Archivo por meses: marzo 2011

Literatura latinoamericana, española, portuguesa en la era digital (nuevas tecnologías y lo literario)/ Luis Correa Díaz y Scott Weintraub (ed.)

[Introducción a la Sección Especial “Literatura latinoamericana, española,
portuguesa en la era digital (nuevas tecnologías y lo literario),” editada
en Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies 14 (2010-2011): 147-365.]

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Escape velocity is the speed at which a body –a spacecraft, for instance- overcomes the gravitational pull of another body, such as the Earth. More and more, computer culture, or cyberculture, seems as if it is on the verge of attaining escape velocity.

Así comienza Mark Dery, en la “Introduction” a su Escape Velocity: Cyberculture at the End of the Century (1996), una descripción al momento del término del siglo XX del estado de la cuestión concerniente a las transformaciones culturales que el uso –en principio restringido y hoy ya masivo- del computador y de toda su parafernalia informática y comunicativa (a la que hay que agregar otros medios nuevos o renovados de manera que parecen engañosamente recién inventados, como la cámara fotográfica y luego la fílmica, el aparato telefónico, convirtiéndose en lo que se había predicho: en una especie de non plus ultra y mágico poder en nuestras manos, etc.). La computarización y con ella la virtualización, la globalización y la posthumanización de la vida, de nuestros días y trabajos…, de la cultura: de nuestros credos, hábitos y productos…, es decir, en suma, la era de la cibercultura y de la ciberpersona –como enfatiza J. Hillis Miller en su ensayo “The Poetics of Cyberspace: Two Ways to Get a Life.”

Esto es lo que queremos ver, ya entrado en una década el siglo que se avecinaba ayer nomás y que hoy es una realidad (virtual en mucho), en nuestro número especial para el Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies: si la literatura producida en las regiones especificadas en el título (por ejemplificar, puesto que asumimos que es un fenómeno global), asociada (reformulada > remediada por, y a través de, ellas) con las nuevas tecnologías, está (o no, y hasta qué punto en cualquiera de los dos casos) al borde de alcanzar esa velocidad de escape, si la literatura hoy in tune con los nuevos medios “is on the verge of attaining escape velocity” de (la fuerza gravitacional de) la literatura tradicional –aunque esto no impide ver un continuum que lleve esta escapada hasta las vanguardias y, en un sentido amplio, a los avatares de la modernidad (incluido el enciclopedismo hipertextualizador de la ilustración), como ha planteado ergódicamente Espen J. Aarseth en Cybertext (1997),[1] y en uno más comprehensivo, a la historia de la escritura, como lo explica James J. O’Donnell en su Avatars of the World: From Papyrus to Cyberspace (1998). No nos interesa lo nuevo como “ruptura” […por la ruptura…] cosa que ya Octavio Paz parece haber resuelto sino en su futuridad presente. Tampoco asociarnos con la idea de que la computarización de la vida y la cultura es lo absolutely fabulous, y para eso suscribimos plenamente lo que Seth Lloyd aclara en su Programming the Universe (2006):

The original technology consisted of scratching marks on clay or rock. Writing was, almost literaly, language made concrete. It enabled large-scale social organization, contracts, scripture, and books like this one. Over the years, the technologies of writing have progressed from rock to paper to electrons. Each manifestation of writing, from commandment to poem to neon sign, possesses its own variation on the technology of representing words. (12-13) [2]

Hasta donde sabemos este número especial es el tercero dedicado al tema –al menos en el ámbito de la academia estadounidense. Existen a la fecha el editado por Andrew Brown para la Revista Iberoamericana, con el título de “Tecnoescritura: literatura y tecnología en América Latina” (2007), que contiene diez artículos; y el editado por Michael Solomon y Aaron Ilika para Hispanic Review, con el título de “New Media and Hispanic Studies” (también del 2007), que trae cinco estudios. Nosotros, y en acuerdo con el editor general del Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, Malcolm Compitello, hemos querido que nuestro número especial no sólo incluyera las áreas geoculturales y literarias latinoamericanas y españolas sino que, en busca de un necesario, aunque casi siempre elidido, entanglement comparatista, hemos abarcado, por el momento, el área portuguesa peninsular que, por lo demás, en este caso, hace referencias ineludibles a la brasileña, ya que no podemos renunciar al convencimiento de que estos estudios, más aún dada su naturaleza, no pueden ser llevados a cabo fructíferamente dentro de ningún tipo de aislamiento, ni siquiera por justificaciones lingüísticas. Esto último indica el camino y es el de promover acercamientos en la materia con lo que ocurre, y ha venido ocurriendo, entre la literatura y las nuevas tecnologías en otras lenguas y realidades culturales.

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TURBULENCIA LUSTRAL: Realismo Socialista Postmoderno. Simulacro de Tijeras II / Armando Almánzar Botello

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¡Qué vergüenza mi panfleto!
Cuando el arte postmoderno y su ludismo coronado
es la ética hedonista del momento: transparencia cosmética en la foto, minucioso cuidado del lenguaje.
Nano-plexiglás. Dientes postizos… Pero es verídica
esta placa radiográfica que dice:
zafio cuerpo cochambroso de una Santa Teresita
se piensa realmente liberado en travesía…
Mas revela en su cuchara oxidada metafísica…

Deviene falsamente animal o en su defecto
explora el como si de la inocencia. En verdad, ¿Babilonia es la Gran Puta o lo es la Vulva Madre?
Laberinto
barroco infrasemántico.
Es decir: ya pretenden borrar la Gran Verdad:
El Gran Cristal…Filantropías.
¡Oh Cosmos!

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El ‘brasiguayo’ de DOUGLAS DIEGUES (Río de Janeiro, 1967)/ Jorge Montesino

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D.D.

Os índios conversam
Escuto os índios conversando no meu sangue. Depois escrevo. Palabras de sangue contra qualquer mezquinaría. Os índios pasma os dias conversando no meu sangue. Es cuto suas falas antigas. Depois escrevo. Na lengua dos índios que conversam no meu sangue. Contra qualquer mezquinaría. E as palabras vão adquirindo uma qualidade de flor.
De ÍNDIOS NO SANGUE (inédito, 2000)

Encantamento
Os índios moram no meu sangue. Conversam como pássaros mas são índios. A vida é um encantamento. A cópula é um encantamento. A palavra é um encantamento. A cópula me deixa feliz como um colibri.
De YCHAPY (inédito, c. 2000)

El caso de Douglas Diegues es especial: descendiente de paraguayos y habitante de la frontera seca o “frontera maldita” como él mismo la ha llamado, uno de los sitios con más alto índice de criminalidad tanto del territorio brasileño como del territorio paraguayo, y es especial porque escribe en un idioma propio: el idioma de la frontera, al cual ha impuesto el nombre de “brasiguayo”.

De hecho el único libro que hasta la fecha tiene editado está escrito en una mezcla de los tres idiomas de la región que habita: el español, el portugués y el guaraní. Diegues se ha preocupado por la problemática indígena pero más aún por el universo de esas comunidades que abundan en los dos países. Ha incorporado esas cosmovisiones a su propia poesía, además de comprometerse con la situación política y social de una manera muy particular.

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‘Teoria das Brechas’ [Blogs]/ Jesús Martín-Barbero

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Em quase todas as palestras e artigos em que o pesquisador Jesús Martin-Barbero fala sobre comunicação e sociedade, ele recorre a Teoria das Brechas. Segundo essa teoria, todo muro, por mais maciço que seja, sempre tem algumas pequenas brechas que alguém pode aumentar para derrubá-lo. Essa metáfora, que foi muito usada nos anos 80 para mostrar que sempre há alternativas aos sistemas totalitários e opressores, hoje é citada por Barbero para mostrar o papel da internet diante das mídias tradicionais.

Durante entrevista com a Assessoria de Comunicação da UNILA, Jesús Martin-Barbero afirmou que o modelo comercial adotado pelas emissoras de televisão e rádio, e a maioria dos veículos de comunicação impressos, não deixa espaço para o debate da realidade das pessoas. A alternativa é a internet que, conforme o pesquisador, está se tornando um espaço público, em que as pessoas têm a chance de expressar, não apenas sobre os temas oferecidos pela agenda da mídia, mas seus medos, desafios e protestos.

“Para você saber o que realmente está acontecendo em um país deve pesquisar em seus blogs. E lá você verá pessoas com perfis diferentes discutindo em igualdade. Estudantes de ensino médio argumentando com professores universitários. Hoje, o maior intercâmbio de conhecimento está nas diversas formas de discussão que há na internet”, explicou Barbero, que hoje é considerado um dos mais importantes estudiosos da comunicação da América Latina.

Produção audiovisual
Da mesma maneira, a internet é uma brecha para combater a concentração e a uniformização dos conteúdos por parte da indústria da mídia. Com equipamentos cada vez mais baratos e ferramentas simples, o público produz seu próprio conteúdo e coloca, em imagens, sua própria maneira de ver o mundo.

“O que estamos vivendo é a possibilidade de colocar em prática a criação, a criatividade, a imaginação social e a experimentação. É apaixonante ver como as pessoas usam dos vídeos na internet para mostrar e discutir sua vida cotidiana”, destacou. Barbero cita como o exemplo um projeto pioneiro da Catalunha – região ao nordeste da Península Ibérica – que possibilitou que todos os municípios produzissem programetes. Os temas são livres e, após finalizadas as produções, elas eram disponibilizadas na internet para que houvesse intercâmbio entre as cidades.

“Nesses programas está estampada a vida das crianças, dos jovens, das donas de casa, dos idosos. Algo que não se vê na televisão, nem mesmo na TV pública”, comenta.

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Antología de poesía peruana. Arquitrave 32 (Versión original en PDF)

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Si es con los 80 –le corresponde el mérito a esta variopinta promoción– donde las fuerzas barrocas adquieren nuevos bríos en el Perú a partir del legado de la poesía conceptista/ coloquial del autor de Diario de poeta (Martín Adán), no es menos cierto que –incluso en plenos años sesenta– hubo autores que no hicieron del británico modo ni de una racionalidad políticamente correcta la fórmula idónea para legitimarse a nivel internacional (vía, sobre todo, el Premio Casa de las Américas). Estuvieron, mejor dicho, están para ilustrarlo las obras capitales de Javier Heraud y Luis Hernández Camarero; el primero de estos, con el legado extraordinario de su pureza y hondura, aparte de, en palabras de Gerardo Mario Goloboff: “la certeza de Manrique […] los versos de Antonio Machado […] y la lucidez cósmica de Lorca” (359); el segundo de los nombrados, con un arte cosmopolita encarnado en la cotidianeidad, la urbe y el dolor, es decir, rescatando todo esto a través de una compasión ilimitada, delicadeza y un sutil humor. Es con estos autores, precisamente, con los que –de modo implícito– se abre nuestra breve antología. Es ésta, como todas, cuestión de gusto, pero también –al menos en nuestro caso– cuestión de testimonio: haber sido atónitos testigos de lo que, con el paso del tiempo, diferencia los varios gestos de moda de uno auténtico de estilo y fervor por la poesía.

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Apuntes sobre la actualidad ‘teórica’ de la poesía de César Vallejo

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El oxímoron vallejiano, a diferencia de la dialéctica de Hegel [“ordena lo real al pensamiento como forma del saber organizado” (Goodzich 33)], respeta la “diferencia” o alteridad de las cosas. En Trilce, Vallejo no es dialéctico; es, más bien, rizomático y místico.

De aquí la actualidad “teórica” de Vallejo, que se acerca más al estudio de las antinomias que la dialéctica: “en la dialéctica los términos en oposición se distribuyen a lo largo de un eje siempre jerárquicamente orientado, de modo que el resultado de la oposición se decide tan pronto como ésta es identificada, mientras que en una antinomia no existe semejante eje y el esfuerzo del pensamiento se dirige a la determinación de las posibles relaciones entre los términos de la antinomia” (Goodzich 33)

En ilustrarnos, pues, su particular “esfuerzo del pensamiento” sobre las antinomias estriba la poesía del peruano. Pensamiento que involucra por cierto, y acaso en primer lugar, preguntarse por la sociedad profundamente dividida y multicultural de la época y del país –luego el mundo– en el que le tocó vivir. Deteniéndose en cada fragmento de éste, aquilatándolo en su pasado y en su presente; y también en su misterio, aunque no como parte de la encandilada incógnita del modernismo hispanoamericano, sino como potencia o utopía: callejones de más vida, salidas eficaces para burlar la fatalidad y la muerte. Pero, ojo, no es posible considerar a Vallejo en la órbita del multiculturalismo contemporáneo ya que éste, en los términos que vamos enhebrando, es dialéctico y se halla monitoreado de modo unilateral. Es decir, el diálogo inclusivo o de mutua tolerancia que promueve supuestamente el poder se halla, como sostiene lúcidamente Gianni Vattimo, viciado o contaminado de sospecha. Y tampoco podríamos entender el radical rechazo de Vallejo a la homogeneización, si no concebimos allí un lugar de opción o libertad –¿sexual, de género?– también para la mística de las personas y, por qué no, también de las cosas u objetos en apariencia más insignificantes e inertes. ¿Mística de los objetos?

Al interpolar estas coordenadas vallejianas a nivel de los urgentes acuerdos sociales de orden político, entendemos claramente su pertinencia y virtualidad productiva. No homogeneizar; pero tampoco –con igual énfasis– heterogeneizar de modo unilateral, fundamentalista y autoritario. ¿Heterogeneidad cultural y homogeneidad teórica?, se planteaba ya, de manera sugestiva, Ottmar Ette. Al recorrer hace poco de sur a norte el interior del Perú, nos planteamos una pregunta acaso incluso más elemental: heterogeneidad u homogeneización: ¿desde la pobreza extrema?, ¿desde el cerro insólitamente torneado o el indiferente desierto?, ¿desde el mall ascéptico o nuestros inalienables olores? ¿desde una historia donde la mira va puesta en la inevitable tristeza o en la fugaz alegría?

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Poema en hucha

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Derfler, Collage s/papel (2006)

Para mi hermano, Julio Granados

I

Obtuso el horizonte

Y no saber a dónde ir.

No es por falta de mirada, pues,

Es por los años.

Pero, aunque, sin embargo.

Meter los dedos sobre esta pantalla

Este fluido de vida

Esta ola de viaje

Y llegar

A cada una de las cosas

Inalcanzables

O que irremediables

Posponemos

Acostarme otra vez

Con la putica de Río

Desflorar de nuevo

Entre la oscuridad y su piel

De luz y de levadura

De faro e improvisado puerto

Los años y esta aurora

Y esta sensación trémula

De que jamás he de morir

Y de que nunca

Han de cumplirse del todo

Estos sueños

Ave del deseo en el más allá

Escritura post-morten

Mística en otra mística

Pre-anunciada

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Vargas Llosa en la Feria/ Enrique Valiente Noailles

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La movida de los intelectuales K para intentar sacar a Vargas Llosa de la inauguración de la Feria del Libro ha sido realmente lamentable. Se trató de una iniciativa más afín con las épocas y mentalidades dictatoriales que hemos dejado atrás que con la Argentina moderna que pretendemos construir, en la que cada cual debe poder pensar y expresar lo que le parezca.

Hay en todo esto una pátina del fanatismo que considera sacrílegas las ideas ajenas. Si, por ejemplo, Vargas Llosa no cree en que el Estado deba promover las industrias culturales, ¿acaso la idea contraria se desmorona? ¿Habrá por ello que silenciarlo? ¿Y hacerlo adicionalmente en un sitio que por excelencia ha sido creado para la libre circulación de las ideas?

Silenciar es una modalidad de supresión del otro que tiene siniestros antecedentes en la Argentina. Por suerte la Presidenta tuvo un gesto de inteligencia, de velocidad de reflejos y de cordura al poner en su lugar a este intento medieval e inquisitorio, que podría sonar hasta pueril si no entrañara un componente peligroso para nuestra democracia.

Por cierto, cabe decir también que, así como hay quienes se sienten incómodos o amenazados por quienes formulan ideas políticas contrarias a las propias, los hay que expresan ideas metafísicas en un registro ajeno al propio.

El propio Vargas Llosa publicó alguna vez una nota sobre Baudrillard, llamada “La hora de los charlatanes”, donde lo acusaba de procurar “la demolición de lo existente y su sustitución por una verbosa irrealidad”.

Confusión entre mensajero y mensaje que no debe sorprender: no ha faltado tampoco quien acusara a Nietzsche de haber matado a Dios, en vez de comprender su frase como la tomografía computada de una época.

Pero si nada pone más nervioso al edificador lineal de la existencia que aquellos que conciben una ironía en su arquitectura, nada pone más nervioso a un creyente político acérrimo que las ideas que se expresan en la antítesis de las propias.

Lo cierto es que siempre hay algo de temor oculto en la voluntad de silenciar a otro. ¿A qué se le teme? No sería incoherente con una política de propaganda que pretende moldear conciencias por repetición que se le temiera a que una idea contraria pudiera moldear alguna.

Idea que abreva en cierto desprecio por la capacidad pensante de la gente.

En todo caso, las zonas aledañas al fanatismo no hablan nunca a favor de las ideas sostenidas, sino que hablan de la vulnerabilidad de su portador. Los cazadores de certezas, cuya afición es embalsamar presas, tiran a veces también sobre los que disfrutan de los animales sueltos.

Pero tal vez los nervios frente al pensamiento ajeno provengan, en un sentido amplio, de quienes se toman excesivamente en serio a sí mismos. El pensamiento que no es recorrido internamente por una forma de ironía, nacida de su propia entraña, se convierte en un espacio momificado, en un museo de sí mismo. Y desarrolla una potencial intolerancia hacia el pensamiento ajeno.

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Recuerdo de Carlos Edmundo de Ory (1923 – 2010 )

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“Pero volviendo a nuestro testimonio, y para añadirle complejidad al panorama, en aquel I Curso de Verano de la Universidad Complutense [1988] también se reivindicó, muy merecidamente, la obra de uno de los fundadores del Postismo: Carlos Edmundo de Ory. Recordamos que en aquella ocasión –una vez que la charla se abrió a los asistentes– le preguntamos (en realidad sólo para complacer a Fanny Rubio que había sido una de nuestras profesoras y que en esa oportunidad se hallaba entre los panelistas) por su lector ideal; el poeta nos respondió: -“los delfines”. El público, como es obvio, premió su ocurrencia con prolongados aplausos; Fanny Rubio nos reconoció entre la multitud y, al menos ella, nos congratuló con la mirada; pero a alguna fascista –nunca faltan, incluso en los recitales de poesía– le divirtió enormemente, en toda la cara, que nuestro acento sudamericano o nosotros mismos (nuestra persona en su totalidad) quedáramos apabullados por respuesta tan ingeniosa. Mas Ory, por supuesto, no es un Alberti –con lo que nos gustan los versos de la paloma equivocada– ni, menos, es un García Montero. De cara a la poesía que escriben ahora mismo los más jóvenes, creemos que su obra –como la de Vallejo, de un vanguardismo no deshumanizado y con sentido del humor– junto con la de Luis Cernuda y Jaime Gil de Biedma son las más gravitantes en todo el ámbito de la poesía española. No son los polos, entonces, y por lo tanto las simplificaciones didácticas las que se perpetúan; sí, las personas –complejas y contradictorias– que saben aproximársenos en sus poemas. No son, por lo tanto –y hablando sólo de España–, ni los consabidos pregones de José Hierro ni los tics de Octavio Paz, clonados por José Angel Valente, los caminos a seguir. Ni uno ni otro merecen darle cuerpo a ninguna de nuestras desconcertadas almas”

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