Archivo por meses: junio 2024

INKARRÍ/ Pinheiro

Amálio Pinheiro, PUC-SP

 

 

Amálio Pinheiro lee Inkarrí (Lima: VASINFIN Ediciones, 2024) en el contexto de la presentación de este poemario en la UNPRG de Lambayeque; lo lee atento, en general, a lo que va de la poesía de Pedro Granados en los últimos años y, muy en particular, en tanto traductor de un poemario anterior (español/portugués) de este mismo autor limeño, Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos, 2018).  Aunque breve, la maestría de la lectura de Amálio Pinheiro es tal que desciende, sin soltar la atarraya del sentido, hasta el nivel molecular de la lengua de Inkarrí; y, de esta manera, tornarse perfecto envés de lo apuntado por Pablo Macera en la contraportada de este nuevo libro de Granados: “Lengua de animal puro con que habla, mientras la palabra es una bala certera al corazón”.

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Inkarrí/ Ulises desatado

El streaming de este viernes 28 de junio (a las 4 pm hora de Paraguay, 3 pm en Perú, por twitch y retransmitido x facebook live de la página de El Trueno) tendrá de invitado al poeta Pedro Granados. Hablaremos sobre su nuevo libro Inkarrí.

http://twitch.tv/lilaplaytv

https://www.facebook.com/ElTruenoPy?mibextid=ZbWKwL

 

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Todas las aristas de Eielson [Exposición]

En el recorrido se rescata el azul ultramar, el preferido de Eielson. Aquí uno de sus nudos que formaron parte de su proyecto artístico.

En el centro cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores (Jr. Ucayali 391, Cercado de Lima) se puede visitar la muestra biobibliográfica Los reinos de Eielson, que rinde homenaje al escritor y artista peruano Jorge Eduardo Eielson (1924-2006), en el centenario de su nacimiento.

Este proyecto tuvo como curador a Renato Sandoval Bacigalupo, poeta, traductor y amigo del artista, quien ha procurado que los materiales en exposición no solo sean literarios, sino que puedan observarse todas las aristas y etapas de Eielson como creador.

https://peru21.pe/cultura/jorge-eduardo-eielson-todas-las-aristas-de-eielson-noticia/

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About  Cristino’s poem

Paranalánder desencadenado

 

Oklahomaländer es equivalente

A Paranaländer

Y éste semejante a

La terminal de autobuses de Asunción

Análoga del todo

Al ininterrumpido fin de semana

En el Paraguay

Copia fiel de los muertos

Retenidos entre los bosquecillos

De altas cañas del lugar

Incontrastablemente

Ligado al sabor último de las chipas

De aquí y de acullá

Recortado sobre el territorio

De este limbo inocente

En el que nos encontramos

Según Paranaländer

U Oklahomaländer

Para el efecto resulta lo mismo

De descender al río de los amotinados

Que ya hablaran jopará

Antes que cualquier vecino

Río de sangre o Yaguar Mayu

Para el desocupado lector

O Inkarrí apareciendo entre la enorme boca 

Del Iguaçu que va a dar a la mar

Que es esta playa sin insectos ni humanos

Ni viento ni paisaje siquiera

Sino una de Comala en usb

Donde se proyecta mi dolor

Mi pena vale decir lo único sensible

Entre este enorme botadero

De corazones de arena

De vísperas y de despedidas

Ahogados abozaleados

Como diría el Cholo

La chola más bien

De muslos firmes y llenos

 no menos cuadrados pies 

Como los de las chinas de Lambayeque

Como aquellos sobre las telas de Gauguin

Donde siempre se deja vislumbrar al demonio

Recostadito por ahí o entretenido con su chipa

Y un tereré de lo más humeante

Demasiado caliente

© Pedro Granados 2024

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PERÚ: Último lugar en “pensamiento creativo”

Al margen o paralelamente a lo que los presentadores de esta noticia ventilen sobre el ínfimo desempeño en “pensamiento creativo” de los jóvenes del Perú, queremos destacar sólo dos puntos entre muchos posibles.  Pablo Guevara alguna vez  dijo algo como esto:

-Genio es el que sale de su casa sin un real en el bolsillo y esa tarde él y su familia almuerzan.

Así que lo que aquilatamos como conocimiento, o lo que aquella prueba Pisa sopesa, es una abstracción desligada de la vida; es más, un prejuicio análogo a una sofisticación o refinamiento intelectual que, en última instancia, en los países desarrollados, se mide en más o menos eficiente tecnología militar.  Esto se halla detrás y es lo que, a la larga, importa y apoya el estado en aquellos pagos.   Nuestra riqueza, que es la pobreza, resulta una abundante materia prima que no sabemos aprovechar para crear otros bienes, arte y costumbres; es de esperar, menos dependientes culturalmente y más justos.  Tal como decía José María Arguedas:

-En técnica nos superarán y dominarán, no sabemos hasta qué tiempos, pero en arte podemos ya obligarlos a que aprendan de nosotros y lo podemos hacer incluso sin movernos de aquí mismo (“No soy un aculturado”).

El segundo punto, ligado al primero, es peguntarnos cómo es posible esta falta de “pensamiento creativo” en la patria de César Vallejo, sobre todo, cuando él lograra aquí su mejor obra (Los heraldos negros y Trilce).  Su actitud acaso pueda ilustrarla un autor del Siglo de Oro, autores entre los preferidos de Vallejo, el docto Baltazar Gracián:

-Sin valor es estéril la sabiduría.

Pero valentía no únicamente ante el explícito poder político de turno, deseable.  No.  También, sobre todo en el caso de Vallejo, ante el poder de disuasión de la institución literaria vigente.  Porque la corrupción política, entre nosotros, resulta paralela y equivalente a la poética.  Es decir, no sólo existe mediocridad, a veces muy “sentida” o muy “bella” o muy “compleja”, sino que ésta conviene a los que intentan, en el campo cultural,  perpetuarse en el poder simbólico (a la larga vinculado al de la política y al de la economía).  Pero, ojo, ni el apocalíptico César Hildebrandt ni, hasta hace poco, el simpático Marco Aurelio Denegri merecerían emularse; la noción de las Humanidades en la que militan, entendida como libros o canon occidental, no es la única.  Felizmente existen otras, igualmente retadoras y no menos disfrutables; aunque, asimismo, sea preciso desde joven iniciarse en las mismas. P.G.

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Vallejo-Eielson: “Pero he venido de Trujillo a Roma”

Reseña de Cuando el amarillo mes de abril. Mecanoscrito Lorenzelli (Lima: PUCP Sistema de Bibliotecas, 2024). Carlos Castro Sajami, Kathia Hanza, Mariana Rodríguez Barreno (editores). Poemas mecanografiados (1956-1957) por Jorge Eduardo Eielson; corpus del libro Habitación en Roma, publicado en 1976, aunque con variaciones. Se enfoca la muy estrecha relación entre la poesía de Eielson y la de César Vallejo, sobre todo en que ambas constituyen una semejante propuesta amerindia. Una “instalación sobre Vallejo”, efectivamente, esto constituye la intervención de Eielson palpable en el Mecanoscrito Lorenzelli.  Paralelas habitaciones amerindias en el Amor (Roma).

El más vallejiano de los poetas post vallejianos lo constituye, sin duda, Jorge Eduardo Eielson; en lo fundamental, por la perspectiva simétrica o multinaturalista (Viveiros de Castro) de sus propuestas y por el apego compartido de ambos hacia un determinado territorio o paisaje –la costa del Perú[1]— y el intento o la posibilidad de donar, más bien hacer proliferar, este mismo espacio local –individual-colectivo– y su talante post antropocéntrico en el mundo entero.  Desde “Nostalgias imperiales” (Los heraldos negros), donde al canónico “Yo no sé” se le contrapone el simultáneo y enfático “[Yo soy] Un fermento de Sol” (“Huaco”) (Paz Varías); pasando por Trilce en tanto y en cuanto encarnación textual de Inkarrí (Granados 2014); hasta el legado amerindio –formas y niveles de conocimiento contenidos en los muros de Chan Chan– que encontramos en los relatos de “Cuneiformes” (Escalas)[2].  Paisaje multinaturalista, en suma, aunque también poemas que en su cotejo editorial han corrido diversa suerte; unos se han publicado en vida del autor y, otros, no.  En este sentido, y en el paralelo o la continuidad Vallejo-Eielson que aquí trazamos[3], el poemario Habitación en Roma –en su versión de El mecanoscrito Lorenzelli (1956-1957) — constituiría, a su modo, aquellos “poemas póstumos” que en vida, con excepción de España, aparta de mí este cáliz, no se animó a llevar a la imprenta César Vallejo: “La condición inédita de su poesía europea es uno de los grandes misterios de la poesía moderna en esta lengua. ¿Por qué Vallejo no ordenó y publicó esa obra fundamental? (Julio Ortega 2014). La poesía de Eielson, más bien, se alimentaría de aquel discreto pudor vallejiano; es decir, no lo amilanaría la gravitación de la diglosia “Paris/ París” que percibiera Enrique Ballón en los poemas póstumos del autor de Trilce (Granados 2015), y de la cual –antes que nadie– sería consciente el propio César Vallejo[4].  Pudor vallejiano que, paradójicamente, liberara a Eielson del gabinete de escribir textos impecables y ultra canónicos: “entre 1954 y 1958 se concentra casi exclusivamente en la actividad literaria. Son los años en que produce los poemarios dedicados a la ciudad de Roma, así como su poesía más experimental” (Centro Estudi Jorge Eielson 12).  Es decir, Vallejo rescataría a Eielson del fetiche de la letra y lo instalaría definitivamente en la respiración.  Por lo tanto, ahora lo más importante sería la modulación de los sentimientos en la glotis del poema; antes que el modo en que resuenan los sonidos en la zona ulterior de la cavidad bucal; y, junto a esto, asimismo menos importante sería respetar el decoro de la norma:  Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito Lorenzelli[5]  se halla plagado de erratas.  “Incorrección” que, asimismo, constituye un síntoma del abandono de la dictadura de la literatura por parte Eielson; lo cual lo llevaría a experimentar de modo paralelo y simultáneo con otras artes o en “nudo” con distintas y diversas plataformas.

Por su parte, aquello de “Pero he venido de Trujillo a Roma” remite, obviamente, a los versos 10-11 de Trilce XIV: “Pero he venido de Trujillo a Lima./ Pero gano un sueldo de cinco soles”[6], a manera de identificar un punto álgido en el cual convergen y se continúan las poéticas de ambos autores.  Poetas de la ganancia suma en medio del menoscabo o la carencia, “cinco soles” de protección extra para los dos poetas.  Sin embargo, al final, en Vallejo y en Eielson, no se trataría únicamente del testimonio de la fidelidad del sol y del consecuente empoderamiento del sujeto poético en el desplazamiento de un lugar a otro (Trujillo a Lima o Lima a Roma); sino, más didácticamente en Eielson, de la esencialización de un lugar –“elementarismo” (Rebaza Soraluz 42)– vía la reducción a lo más simple e imprescindible; en este caso, Habitación en Roma en tanto sinónimo de “Habitación en Amor”.  En consecuencia, no se trata, tampoco en Vallejo, de ningún chauvinismo de color local, cultural o étnico; aunque, frente a su decepción ante aquella mitificada “ciudad sagrada”, el autor de Noche oscura del cuerpo, considere, de modo muy significativo:

un movimiento de reencuentro con los orígenes del Perú[7], que describe como una “salvaje” y “secreta civilización, más perfecta que la europea” y que “asombrará el espíritu y la inteligencia secular de Occidente (Rebaza Soraluz 2024: 39)

“Instalación sobre Vallejo”, efectivamente, constituye la intervención de Eielson palpable en el Mecanoscrito Lorenzelli.  Paralelas habitaciones amerindias, en el Amor.

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Poemas de Clarissa Macedo

Capadócia

Ando a fim de todo mundo:
do motorista do uber
do ex-professor, do músico,
do médico, do porteiro,
de um de lá de São Paulo
do vizinho e do vendedor de carros.

Ando a fim de todo mundo
e, inúmero,
amo o planeta inteiro
essa sucursal
uma flor de bananeira
bem no pico do meu ventre —
a cortiça dessalgada
pela trompa de um incêndio.

Umbilical

As casas que me habitaram

nunca disseram adeus.

No meu corpo de desenganos

cada madeira, cada farpa.

Entre o menino que se foi

e o homem que não chegara,

impõe-se cada cômodo…

alguns sonhos, ambas fraquezas.

Às vezes penso que quem

me pariu não foi a mãe ida,

mas o concreto com frestas

que iluminou planos de pipas,

minha última barba.

A casa que agora me vive

é um cubículo, um palácio

de pedras agras

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Inkarrí: pensamiento y mirada/ Carlos Eduardo Quenaya

Inkarrí, el libro que hoy presentamos, viene a completar una saga formada por Roxosol (2018), La mirada (2020) y Amerindios (2020). Cuatro libros que tal vez constituyan un punto de llegada del trabajo poético e intelectual de Pedro Granados. La poesía manifiestamente aquí es una aventura intelectual en la misma medida en que la labor intelectual es una aventura poética. Vale la pena hacer el énfasis en esta dimensión de la inteligencia llevada a la poesía porque esta puesta en práctica del pensamiento es señal de algo mucho más tangible y provocador: la animalidad de quien escribe. Las ideas y los conceptos a los que nos podrían remitir los libros de Pedro Granados no son prerrogativa de los seres humanos y, por eso mismo, no pertenecen estrictamente al campo humanístico. Lo intelectual en estas páginas adquiere un significado nuevo.  C.E.Q.

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