DIARIO DE CAZA
Duró toda una noche. Navegamos
más allá de las columnas, lejos los bosques
donde ríe una diosa y las estrellas
sin memoria apuntaban al lunario. Yo les robo los pétalos
a las plantas carnívoras del jardín de las delicias.
Acecho sobre la escotilla, enhebro collares vegetales
para los tripulantes de efímeras gargantas. Mis dedos ágiles
siguen la línea sinuosa en el elzevir:
Estos son los ríos de Babilonia, se suben
en busca del olvido y vuelven siempre
soberbios como un planeta. A veces me detengo
en los jardines suspendidos del imperio, y ejercito
la muerte en mis últimos torneos de cetrería.
El Centauro me afiló los dientes y las uñas, tengo
la avidez de trece lunas llenas, y del viaje sólo recuerdo
unas cartas de navegación hundidas, una cacería
de altura y el canto de los marineros.
ALFREDO FRESSIA (Montevideo, 1948). Poeta, docente, periodista y
traductor. Su obra poética ha sido traducida al portugués, inglés,
francés, rumano, griego y turco.
Tenemos entre las manos estos tres nuevos títulos de Alfredo Fressia. A “Poeta en el Edén”, con muy justa razón, lo describe Hernán Bravo Varela en los términos siguientes: “aterciopelada dinamita de este volumen”. Nos parece, también, una formulación feliz para adentrarnos en “El memorial de hombres que me amaron”; acaso el mejor poemario de Fressia luego de Eclipse (2003). Enamorado de cierta tradición literaria uruguaya, no menos universal por cierto (Laforgue, Lautréamont, Supervielle, Herrera y Reissig… Delmira Agustini, Amanda Berenguer, Marosa di Giorgio), Fressia, por lo tanto, abreva de una fuente lujosa y cosmopolita y, simultáneamente, coloquial e íntima, del detalle. Tiene vocación de ostra como su paisano Filisberto Hernández. Y su encandilamiento no es el del surrealismo o el del vidente; sino que, más bien, su fantasía es al mismo tiempo atenta, medida, lúcida y entramada con lo cotidiano. En la poesía de Fressia, los fulgores del oro jamás soslayan su claroscuro. Es acaso por estos heraldos negros –copulando con ángeles y efebos– que la crítica percibe el legado de César Vallejo en la obra del uruguayo. E incluso existe algún crítico que ha establecido un inicial paralelo entre su poesía y la de otro gran poeta peruano –también de la veta o del linaje vallejiano– que es Jorge Eduardo Eielson.
P.G.
Aquí lo escuchamos :
https://soundcloud.com/casa-escritores-uruguay/06-track-06