Hay adultos que no tienen ninguna sensibilidad para tratar a los niños, que deberían interactuar con ellos lo menos posible, que no deberían ser maestros.
El día Jueves salí temprano de la casa con Paulo de la mano, para llevarlo al colegio luego de los dos días de inasistencia que se decretaron por duelo. En el camino nos cruzamos con un vecino, quien sudoroso regresaba de trotar. Muy suelto de huesos y como quien cuenta un chiste (lo digo por la tremenda sonrisa que tenía en la cara), el vecino le tocó la cabeza a Paulo a la vez que le preguntaba, medio riéndose: “Paulito!!! ¿qué pasó con tu director Paulito?”.
La verdad es que ese comentario hecho a un niño pequeño cuyo director del colegio acaba de morir me pareció de pésimo gusto. Una evidencia de que muchos adultos simplemente son incapaces de ponerse en el lugar de los niños, de tratarlos con delicadeza, de sentir las cosas con ellos o verlas desde su particular punto de vista. Y esta torpeza me hizo recordar a muchas otras que he ido escuchando a lo largo de la vida. Van dos como ejemplo:
Una profesora que tiene en el aula de 2do grado a una niña que aun no sabe leer y a la que atormenta cada día por ello con cosas de este tipo: “a ver niños, levante la mano el que cree que Mariella debe regresar a kinder…”
Un abogado que está revisando documentos de un matrimonio que está atravesando por una situación difícil y que al ver que sus cuentas bancarias tienen poco dinero, se ríe y le dice al hijo de 7 años que lo mira asustado: “Bastante plata tienen tus papás!! Ja ja…. tu sabías que tus papás estaban tan misios?”.
Terrible. A muchos adultos habría que ponerles un tapón en la boca. ¿Se darán cuenta estás personas de cuanto pueden lastimar a los niños con sus comentarios? Leer más