Desconocida hasta ahora (dos hojas con fechas, respectivamente, 15 y 19 de noviembre de 1918), aunque filtrada por manos confiables a este blog, la autora de esta carta astral es Zoila Pajares, viuda de Villanueva, madre de la famosa Otilia Villanueva Pajares. Iniciada aquélla en las ciencias ocultas, a imitación de Madam Blavatsky, desde adolescente y en su terruño, Cajamarca. Por lo tanto, completaría y justificaría el real motivo por el cual el poeta se ligó de tal manera a ambas o a aquella casa. La hija le deparaba un amor “apasionado, vehemente, incontrolable” (Juan Espejo Asturrizaga); mientras la madre, aunque honrada y púdica, hondamente le comprendía. Y, no menos, también el motivo –no únicamente el anecdótico del embarazo, decepción y posterior fuga de Otilia– por el cual se desligó de aquella familia de modo tan abrupto o intempestivo. La madre sabía muy bien quién era César Vallejo y el inevitable dolor que venía para la novia. Intentó, desde un inicio aunque muy a pesar suyo, alejar al poeta de la vida de su menor hija. El viaje o los viajes, con Vallejo solo, aparecía por todo el ámbito del radix. Que sepamos, el cholo desconoció esta –su propia– íntima misiva.
CARTA