Pasajes de una conversación, con Juan Javier Rivera, que será publicada en breve.
Antoni Tàpies, Mirada y mà, 2003
Juan Javier: Desde que te conocí, hace ya más de diez años, en el taller de literatura que dictabas en la Universidad Católica del Perú (estaba yo en la edad de la sinceridad, como dice Henry James por ahí y venía de Carabayllo todos los días; y tú habías superado ya todos los viajes del Siglo de las Luces, pero no hacías alarde de ello y nos descubrías comarcas que no habíamos hollado), lo que más me sorprendió fue tu forma de recitar.
Ahora has incluido el “Huaco” de César Vallejo entre los poemas que lees para la colección “Vallejo X Granados”. Me pregunto por qué has elegido ese poema. Y también cuáles son las resonancias de ese otro poema tuyo, un tanto místico (el IX del poemario con título aun más cachondamente místico “Desde el más allá”):
“El Perú, tu cara de huaco de costumbre…
¿Cómo explicar lava tan fluida?
¿Cómo eludir círculo tan ceñido?”
Pedro: Peligro, por la lava, y trasgresión por aquello de penetrar inevitablemente círculo tan ceñido. Mística no sólo negativa, entonces, sino algo así como transgresora, impugnada y tenazmente apócrifa; pero mística al fin. Peligrosos y transgresores como por lo general parecemos y, a veces, también somos los peruanos en el exilio.
El más allá es el exacto lugar de la poesía; por eso es que, cuando fugaz e insondable aparece, es monstruosa como el rostro de un picaflor tras poderosa lente de aumento. Los cuchillos de la poesía, como gusta decir Harold Alvarado Tenorio (1) ; ola o página conmovedoras y radicalmente elocuentes, con su único anverso de cara al reverso (Trilce XLIX), en el lacónico testimonio de Vallejo Mendoza. Fuera como fuera, la poesía es un acontecimiento y un poder transitorio; no un escribir sobre algo. Escriben sobre algo los escritores; los que, a veces también, por puro azar de la coincidencia son poetas. Leer poesía es un arte total, multidisciplinario y, entre todos, el más discreto. Básicamente es un ejercicio del más alto nivel intelectual –de comprensión o empatía con lo que se lee– previo al apoyo en la respiración, en el grano de la voz y en la pertinencia de pausas y pequeños movimientos de acompañamiento de la lectura con todas las partes del cuerpo.
Un caso muy singular es escuchar a Luis Jaime Cisneros(2) leyendo alguna letrilla de Luis de Góngora; su lectura es extraordinaria antesala de lo que luego podría ser, ya en la biblioteca, racional aquilatamiento del tiempo, vida y obra de aquel insufrible socarrón e inigualable cura perverso que nació hace cuatro siglos en Córdoba.
Juan Javier: Yo creo que sí lo hacen, pero en otro estilo. La violencia política ha dejado una marca en sentido contrario, quiza. Y es justo oir un comentario como el tuyo después de tanta violencia. Pero ellos siempre han estado abiertos a lo foraneo, creo. Son ellos los que han hecho a Lima, los que la han convertido en el mundo fascinante que es hoy. Son ellos los que estan en Madrid y Nueva York ahora. Las comunidades andinas, a pesar de las apariencias, no estuvieron cerradas nunca y no lo están ahora, a pesar de las escenas de esos malos retratos del mundo andino en novelas tan divulgadas como “Abril rojo” (3) o “Lituma en los Andes” (4).
Pedro: O la reciente película, “Made in USA” (5), que es el vivo reflejo de una agenda políticamente correcta, sobre lo andino, forjada en alguna universidad del midwest norteamericano. No es que no exista amancebamiento o incluso incesto en los Andes, pero es que aquello no debe necesariamente provocar la típica mirada de pollo de los republicanos.
El norteamericano es experto en imaginar la anomalía en el ojo ajeno. Su ídolo es la seguridad y su Dios, el poder. Y sus métodos, la persuación minuciosamente orquestada de que nos son imprescindibles. Pero creo que ya desde hace un buen tiempo, al menos en la literatura (pienso en Territorios invadidos de Homero Carvalho), la dirección del zoom también se ha invertido; es decir, tal como ellos van con su cámara a levantar las polleras de nuestras paisanas, nosotros debemos ir directamente a los dormitorios de esos camarógrafos y, acaso, toparnos con la miseria de sus vidas afectivas y sexuales.
(1) Harold Alvarado Tenorio. Nació en Colombia, en 1945. Es poeta, ensayista, traductor y periodista. Hizo estudios de Letras en la Universidad Complutense de Madrid, donde recibió el Título de Doctor. Es Profesor Titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y Director del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia. Se ha desempeñado como asesor cultural del Centro Colombo Americano de Bogotá donde dirigió las Series Escritores de las Américas y, también, como editor de los Cuadernos de Poesía de España y América de la Editorial Tiempo Presente y de la Página Ocho/Cultura de La Prensa.
(2) Luis Jaime Cisneros Vizquerra (Lima, 1921) Filólogo y doctor en letras. Profesor universitario. Hizo estudios de medicina, filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires y se graduó como doctor en letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1955. Profesor desde 1948 en las Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica del Perú, en la que fue Decano de la Facultad de Letras entre 1969 y 1971.
(3) Roncagliolo, Santiago: « Abril rojo ». Madrid: Alfaguara, 2006.
(4) Vargas Llosa, Mario: « Lituma en los Andes », Madrid: Planeta, 1993.
(5) “Made in USA”. Film dirigido por Claudia Llosa (2006). Al respecto, véase el comentario de Gísela Cánepa en esta direccion: http://www.gira.org.pe/opinion.html