Eduardo Milán, sobre poesía

milan

Ante un correo recibido ayer lunes:

“Me pregunto camarada si podrías desmontar esto”

https://instruccionesparaabrirunacajafuerte.files.wordpress.com/2009/07/entre-escuchas-perdida-digital.pdf

Respuesta:

 

El mejor escenario de Milán para ser Milán son sus entrevistas.  No le interesa el sujeto, sino los sujetos posibles de uno; pero vaya que el suyo allí si no es solito él, lo calcó o lo vació al detalle de Roland Barthes… con fading y todo.  Por lo tanto, si se trata de intercambiar discurso (“verso”, en el Cono Sur) por poesía, Milán es el más grande versero del Uruguay; a mucha distancia, por cierto, de Filisberto Hernández, el poeta.

Hartos de deconstruir hasta lo previamente ya deconstruido, el movimiento tectónico hoy en día es el del sentido.  Obvio, no el evidente; el pacto ético con los animales y  plantas; o la realpolitik.  Digamos que esto nos puede hacer filántropos, aunque para esto tenemos otros formatos de escritura; y no necesariamente el de la poesía es el más aparente o la mejor opción.

En fin, el asunto –acaso como siempre, por aquello de que la poesía “pone las cosas ante los ojos”– estriba en que si en tanto poetas nuestra escritura tiene poder metonímico o no.  No obligatoriamente el metafórico que en realidad, en tanto metáforas lexicalizadas o no, son o pueden ser cualquiera de las palabras del diccionario.

Segundo, he invitados por la dominicana Ángela Hernández, reflexionar en aquello a lo que nos invitan sus versos de “Alma secreta”: “Es posible escapar a la convención y a la moda/ Más que andar por el mundo/ probar que nos habita”.

Y  tercero, remitirnos a lo que ya César Vallejo –siguiendo a Charles Baudelaire– pensaba era la concepción del arte y la poesía moderna; es decir, que tiene dos mitades: La modernidad era tan sólo una de esas mitades.  La otra mitad era aquello que era ‘eterno e inmutable’.  Ergo, por ejemplo para Trilce, por un lado los fragmentos de la vanguardia; y, por el otro, el mito de Inkarrí.

¿Cuáles son las dos mitades en el discurso sobre la poesía de Eduardo Milán?  Un único tango nostálgico de lo que se dejó por el exilio; o de lo que por esa misma diáspora nunca fue.  Es de lo más romántico en un empaque antiromántico.

Puntuación: 4.2 / Votos: 10

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