Una de las preocupaciones que tenemos varios de los profesores de la especialidad de psicología educacional es la poca demanda que tiene esta área de la psicología, por lo menos en la PUCP. Sabemos que este problema es multicausado, es decir, que no hay una sola razón para esto sino varias actuando juntas: clichés, desinformación y malos entendidos sobre las potencialidades del área, apatía general para informarse y conocer más, el desprestigio que tiene la educación en su conjunto en el país y en el mundo, creencias equivocadas sobre el verdadero potencial de otras áreas de la psicología para abordar los problemas educativos (en otras palabras, psicólogos que piensan que su especialidad los faculta para entrar a trabajar a cualquier terreno – esto sucede sobretodo con los clínicos, aunque no únicamente), malos modelos de profesores e investigadores del área, un currículo de formación básica que no ofrece a los estudiantes una visión realista del quehacer de la psicología educativa, y un largo etcétera que no vale la pena repetir porque ya lo he mencionado en varios otros lugares, por ejemplo, aquí.
Es cierto que la educación es un proceso humano y social y como tal requiere el concurso de diferentes disciplinas, enfoques y profesionales. El problema no es ese, sino más bien el desconocimiento sistemático de muchos (yo diría la mayoría) de nuestros estudiantes sobre esta área fundamental de la psicología. La verdad, a muchos profesores nos cuestiona el que alumnos que no han hecho sino DESPRECIAR la psicología educativa mientras estudiaban, burlándose muchas veces de sus compañeros que elegían esa especialidad (hubo un semestre en que las llamaban “las utilísimas”, como si los psicólogos educacionales nos dedicaramos a hacer manualidades) y no considerándola en absoluto un área digna de estudio (mil veces he oído a estudiantes decir que están en duda entre elegir la especialidad de clínica o de social, pero que “educacional sí que de ninguna manera”), terminen luego trabajando en el sector educativo. Algunos se forman luego un poco para ello, como en este caso y muchos otros que conozco, pero otros luego tienen posiciones que les permiten tomar decisiones de política educativa y/o acompañan docentes en ejercicio sin tener ni la más remota idea de lo que están haciendo.
¿Qué podría hacerse para combatir un poco esta problemática? Algunos dicen que el cambio debe pasar incluso por un cambio de nombre de la especialidad de educacional, pues lo “educacional”, “educativo”, “educación” etc. solo trae connotaciones negativas para muchas personas. Yo soy de la idea de que un mejor balance de la formación básica y la oportunidad de mirar alli las enormes demandas y potencialidades del sector educación y la manera como la psicología aporta a los procesos de aprendizaje y desarrollo abrirá los ojos y las mentes de muchos estudiantes y les hará tomar decisiones más adecuadas para sus carreras. » Leer más