A partir de este post se ha dado un intercambio de comentarios que quiero retomar. Lo que deseo destacar es qué significa tomarse a los niños en serio como agentes participativos de la vida moral de una comunidad. Un comentarista del blog dudaba -o eso me pareció a mí- de que un niño de 6 años pudiera hacerse preguntas complejas y cuestionarse sobre el sentido de las normas (también dudaba de que supiera leer, quizá no está familiarizado con niños de esa edad), y creo que esa duda expresa la que pueden tener muchas otras personas respecto a la vida moral infantil.
Dado que he puesto un post recordatorio sobre Lawrence Kohlberg recientemente, aprovecho el contexto para destacar que precisamente parte del importante aporte de Kohlberg fué rescatar a la infancia como un período crucial para el desarrollo moral en un momento en el que la psicología no le daba a los niños casi ningún papel de importancia como agentes morales. En el prólogo a un número especial del Journal of Moral Education (The Journal of Moral education, 37, 3, September 2008. Special Issue: Towards an integrated model of moral functioning. Guest editor: Don Collins Reed), Elliot Turiel afirma que la tesis doctoral de Kohlberg puso en evidencia que la pregunta que la mayoría de psicólogos se hacía hasta ese entonces, que era: ¿cómo aprenden la cultura los niños? jamás iba a responder a esta otra pregunta: ¿cómo se vuelven morales los individuos?, tal como pensaban los investigadores que hasta ese entonces equiparaban el desarrollo moral con el aprendizaje de las reglas sociales (algo que lamentablemente se sigue haciendo hasta ahora). En este sentido, Kohlberg reconoció que los niños, al igual que los adultos, se relacionan con su mundo social y piensan críticamente sobre él, por lo que los consideró “ filósofos morales“.
A partir de Kohlberg, quien por supuesto le debe mucho a Piaget, la investigación en desarrollo moral (sobre todo la norteamericana) empezó a tomarse en serio a los niños al entender que estos no son receptores pasivos de las normas de su cultura sino agentes críticos que razonan y deciden sobre ellas.
Nota: Lamentablemente no tengo la referencia completa pero puede encontrarse un capítulo escrito por Kohlberg, titulado The young child as a philosopher en A Theory of Early Education (capítulo 2). Ni siquiera sé si el titulo del libro es el correcto porque lo que tengo es una fotocopia que consegui de mi asesora de tesis doctoral, y que no tiene los datos de publicación registrados (no entiendo como pude ser tan descuidada de no copiarlos, quizá la separata ya no los tenía, mi asesora guardaba manuscritos de Kohlberg y otras reliquias valiosas, a veces sin clasificar!).
Actualización
Carlos Iberico, sin cuyos aportes ocasionales este blog no sería tan preciso en cuanto a textos y referencias, me alcanza la que yo no encontraba. Es esta (falta la editorial, se la pediré):
Lawrence Kohlberg (1987). The Young Child as a Philosopher. In: L. K. (Hg.), Child Psychology and Childhood Education. A Cognitive-Developmental View, New York/London, 13-44
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