Archivo por meses: noviembre 2009

Prepucio Carmesí/ Edson Pacheco Briceño (reseña)

editorial-ene.com

Prepucio Carmesí es una obra que utiliza toda una diversidad de géneros para entregarnos a los lectores la “biografía apócrifa” del escritor Pedro Granados cuyo seudónimo es Juvenal Agüero. Asimismo nos ofrecerá el relato de sus relaciones con sus bellas y elásticas mujeres. Por tal razón su nombre: Juvenal. Porque su vida es una eterna juventud.

La obra presenta la técnica de alternancia múltiple. Es decir, son pequeños capitulillos donde no existe una secuencia lineal pero que se encuentran artísticamente entrelazados. Sin embargo parece claro que la historia comienza con el niño Juvenal a quién se le ha quedado prendido el prepucio en la cremallera y repite enojado “Nadie es feliz”. De este modo el narrador por momentos aparece en primera persona y otras veces en tercera persona. Este guiño parece indicar que la obra es como un blog y debería ser leído como tal.

La confluencia de diversos géneros en una sola obra viene a significar esencialmente la hibridez. Esta hibridez se observa también en el lenguaje, Granados alterna frases coloquiales y formales. Hibridez en las mujeres que elige o lo eligen. Hibridez o mestizaje en el origen étnico de Juvenal. Diversidad en los lugares donde vive. Este último rasgo le otorga a Juvenal la categoría de cosmopolita, aunque él es más “feliz” en los países del sur.

Por otro lado no debemos dejar de observar que Juvenal está inmerso en un contexto histórico que determina su modo de pensar. En esta historia se puede probar el discurso materialista que afirma que la materia antecede y determina el devenir del sujeto. Juvenal es hijo de padres quechua-hablantes y nacido en un barrio popular de la “blanca” ciudad de Lima. Véase página 89 y 90 del libro para entender a qué alude el término blanca. Tal situación determina que en su discurso haga énfasis en las complicadas relaciones de las clases sociales.

La obra a su vez es una mezcla de erotismo, humor, crítica social y juventud. Juvenal Agüero es una persona que se relacionará con muchas mujeres. Alejandra, Rosa, Ramsa y entre otras que entrarán a la vida de Juvenal enseñándole sobre la vida o los secretos del cuerpo. Digo “entrar” porque él no las olvida e incluso se lamentará por haberlas dejado, bajo esta perspectiva Juvenal no utiliza a las mujeres y tampoco las cosifica. El erotismo será solo una puerta de entrada para algo más esencial e incorruptible.

El humor en Prepucio Carmesí es uno de los rasgos más logrados. El autor emplea y dosifica el humor a lo largo de la obra. Incluso en los momentos de mayor seriedad hay una pequeña cuota de ingenio humorístico. Por ejemplo, cuando el pequeño juvenal ha leído su poema en la clase y el profesor le ha dicho que sus versos son tan tristes que parecen hechos por Inca Pachacutec. Todos sabemos que si el Inca Pachacutec hubiese escrito poemas estos no serían nada tristes puesto que este inca fue uno de los personajes decisivos en la construcción del Tahuantinsuyo. Por esta razón su nombre puede ser traducido como “El transformador de la tierra”.

La crítica social será un aspecto sustancial. Juvenal crítica entre otras cosas, el racismo de los limeños, por lo cual llamará “blanca” a la ciudad de Lima, no solo por la niebla característica de su clima si no también porque su gente tiene ganas… corrijo, compulsivas ganas de ser blanca. Pese a ello debo decir que muchas de las afirmaciones de Juvenal no poseen pretensiones de verdad, de lo contrario tanta seriedad aburriría al lector.

La intertextualidad es un rasgo recurrente en la novela de Pedro Granados. Aunque novela es un término que no termina por definir el texto como lo he mencionado al inicio. Juvenal nos menciona libros como el de Carlos Malpica “Los Dueños del Perú” o algún poema de Jattin como el famosísimo “te quiero burrita”. Este elemento apoya la historia y al mismo tiempo le otorga dinamismo pues el lector por unos momentos divagará en sus recuerdos sobre los textos citados.

Prepucio Carmesí es una obra singular e interesante. El título esconde un símbolo esencial en el ser humano. El Prepucio viene a significar la cubierta que nos separa del mundo y nos mantiene encerrados y sin luz. La ruptura de ese prepucio es la salida al mundo para desenvolvernos como pensamos y sentimos y sobretodo para ejercitar nuestra libertad.

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[Por consideración con mis estudiantes]

dearqueologia.com
Metopa de Selinunte, 550 a.C.

Por consideración con mis estudiantes
No enseñaré más
Por compasión con ellos
No me verán más en el aula
He comido del fruto prohibido
Qué le vamos a hacer
He desflorado
Y tenido en una sola mano
La cabeza atónita
De la medusa

No soy de esta época
Excesivos han sido mis años
Son mis recuerdos
La luna cobijada como un pollito
El diablo, el pobre, no el poderoso
Apilado entre las calles
Ubicuo
Y yo escondiendo lo vivido
Lo deseado
Como una herida de muerte

No soy del presente
Cuido una flor
De cementerio
Y peino las canas
Del poema
Y lo engomino
Porque lo necesita

Por eso es que dejo
de enseñar y dejo
mis bártulos y mis agujas
de cazar moscas al vuelo
de capturar arañas
y auscultar mi corazón
de mercurio mi alma
de éter insoluble
a este aire nuestro

Y estas sabidurías
ociosas y como extravagantes
y también inútiles
o poco prácticas
e inaplicables
y dolorosas y demasiado henchidas
e invariablemente ocultas

25/ 9/ 09

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La poesía de Pastor de Moya (La Vega, R. D., 1965)

http://es.wikipedia.org/wiki/Pastor_de_Moya

CARNAVAL

trajimos el pasado con el alba
nos intercambiamos los rostros en el vacío
comimos pan de otro tiempo
aterradora melancolía
al iniciar la fiesta

desnuda la memoria hace alarde
de la lozanía de sus piernas
todo es real si la fantasía existe
ese hombre que soporta el peso de sus días
se mira hacia adentro
y se le queda pegada la mirada en el olvido

esa es la presencia del ser en la
razón
de parecernos a los colores
cuando nos disfrazamos de nosotros mismos

ORIGEN DE LA RUEDA

Una mujer blanca o morena [los dos colores simbolizan
lo mismo] ha olvidado sobre la mesa un objeto que
por su forma puede ser un disco o la palabra círculo
o una esfera de cristal que necesariamente no tiene
que ser una bandada de golondrinas que vuelan y
sueñan en una circunferencia equidistando en la
lluvia además sé que aquella mujer ha dejado esta
pieza con el propósito de que yo advierta que cíclico
es el olvido como la noche

BELLY-DANCE

la bailarina mueve la cintura en cada tabla
la luz es un temblor amanecido si agoniza
danzar otra forma de parir y de dolor
un espectáculo callado ante el grito

ÉL ES MUJER

este burdel sabe a virgen estuprada
a licor azulado en las vetas de su voz
este hombre quiere jugar a ser SIMONE
orinar ángeles en los arbustos del alma
esta hembra es un terrible macho para el sexo
signo acaso seducción hacia el crimen imposible
animus necandi designio y cosa media
la noche cae y se rompe sobre el vaso
y nosotros asaltamos estos labios

De Jardines de la lengua (San Juan/ Santo Domingo: Isla Negra, 2009)

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Cadáveres (Mesa Redonda, 2009)/ Alejandro Susti (Lima, 1959)

Scaner

En cada fosa
caben miles de palabras
que la tierra roe como huesos
sacos de la pena
carrera de la especie descendiendo
hacia el hilo de la ausencia

Los cadáveres brotan como dorsos
entre la espuma rabiosa del mar
y ascienden por la falange del olvido
a impregnar de élitros el aire

Tu cuerpo es un cadáver
cada día despuntando hacia la distancia de una noche
infinita
espejo de una lágrima cosida al párpado
de la muerte

_____________________________
El libro se abre con un discurso universal y ubicuo sobre la muerte; se cierra, contextualizando ésta entre las exhumatorias audiencias públicas que patrocinó, en el Perú, la denominada Comisión de la Verdad. De la letra herida y escéptica del Barroco, pues, a una mano campesina de mujer que escarba en la dura tierra tras los restos de su esposo desaparecido. Y en medio de la recreación de todo esto, una persona ensayando también re/crearse a sí misma, conectarse a una historia, a una peculiar sensibilidad o modo arcaico de ser. Discurso honesto, en medio de un tema tan espinoso, espinoso por políticamente correcto; por lo general, asumido entre poetas o intelectuales de cara, digamos, a una agenda teórica competitiva. Aquello de ganarse, dentro o fuera del país, un sueldo (mejor si es rentable) hablando sobre la violencia en el Perú… Pero Susti sabe sortear estas retóricas u obligaciones u oportunismos de nuestra clase letrada porque, en realidad, no habla de la muerte ajena sino de la suya propia: no denuncia, más bien, sosegadamente expía. Como Dostoievski o Vallejo o Borges –¡pero, por favor, no como Kozer!– cada uno de nosotros, y no los otros, figuramos entre los primerísimos asesinos; y hasta el alba resulta ser, en esta poesía, guarida de la muerte. Pleno de hallazgos metafóricos (como aquella lágrima cosida al párpado de la inevitable) distribuidos con sabiduría y cautela; este libro es, por ahora, quizá el más logrado de su autor. Ha conseguido plasmar aquí, lo antes postergado quizá por temido o incómodo, la intensidad. No la del efectismo publicitario, desparramada por doquier, no la del patetismo, ni la de la mala conciencia o de la espurea filantropía; sino la de nuestro sencillo y acaso trascendental coloquio: el de una sombra hablando, parsimoniosamente, con otra incluso mayor.

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