entre la fanopea de Jorge Guillén (Cántico) y la logopea del autor de La realidad y el deseo. De esta manera, y a grandes rasgos, lo primero que sostuvimos -glosando a Curtius (que a su vez glosa a Aristóteles)- es que Guillén sería un poeta del elogio, mientras Cernuda lo sería de la censura. Dicho en otras palabras, pareciera que en la poesía de Guillén “Un jubiloso movimiento asciende, cada vez más alto, atraviesa todos los límites: más allá” (Curtius), mientras en Cernuda la poesía “es temporal: la existencia humana es su reino” (Paz). Si bien esta caracterización puede resultar simplificadora, creemos al mismo tiempo puede ser didácticamente útil. “Al aire de tu vuelo” (verso de San Juan de la Cruz) es el título del primer poemario que abre Cántico. Clara vocación aérea desde el principio y que expresa, también desde el principio, la naturaleza del “infinito” de Guillén: “Arriba dura el sosiego./ Nada humano lo corrompe./ Eternamente refulgente/ Las soledades mayores” (“Las horas”). Poeta aéreo por excelencia, en su poesía a los elementos de la naturaleza los preside el viento, y éste preside al sujeto poético mismo. En cambio, en poemarios posteriores -sobre todo aquellos agrupados en Clamor, que pretenden plasmar la historia- los versos de Guillén fracasan. Como dice acertadamente Octavio Paz: “Guillén no es Whitman. Tampoco es Mayakowsky […] la historia no es su pasión aunque sea su justa y honrada preocupación”, y luego agrega estableciendo un acertado paralelo con la poesía de César Vallejo: “El tema de Guillén es más vasto y universal que el de Vallejo, pero más exterior: denuncia al mal, no lo expía. El mal no es sólo aquello que nos hacen sino lo que nosotros hacemos. Reconocerlo es una de las pocas vías a la historia real […] Guillén no interioriza el mal”. Por su parte, respecto a la poesía de Luis Cernuda, nos hallamos ante una ambigüedad de las sombras y de la noche, como asimismo del propio sujeto poético. Esquematizando, aquéllas son negativas o positivas, o este último es denostador o elegíaco, según se presente y actúe allí el poder transformador del deseo. Estas oscilaciones de la sombra constituirían en la poesía de Luis Cernuda la verdadera piedra angular y gratificación de toda su obra. Nos hallamos, en las antípodas de Jorge Guillén, ante un inconforme radical. Poeta pagano. Poeta de lo ignoto, a diferencia de la actitud omnisciente de Guillén. Poeta del yo roto y del mundo roto, en contraste con el sujeto poético bien integrado en la sociedad y henchido de fe de Guillén. Poeta de la soledad y del amor, tal como reza un texto suyo, “Donde habite el olvido”: “Yo, el más enamorado,/ En las orillas del amor,/ Sin que una luz me vea/ Definitivamente muerto o vivo,/ Contemplo sus olas y quisiera anegarme,/ Deseando perdidamente/ Descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,/ Hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha/ visto”.
Respecto a lo que hoy nos convoca, la presente antología de Francisco Muñoz Soler, MÁLAGA Antología Poética Bilingüe 1978 – 2025 (Lima: La Estrada, 2025), ésta se hallaría entre ambas coordenadas. Intenta ser Guillén, arrellenado sobre algún “Beato sillón”; es decir, mostrarnos una poesía y un sujeto poético cautos, comprometidos, omniscientes, y en verdad que la mayoría de los textos aquí seleccionados lucirían así; aunque en el conjunto lo traicione sólo un poema, acaso dos, que quiere decididamente ser Cernuda. Y desde ello, eventualmente, organizar otra Málaga paralela; justo desde el poema precisamente titulado El deseo (2023), a modo de texto liminar y primicia:
EL DESEO (2023)
Y como un sobresalto desordena los cimientos sobre los que
construye los amaneceres, convierte en gaseoso la solidez de
los principios,
desaparecen las reglas, en las que se basa el mundo, todo gira
alrededor de ese punto de ignición en el que se estremece
cuanto eres:
ardes en la luz del deseo.
Ahora, ¿en que consistiría o cuáles serían las características propias del deseo en la poesía de este autor malagueño y de la generación, tal como la nuestra, de los años ochenta? Grosso modo, en que concilia a Cernuda con Guillén, se abre a una idea post autónoma de la literatura (“Mientras haya personas habrá poesía”) y no se fía de las putas. Lo primero entre esta lista, aquello de conciliar a Cernuda con Guillén, lo ilustra, sobre todo, aquel verso final del poema citado: “ardes en la luz del deseo”; en el contexto, aquella “luz” nos transporta a otro ámbito, distinto del carnal y del pagano, más bien, típicos de Cernuda. Por su lado, “Mientras haya personas habrá poesía”, trasciende nuestra noción de las Humanidades en tanto canon de libros (occidentales) y se instala en una noción distinta de las mismas, ahora en tanto pueblos. Es decir, una donde se incluye a los seres humanos sin importar país, género, raza o cultura (no únicamente aquella occidental) y, sobre todo, noción de las Humanidades donde se privilegia a las personas antes que los libros. Mejor dicho, de modo simétrico, Francisco Muñoz Soler aglutina aquí, en proporción equivalente, tanto personas, versos, alma humana y alma de la naturaleza:
ÉTICA EN TIEMPOS OSCUROS
sentado sobre piedras que respiran
que al unísono con las aves
nos susurran, que la poesía y el alma
van consustancialmente unidas
y mientras haya personas habrá poesía.
Este ideal de apertura e inclusión de los poemas de Muñoz Soler no podría ser otro, sobre todo si lo cotejamos con aquel, literalmente, mandala gráfico-sonoro que representa aquí “Málaga”, el cual preside toda esta antología personal. Ciudad milenaria fundada por los fenicios alrededor del siglo VIII a.C. con el nombre de Malaka y crisol de civilizaciones: romana, musulmana, cristiana y las que estén por llegar.
Por último, Francisco Muñoz Soler no acredita en las putas, tal como lo podemos colegir desde el poema “AYER LEÍ UN POEMA DE BUKOWSKI”, en antítesis de su homólogo norteamericano, un muy conocido putañero:
Ayer leí un poema de Bukowski
decía que una puta
en un servicio a domicilio
se había llevado sus poemas
inéditos y sin copia,
recordé que nunca
había extraviado uno,
imaginé su desazón y la mía
premonitorio, en Tijuana dejé diez,
espero que los envíen,
porque, como dijo,
hay muchos poetas
y muy poca poesía. (En el aeropuerto de México DF)
23/09/25: “La música en la poesía de Hernández”
21/09/25: VALLEJO PARA ARMAR: JULIO 1937
https://peru21.pe/lima/revelan-videos-ineditos-poeta-cesar-vallejo-117986-noticia/
LA MECHA
Con el rabillo
A contracorriente
Arañas el flash.
Rodeado de antifascistas.
Húmedo y cóncavo para el pan.
Desfondado ante las palabras
Y sin pelar el diente
Sorprendido
En plena cultura
Occidental
Aunque tu cabeza sean dos:
Es lo que no muestra
Esta fotografía.
Como a la Sudamérica
De tu sien izquierda
Corresponde el África
Blanco oscura
De la otra cien.
Como al diablo sucede
Alguien que llora
Es tímido y acaso sonríe.
Última cena de América.
Y la primera de este mundo
Multifásico en tres cuerdas
En tres alas impúdicas
Que arrastran y vuelan también.
Vallejo enfermo
Vallejo sano
Miga que ya se ha hecho grande
Vallejo
Izquierdo
Quemado
Paralizado
O erecto
En la línea mortal
Del equilibrio.
© Pedro Granados, 2010
Fotografía inédita de César Vallejo. El poeta aparece aquí en el segundo congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura, en la residencia de estudiantes de Madrid. Ahí lo podemos ver sentado junto a Georgette, escribiendo sobre un cuaderno, en julio de 1937. La imagen aparece en “Correspondencias de Vallejo”, editado por el Fondo Editorial UCV.
[Andrea Bocelli ante unos cubiertos]
Andrea Bocelli ante unos cubiertos
Cubierto de belleza hermano
De delicadeza
Y de glamour
Contra toda la fealdad comprometida
Y aquélla apegada a roer su hueso
Del poder de la dictadura de la obscena barbarie
El pene lo tienes amarcigado
Igual al mío
Y a tu cintura se abarquilla Georgette
Como sobre una alfombra mágica
La desconocida hija de la “cocotte”
Que te adoraba
Que te trataba como si ella fuese tu doncella
Tu sirvienta vamos tu esclava
Aunque se auto impusiera disimularlo
Ante las mujeres del mundo
Para no pecar en el ejemplo
Ocultando la locura o al menos
El hechizo
Tiernas carnes alabastrinas creativa
Y varias veces desfloradas
Fauno Vallejo el ignoto
El sistemáticamente secuestrado
Tal como sus ademanes de príncipe
Y su mirada de inca cautivo
Pero tan cautivador y cautivo
©Pedro Granados, 2025
05/09/25: MULTIPLICACIÓN DEL SOL/ Gabriel Chávez Casazola
El motivo de este poemario parecería coincidir, exactamente, con uno fundamental en la obra de César Vallejo, por ejemplo, en Trilce XIV: “Pero he venido de Trujillo a Lima. / Pero gano un sueldo de cinco soles”. En ambos casos se rechaza la anarquía o el pesimismo y, más bien, se postula el sentido y la posibilidad de un centro. Sin embargo, y a pesar del talante insistentemente “panteísta” del discurso del poeta boliviano Chávez Casazola (1972), y de su innegable experiencia y pericia de versificador, nos hallamos ante dos propuestas sólo en apariencia semejantes, aunque diametralmente distintas. La entraña de esta diferencia estriba en el lugar de enunciación; mientras en Multiplicación del sol (Colombia, 2017; Chile, 2018), a la larga una secuela nerudiana-machadiana, aquél se ubica al exterior del paisaje porque es el sujeto poético hablando y reflexionando lo que para su fuero interno constituye la naturaleza. Por el contrario, en Trilce, es el sol o Inkarrí el que nos habla desde el texto; es más, el propio poemario en tanto materialidad u “objeto” adopta al cuerpo mismo del Inca restituyéndose (que Trilce se halla constituido de “fermentos” o “hervores” y no, como en los libros de la vanguardia histórica, de fragmentos). Por lo tanto, la poesía post vallejiana más importante de Bolivia, en el sentido de ensanchar creativamente su legado, e intentar entendernos mejor en tanto andinos globales, continúan siendo, aunque en tonos muy distintos, Jaime Sáenz o Jorge Campero, no Hilda Mundi; y, en la “narrativa”, un autor como Christian Vera y su Ciudad Trilce. Esto último, si nos animáramos a individualizar cultores; pero si no, todo ese indistinto “bestiario” que es la poesía altiplánica (incluido el llano) lo constituiría sin distinguir poetas y que, en reflexiones anteriores, ya hemos intentado exponer. P.G.
30/08/25: ELOGIO INCORREGIBLE
Aunque aquí no desarrollaremos más ampliamente nuestro argumento, creemos que lo que ha hecho Vladimir Herrera por la poesía de nuestra región (incluida la peruana) es fundamental. Ha llevado a la altura de las dendritas, no de la impotente estampa ni del mero bullicio callejero, nuestra compleja y multidimensional cotidianidad. Mostrar que, tal como Sorolla, el asunto consiste más en un juego de sol y sombra que en sobrecargar la anécdota; asimismo, y esta vez de cara al mito, en que el eco es más decisivo, perdurable y productivo que la viva voz. Es por estos dos motivos que en su poesía todo se halla impostado y dislocado tal como, precisamente, si viviéramos entre los varios niveles de las líneas entrecortadas de nuestra cordillera. Sus versos no son ave enjaulada, sino liberada; es decir, no sólo aquella que se ha echado a volar, sino, incluso, la misma que alcanzamos sólo por pura voluntad de mirar o de imaginar, aunque sin que dejemos de acreditar en su existencia. Herrera ha sabido ser fiel a sí mismo y, sin melodrama alguno, entre una generación de periodistas de diarios de la tarde o actores de zarzuela, sobrellevar en solitario su íntimo estruendo. Y esta experiencia de una poesía a la larga clásica (alegoría, mito, decoro) volcarla a los temas o motivos de su terruño. P.G.









