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Docencia universitaria

Trilceanas ciudadanías: Taller

Resumen

“Trilceanas ciudadanías: Taller”, en evidente tributo a Trilce (1922) de César Vallejo, habría que describirlo desde varios círculos concéntricos tal cual el impacto de una piedra sobre un agua tranquila. La circunferencia más cercana al impacto consistiría en implementar, una vez más, aunque cada una haya tenido sus particularidades, algunas reales y concretas experiencias pedagógicas anteriores; en tanto dinámica, evaluación y publicación de las mismas.  Es decir, referirnos a algo específico y verídico que, en múltiples oportunidades, ya ha sido ensayado y cuyos resultados, socializados en papel o en línea, incluso ya han sido recepcionados con éxito.  Un segundo círculo, conectado y sucesivo del anterior, tiene que ver con el efecto del Taller en el contexto de la comunidad donde éste se implemente; es decir, con el desmontaje y crítica de los supuestos teóricos implícitos en nuestra idea misma de la literatura.  Mejor dicho, más bien con los prejuicios que sobre la literatura nos hemos formado y traemos al Taller; los cuales, por lo general, nos restan autonomía y creatividad cuando debemos expresamos a través de la escritura.  En pocas palabras, prejuicios que sobre todo nos restan ciudadanía.  El tercer y cuarto círculo, aunque en estricto desbordan el marco temporal del Taller, consistirían en la intervención social consciente, de parte de los talleristas o ex-talleristas, sobre las instituciones literarias vigentes para intentar volverlas más democráticas y creativas.

Palabras clave: Talleres de creación literaria; talleres de ciudadanía; escritura y ciudadanía.

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Piel de asno (entrevista)

-¿Qué recuerdas?

-La soledad misma. Desnuda. Desnudísima.

-¿Qué es lo que más apeteces?

-A ti

-¿Qué sueñas?

-La loma en el horizonte. La desembocadura.

-¿Qué es lo más fantástico que te ha ocurido?

-El brillo de tus ojos.

-¿Qué has encontrado de pura casualidad?

-La vida toda. Los viajes. Algunos desplazamientos.

-¿Cuál es tu beso de amor?

-El que no te he dado todavía.

-¿Tu verso?

-“Y mi amor te sigue, por la noche sin cielo de esta calle,

Como la memoria de un perro tuyo que hubiera muerto”.

-¿Lo más importante?

-Comer. Comer puntualmente.

-¿La comida más rica?

-El lonche peruano.

-¿El viaje?

-Llegar vivo hasta ti.

-¿La tristeza más grande?

-La mayor alegría.

-¿Tus padres?

-Dos ángeles en cautiverio.

-¿Tus hermanos?

-Pariacaca que nació de cinco huevos, mis hermanos.

-¿El Perú?

-Una pared. Una pequeña araña asomando desde dentro de un muro.

-¿La política?

-Una sarta de gente normal.

-¿La apolítica?

-Una verdadera estupidez. Un crimen.

-¿La Universidad Católica donde estudiaste?

-La profesora Grazia Sanguinetti de Ferrero.

-¿Germán, tu hermano mayor?

-Melquiades. Un alquimista del corazón.

-¿Tu primera relación sexual?

-Una carpeta. Una pared. Cualquier objeto consistente.

-¿Qué es la lectura?

-Tu rostro y el mío.

-¿Los Estados Unidos?

-El Gran Teatro del Mundo.

-¿España?

-Las miradas elocuentes de sus mujeres.

-¿El poeta mayor?

-El que escribió: “Temo el hacer que impone la lenta poesía”.

-¿El poeta más importante?

-El poeta más vivo.

-¿Tu libro de poesía?

Trilce, el único poemario tridimensional.

-¿Tu lectura más importante?

Piel de asno, ilustrado con antiguos grabados. Porque fue la primera.

-¿Tus maestros?

-Mi familia, la más pura de las casualidades.

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“Vallejo es nuestro hermafrodita universal”/ Entrevista por K. (Juan Carlos Ramiro Quiroga)

Juan Carlos Ramiro Quiroga (K.)

– El escritor y poeta peruano que visita la ciudad de La Paz vivió y trabajó en la ciudad de Santa Cruz a mediados de los años 90.

– En esa época colaboró en las páginas literarias de El Deber y en las memorables de Presencia Literaria cuando dirigía el poeta chaqueño Jesús Urzagasti.

1. Pedro Granados (53) está excepcionalmente en la ciudad de La Paz desde el pasado miércoles 6 de febrero. Es uno de los invitados especiales de la presentación de la revista boliviano-chilena “Mar con Soroche” que se realizará esta noche en la Fundación Arte y Culturas Bolivianas, Av. Ecuador Nº2582, entre Belisario Salinas y Pedro Salazar.

2. Entre las cosas que más recuerda de Bolivia, cuando trabajaba en 1994, es una charla terminal y crepuscular en Cochabamba con Luis H. Antezana, crítico y literato, con relación al par de sonetos “El ajedrez” que rubricara Jorge Luis Borges.

3. “Discutimos durante dos horas sobre el parecido de unos de los cuartetos de estos sonetos”, rememoró anoche Granados en breve charla con el ciudadano K. en el bar Bocaisapo de la Jaen.

4. Impelido por esas bellezas y por otras añoranzas de su paso por Santa Cruz de la Sierra, el K. le envío una entrevista que pasa a exhibir debajo.

5. Según el sitio Urbanotopía, Pedro Granados nació en Lima, Perú, 1955. Ph.D (Hispanic Language and Literatures) por Boston University. Ha publicado Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP) y (México: Universidad Autónoma de Puebla, 2004).

6. Además, los siguientes poemarios: Sin motivo aparente (1978), Juego de manos (1984), Vía expresa (1986), El muro de las memorias (1989), El fuego que no es el sol (1993), El corazón y la escritura (1996), Lo penúltimo (1998) y Desde el más allá (2002) y Al filo del reglamento.

7. Asimismo dos novelas: Prepucio carmesí (New Jersey: Ediciones Nuevo Espacio, 2000) y Un chin de amor (Lima: San Marcos, 2005).

8. El escritor y poeta peruano cuenta además con un blog denominado Pedro Granados, dedicado exclusivamente a temas literarios, sin caer nunca en los espurios debates políticos.

“La obra narrativa de Homero Carvalho fue la que me impresionó más”

– ¿Hace qué tiempo vivías y trabajabas en Bolivia?
El año 1994 viví y trabajé en Santa Cruz de la Sierra; en seguida después de terminar mi maestría en Hispanic Studies por Brown University, y poco antes de vincularme a Boston University donde conseguí un PhD también en Hispanic Studies. En Santa Cruz de la Sierra enseñé literatura en el colegio San José. Estas anécdotas, junto con otras y de variado tipo, alimentan parte de mi primera novela breve, titulada Prepucio carmesí (New Jersey: Ediciones Nuevo Espacio, 2000).

– ¿Cómo lograste ingresar a El Deber y dedicarte a elaborar críticas literarias?
Jamás ingresé allí formalmente, nomás era un colaborador de la página cultural; lo mismo que en Presencia Literaria de La Paz, cuyo suplemento literario dirigía en esa época mi amigo Jesús Urzagasti.

– ¿Qué libro te impresionó más de los escritores cruceños?
La obra narrativa de Homero Carvalho fue la que me impresionó más.

– ¿Hay algún autor literario boliviano de tu preferencia?
La poesía de Jaime Saenz, sin lugar a dudas.

-¿Cómo resumirías tu vida actual literaria?
Quiero publicar este año un nuevo poemario, Mar retinto, seis años después de salir Desde el más allá (Lima: Corza frágil, 2002). Mi obra reunida hasta ahora, Al filo del reglamento (2006), la pueden encontrar también en la web. Por otro lado, espero salga pronto, editado por la Universidad de Puerto Rico, un estudio-antología que he denominado “La poesía dominicana: el secreto mejor guardado del caribe”. Asimismo, promuevo la aparición de nuevos escritores a través de mis clases en la Pontificia Universidad Católica del Perú; en particular a través de los talleres de creación literaria que ofrezco allí, tanto en la facultad de literatura como en los estudios generales letras de esa universidad. Por último, llevo un blog cada vez con más gusto, lo concibo como un curso que ofrezco de modo permanente y a distancia.

Mar con Soroche

– ¿Cuál es tu opinión sobre el último número de la revista boliviano-chilena “Mar con Soroche”?
La iniciativa de esta revista me interesó desde el inicio, desde la primera hasta esta quinta entrega. Las relaciones interculturales siempre me han interesado; no sólo, como ahora, en las correspondientes a nuestro ámbito andino (Chile, Bolivia, Perú), sino también -por ejemplo- entre las del mundo andino y el caribe… mi segunda novela breve, Un chin de amor (un poquito de amor), refleja este compromiso y militancia.

Vallejo en ceviche

-¿Qué es lo no conocido o no revelado de la poesía de César Vallejo?
Que es, en palabras de mi amigo Alan Smith Soto, nuestro hermafrodita universal. Claro, entre otros aspectos fundamentales que enriquecen y matizan la lectura típica y ya tópica de la poesía del peruano. Vallejo no es puro compromiso político y social; por supuesto, tampoco es un poeta desentendido de su tiempo. Justamente por no haber andado desatento a su época lo más interesante en él son sus heterodoxias -y no ortodoxias- a Marx, Darwin, Freud, Cristo y a la misma cultura andina.

-¿Es posible escoger entre la poesía de Carlos Oquendo de Amat y Emilio Adolfo Wetsphalen?
Vallejo integra a las dos; ambas, la “hechizada” de Oquendo de Amat y la “entrecortada, oscura y sobriamente reflexiva” de Westphalen son meros ingredientes de la poesía de Vallejo; esto sin desmerecer la estupenda obra de esos dos representantes de la generación del 30 en el Perú.

https://culpinak.blogspot.com/2008/02/csar-vallejo-es-un-hermafrodita.html

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Primero es el ritmo

Primero es el ritmo. Enseguida, como montada sobre él o fundida con él, viene la palabra, el “verbo” (Génesis). Estamos en un momento cultural donde nos hemos extraviado y nos hemos desconectado del ritmo y, por lo tanto, es muy escasa la experiencia de bumerang. El ritmo atraviesa, oscila, envuelve, retorna y crea comunidad. No son las palabras, a las cuales se las lleva el viento. Y no arropan a nadie, empezando por quienes las pronuncian. Ni a cuadrúpedos ni a humanos. Sin embargo, sonámbula, la poesía hoy por hoy empieza por las palabras. Y acaso incluso con la mejor de las intenciones; se trataría de hacer filosofía con ellas. Aunque, con la peor de aquellas mismas, se trataría de establecer con las palabras un decálogo; unas nuevas tablas de auto-ayuda obligatorias para todo el mundo. La auto-ayuda como una nueva ley, sobre todo, post-coronavirus. Algo nada nuevo; sino que ya ha estado ensayándose y gestándose en toda nuestra región como mecanismo de control del imaginario y del deseo: Acción Poética. Poesía sin “patos” (en tanto catarsis y, asimismo, emblemático post-antropocentrismo) y sin “sombra” (Jung). Comer, oler, tocar, deslizarse, sumergirse, ni qué decir hablar, diseñados dentro del más lobotomizado protocolo. El verbo se ha trocado en puro significante o en algo más o menos así. Y la voz nos va resultando extraña en sí misma e incluso indeseable; hoy intentamos, mucho mejor, ser un palimpsesto, la más pulcra imitación de alguien. Toda la distribución de lo sensible (Rancière) contenida en un chip; aquel decálogo en tan acelerada construcción. Lo mismo en los States como en Bolivia. Un grifo que reposa al fondo del patio y que ya, teniendo cada uno agua en casa, ha pasado de cada vez más obscuro a prácticamente invisible.

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ZEN SOLOGUREN (PDF)

ISBN: 978-612-00-0196-7

Aquí corresponde explayarse un tanto sobre la deuda de Javier Sologuren (Perú, 1921-2004) con el pensamiento oriental, especialmente con el budismo Zen japonés. Tenemos variado testimonio de sus lecturas y simpatías sobre el tema; por ejemplo,  cuando preguntado –en relación al libro Corola Parva de principios de los años 70– si reconoce en su propia obra influencia directa de los textos de Octavio Paz, nuestro autor contesta: “mi interés por la poesía oriental, en particular lo japonés, es anterior a estas lecturas de Paz” (Vivas 94). Sin embargo, no es propósito de nuestro trabajo hacer una lectura puntual a través de este cristal; manejarnos con una terminología específica que vaya dando cuenta de las huellas de aquella filosofía en la obra del poeta peruano.  No somos especialistas en estos temas, pero creemos que en esta etapa de su poesía [Estancias] (1960) nuestro autor no ha tomado aún partido abierto por aquella tendencia; lo que sí ocurriría en posteriores poemarios, como Corola Parva (1970) y Folios de El Enamorado y la Muerte (1980), donde coincidiríamos con el juicio que esto merece a Roberto Paoli: “El japonesismo debería considerarse componente esencial del arte fino y burilado de Sologuren, de sus preocupaciones gráficas y espaciales” (103)

En todo caso, como una observación liminar, la idea de vacío no debe tomarse como el nihilismo occidental” (Kawabata 15); como “la nada o el vacío occidental” (Kawabata 13).  Es, más bien, remarca el novelista japonés: “un universo del espíritu en el que todas las cosas se comunican libremente con todas las cosas, trascendiendo fronteras, sin límites” (13). Obviamente, nuestra experiencia común del mundo guarda antípodas con este concepto; digamos que nosotros captamos las cosas cartesianamente: claras y distintas. Sirva para ilustrar esta incongruencia la noción oriental sobre el nacimiento del mundo objetivo.  Comentando el famoso haiku de Basho (“¡Oh! Viejo estanque./ Salta una rana,/¡El sonido del agua!), dice Daisetz Susuki: “Tanto el sujeto como el objeto estaban totalmente anonadados… El salto, el ruido, la rana, y el estanque y Basho eran todos en uno y uno en todos. Había una absoluta totalidad; es decir, una absoluta identidad o, para utilizar la terminología budista, un perfecto estado de vacío (Sunyata) “(Susuki 1968: 175).  Para agregar, este mismo célebre estudioso japonés, que “Basho en este momento de exaltación espiritual es el universo mismo, es Dios mismo que dictó el mandato “hágase la luz”.  El mandato corresponde al “sonido del agua”, ya que a partir de este “sonido” brota todo el mundo” (176).

Es decir, el mundo que nos corresponde experimentar es un mundo que ya se ha sacudido de esa primera unidad.  Sin embargo, es a través de la experiencia o práctica Zen como podemos captarle –a este mismo mundo dividido– su primitiva unidad: “Zen… se mantiene siempre en la totalidad de las cosas, donde este mundo de multiplicidad y discriminación es al mismo tiempo el mundo trascendental del vacío (sunyata) y la no discriminación (avikalpa)”. (Susuki 1968: 192). O expresándolo en términos más restringidos, pero semejantes: “Elaborating the concept of “emptiness” (Sanskrit, Sunyata; Japanese, Ku)… the hongaku homon theory involves an ontology of absolute monism or nondualism [Desarrollando el concepto de “vacío” (sánscrito, sunyata; japonés, Ku)…la teoría del Hongaku homon supone una antología de absoluto monismo o nodualismo]” (Noriyoshi 57).

Quisiéramos haber dejado suficientemente sugerido este concepto en vista, repetimos, a que se insinúa desde los primeros poemarios de Javier Sologuren para irse decantando en los posteriores; como a su modo también observa, Ricardo Gonzáles Vigil, acerca de la última etapa de la producción de nuestro autor: “apertura formal –al servicio de una visión totalizadora de la existencia– que fructificó en un feliz equilibrio entre la tradición (no sólo europea, sino también oriental) y la modernidad… (desde Recinto hasta la antología mexicana titulada Vida Continua). “(Gonzáles Vigil 1984:114 115).  Para, luego, este mismo autor agregar, “En este periplo [se refiere a todo su proceso creativo] Sologuren ha sabido nutrirse de las fuentes más diversas y selectas de la lírica universal: grecolatinas, españolas, francesas, italianas, ingleses, japonesas, etc.” (115).

No nos proponemos, pues, encasillar a Sologuren en lo oriental, reconocemos en él ecos de otras latitudes [Ej. la poesía de Jorge Guillén]; pero es importante destacar, al menos a modo de hipótesis, que hasta Recinto conviven –coherentes pero confundidas– fundamentalmente dos concepciones filosóficas: una neoplatónica (clara alusión de enhelo por “otro mundo”, superior o perfecto en comparación del nuestro –del cual sería éste la imagen degradada de aquél— sobre todo a través de la ensoñación y sin quedarse en la “talidad” de las cosas); y la otra Zen, con las características que ya hemos apuntado: abriéndose el vacío, en “este mundo”, a través de la misma “talidad” de las cosas. Es más, al concluir este capítulo vamos a exponer, con sus respectivos cuadros, dos interpretaciones complementarias del título Vida Continua que, teniendo como constante la dinámica ascensional de las imágenes sologurenianas, reflejan de algún modo estas dos concepciones filosóficas al interior de la poesía de nuestro autor.

Granados, Pedro [1987] (2010). Hitos de una Vida Continua: La poesía de Javier Sologuren. Lima: Autor-Editor.  [Nota 12] 27-28.  

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Reemsamblando, interviniendo, reiterando

Tengo fe en ser fuerte.
Dame, aire manco, dame ir
galoneándome de ceros a la izquierda.
Y tú, sueño, dame tu diamante implacable,
tu tiempo de deshora.
Trilce XVI

Hemos demostrado lo que ya hace un par de décadas apareció y se ha ido difundiendo en redvistas y revistas : “Los poetas vivos y más vivos del Perú (y también de otras latitudes)”. Es decir, por lo general de modo sesgado, el objetivo de nuestro blog ha sido el ir ilustrando de manera empírica lo que en buena cuenta se denomina la “creación de la creencia” (Pierre Bourdieu). Aunque, aquello mismo, a veces también de modo explícito, sistemático y no menos lúdico; por ejemplo, a través de la implicancia e insólita repercusión en la Internet de las obras de Cristóbal “Tobi” Kanashiro  (Perú)Alejandro Abdul (Brasil-Paraguay) o Sabina Cachi (Bolivia).  Coproducciones de poesía entre un profesor de aula y sus alumnos.  En suma, auténticos reemsamblados artístico-simétricos vinculados, a su vez,  al mundo virtual con suceso.  “Creación de la creencia”, asimismo,  que en el terreno de la crítica propiamente dicha la ilustra por lo menos un libro del año 2014, Breve teatro para leer: Poesía dominicana reciente.

Hemos estado midiéndole el aceite, sobre todo, a la poesía latinoamericana y española a través de numerosas reseñas y artículos que, por ejemplo, integrarán el volumen denominado “Autismo comprometido: Sobre poesía hispana reciente”. Oxímoron, este último, que revela tanto nuestro íntimo lugar de enunciación tanto como la poesía que espontáneamente apreciamos y estimamos. Y, en contra, de toda aquella demasiado oficiosa que hemos parodiado y sintetizado en “Rompe saraguey”.

Nos hemos hecho y somos parte, aunque cada uno con su particular documento de identidad, de la comunidad de los poetas menores de la antología. Es decir, a la que no tiene fácil ni, mucho menos, automático acceso el lector de hoy y a la cual, por lo general, críticos y curadores de los medios de información tradicionales –de izquierda o de derecha– intenta (vanamente) poner cabe. Lo nuestro, a través de esta opción por una oralidad de segundo grado que pareciera ser todo blog (pienso en Paul Zumthor), no es la cultura oficial ni su lógica, y complementaria, contra-cultura. Ni lo uno ni lo otro: devoramos estos conceptos y actitudes. Tampoco nos sometemos a una camisa de fuerza en tanto escritores. No somos obligatoria, fundamentalista u orgánicamente neobarrocos ni coloquialistas ni minimalistas o de cuanto gesto de moda nos vaya a salir por delante. Todo puede ser más plástico y más libre y contingente en el estilo; como debería serlo también en nuestras ideas y señales de identidad.

Finalmente, deploramos elitismos y populismos… la opción no es o entre las declinaciones del latín o el performance… ni toda estupidez que no sea en estricto soberana y voluntaria. Esto último bien podría ser ya un gesto de estilo.

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Carta natal: Arquipélagos Mestiços – Vallejo Sin Fronteras Instituto (VASINFIN)

Amálio Pinheiro y Pedro Granados en Santos (SP)

Somente composições criativas realizadas a partir das transferências de nervuras podem vir a ser comunitárias/ Solo las composiciones creativas hechas a partir de las transferencias de costillas pueden volverse comunitarias.

Este espaço deve ser visto como um arquipélago mestiço em contínua rotação, vaivém e ziguezague. Nasce dos desdobramentos e interações entre linguagens mapeadas pelo Grupo de Pesquisa “Barroco, oralidades e mestiçagem” da PUCSP. Associa-se com o blog VASINFIN – do Vallejo Sin Fronteras Instituto, de Lima-Peru. Prolonga e represa assim, nestes 100 anos do livro Trilce de César Vallejo (Trilce I contém num verso uma espécie de mini-manifesto estético: “seis de la tarde / DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES”) e dos 100 da chamada Semana de Arte Moderna (aquela do “bonde” oswaldiano, “O transatlântico mesclado”, que incrusta e vincula sílabas sonoro-solares, natureza, cultura urbana e ciência), o bolsão de confluências divergentes que constituíram as noções “vanguardistas” de então. Indo e vindo dos movimentos e memórias ameríndios, coloniais e migrante-imigrantes até o presente.

Daí uma expansão do conhecimento lúdico e poético, político e comunicativo, que atravessa os processos criativos das culturas entre o continente e o mundo. Parte da ideia e da prática de que a multiplicidade de formas e repertórios conexos, mutuamente inclusos, entre natureza, corpos e cultura, sob a espécie do lúdico, do rítmico e do erótico, nas culturas da América Latina e do Caribe, obriga a um conhecimento físico-afetivo dos objetos e da natureza, através de uma participação vivencial, relacional e material direta. Trata-se não apenas de “falar conteúdos” sobre a natureza, mas de “estar nela”, marchetado por ela. Todos os termos das tecnologias e ciências importadas devem ser traduzidos e readaptados para essa superabundância de ligações entre paisagens e linguagens. Enorme influxo de imprevisibilidade dentro do previsível.

A mestiçagem barroquizante é um processo de inclusões contínuas de coisa a coisa, entrelaçadas em filigrana, que põe à mostra a musculatura da composição e as nervuras dos materiais. Instauram-se saberes com múltiplos pontos de vista a partir de tauxias e bordaduras em camadas, nas línguas, nas artes e na criação cotidiana, desde os utensílios de cozinha até às grandes catedrais. Somente composições criativas realizadas a partir das transferências de nervuras podem vir a ser comunitárias.

A mestiçagem levada a cabo pelo blog Arquipélagos Mestiços congrega os procedimentos fundantes da tradução, da antropofagia cultural e de todos os nossos barroquismos. A atenção dos sentidos volta-se para as múltiplas pertenças do assimétrico e do miniatural dentro dos ambientes e das relações entre as vozes da natureza, dos corpos e da produção textual. Em vez das lógicas duais, opositivas, ou mesmo triádicas, um continuum multidimensional, uma dança do simultâneo e uma política da alegria.

Amálio Pinheiro

Junho de 2022

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Trilce: Húmeros para bailar (Reseñas)

“Al proponernos un con-vivir performático con César Vallejo (no se trata ya de apenas leerlo), a partir de una partitura de inscripciones (no se trata más de escribir) musicales (la marinera y sus fugas y síncopes, etc.) y sexuales (amores con Otilia y sus ramificaciones) vinculada orgánicamente a la cultura andino-mestiza de los arrabales festivos en formación y movimiento de la Lima de los 1900 y pico, Pedro Granados impugna, de golpe, las consabidas interpretaciones político-esencializantes y nos abre, en un abanico risueño, el vaivén diagramático de Trilce a los textos de antes y después. El mismo Vallejo vendría a decir más tarde, en los Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero me sale espuma”/(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como si mencionara toda esa cosa que viene de abajo, de los costados y de dentro que embiste las palabras”.  Amálio Pinheiro (PUC-SP)

Una lectura heterodoxa de la obra de Vallejo que nos permite redescubrir el humor y el entusiasmo por la vida (junto al sufrimiento) del poeta a través del enigmático y paradójico Trilce (1922). Granados afirma que el contacto de Vallejo con la modernización urbana y los rituales populares de los callejones de Lima (donde afroperuanos, mestizos y asiáticos; obreros, estudiantes, comerciantes e intelectuales pobres; reían, bebían, comían y bailaban por días unidos por el embrujo de la marinera) lo impactó profundamente. Esto se muestra en un segundo plano ya en los Heraldos Negros (1918) y en Trilce en el primer plano, al punto que la resbalosa sería el ritmo de fondo de este último poemario.

Para Granados, Vallejo se sumaría a este mundo moderno y criollo con su mirada y sentimiento andino (heliocéntrico e inkarrista) enamorado de la adolescente Otilia Villanueva Pajares. En Trilce, lo social, lo político y lo erótico, así como lo andino, lo hispano y lo afroperuano se entremezclan y democratizarían a ritmo de jarana criolla. Desde esa simbiosis revolucionaria, luego en París, Vallejo dialogaría con el mundo. Granados nos ofrece una interpretación erudita y desenfadada que nos invita a volver con una sensibilidad más abierta a los textos del poeta.  Martín Valdivieso (PUCP)

Siempre me aproximé al poeta de Los Heraldos Negros bajo las nociones sombrías de José Carlos Mariátegui: “Nostalgia de exilio; nostalgia de ausencia”. Confieso que fue en el libro de Granados (Trilce: húmeros para bailar) donde por primera vez leí una reflexión (cierta, sorprendentemente clara) acerca de la chispa y del humor que subyacen (“…quizá sin que él lo sepa ni lo quiera”, agazapados y en ademán de saltar) en esa oscura melopoeia permutante de la palabra/cadencia que aflora en Trilce.  Pedro Delgado Malagón (República Dominicana)

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