Dorian Espezúa, en el marco de la mesa “Registros heterogéneos en la poesía peruana contemporánea” (JALLA 2016, La Paz), presentó una ponencia titulada “Paradigmas identitarios en la poesía de Leoncio Bueno y Efraín Miranda”; en la cual propuso una taxonomía de paradigmas de identidad que va como sigue:
1.Soy, luego existo. No depende de la elección, sino del destino.
2.Existo, luego soy (existencialista). Todo está ya construido.
3.Paradigma cultural: pertenencia, participación y arraigo. Yo social, colectivo, incluyendo nuestras raíces.
4.Autonomía (Elijo lo que soy o mi modo de vida). Performance. Ejemplos, Leoncio Bueno, deja de ser casi un negro, asume una actitud integradora; Efraín Miranda, siendo medio gringo (blanco) decide ser indio.
5.Nominalista: soy lo que dice el otro que soy. Paradigma postmoderrno que no pone en valor las políticas de identidad.
Para, enseguida, Espezúa pasar a advertirnos tener cuidado con los que dicen que todo es construcción, que todo sólo es narrativa. Cuidado con los estereotipos… que los indios son indios sólo luego de la invasión europea.
Interesantes síntesis y taxonomía, las del colega Espezúa, a las que cabría añadir las del “giro ontológico”: simetría (Bruno Latour) o multinaturalismo (Eduardo Viveiros de Castro). Esta última, por ejemplo, la mediación conceptual más afín para describir la poesía de César Vallejo, e incluso para iluminar su, hasta hoy mismo, detectivesca biografía… Vallejo que está “al principio y al fin” (José María Arguedas) de la poesía peruana. Multinaturalismo, por cierto, inspirado en el modo de conocer amerindio. Aunque, no menos, en una perspectiva trastlántica ya que participan en su genealogía, sobre todo, Claude Lévi-Strauss, pero también Spinoza y, un poco más atrás, hasta el mismísimo Descartes: algo así como la pepa del modo de pensar de Occidente.