Archivo de la categoría: Revisión teórica

Algunas preguntas frecuentes y mi intento de respuesta

Agusto Blasi sobre la relación entre el apego y la moral

Un autor que he leído bastante y que aprecio y disfruto mucho es Augusto Blasi. Recomiendo su trabajo a todo aquel que esté interesado en el self moral.

Blasi tiene un texto poco conocido en el que explora las relaciones entre el self moral y el apego (en el sentido clásico de Bowlby). Yo escuché a Monika Keller hablar acerca de ese artículo en una conferencia de la Association of Moral Educaction, le pedí la referencia, y ella tuvo la amabilidad de pedirle a su vez a Blasi (que no había asistido ese año a la conferencia) que me mandara una copia. Y él lo hizo.

Blasi plantea en términos generales que la teoría del apego tiene ciertas características que limitan su potencial contribución a nuestra comprensión del funcionamiento moral (principalmente su determinismo, su naturalismo y su orientación implícita hacia la conformidad social), aunque no impiden la posible existencia de una relación entre ambos. Explica luego su motivación y curiosidad para explorar la relación entre el apego y la moral no en términos de la relación entre el apego seguro y la moral de conformidad sino más bien centrándose en el tipo opuesto de funcionamiento moral, el que se caracteriza por la independencia respecto a las normas e ideas socialmente aceptadas y por un grado alto de autonomía al plantearse y seguir ideales poco convencionales. Blasi llama “Moral revolutionaries” a aquellas personas que tienen ideas e ideales contrarios a las ideas morales de su sociedad; estas personas entienden que sus ideas e ideales son moralmente correctos, y desean además seguir las demandas propias. Las personas moralmente revolucionarias están motivadas centralmente por preocupaciones morales.

Luego de explicar qué entiende por moral revolutionary, y diferenciar esto de otras clases de independencia (por ejemplo politicos radicales, rebeldes anti-convencionales o personas que persiguen ideales sociales aceptados de una manera heroica), Blasi explora el tipo de apego que podemos esperar que caracterice a los revolucionarios morales. Y termina el artículo con una serie de interesantes preguntas que el estudio de los revolucionarios morales le hace a la teoría del apego.

Lamentablemente el artículo no está en castellano y no estoy al tanto de si lo han publicado en inglés. Se que ha sido publicado en alemán con el título “’Amicus Plato sed magis amica veritas’: Bindung by ‘moralishen Revolutionären’”, in C. Hopf., and G. Nunner-Winkler (Eds.), Frühe Bindungen und moralische Entwicklung (pp. 203-244). Weinheim, Germany: Juventa Verlag, 2007. » Leer más

Egocentrismo tardío (y las excepciones a las reglas más elementales…)

Dibujo de Paulo

Un niño quiere las cosas exactamente en el momento en que las pide. Tiene poca paciencia para esperar, y llora cuando no se hace lo que dice. Cuando desea algo lo toma sin reparos, o lo pide argumentando que debemos dárselo ya sea porque “le gusta” o porque “lo quiere”, porque lo justo y lo correcto a esa edad se equipara con las preferencias y deseos personales. Si el niño tiene 3 años, todos estos comportamientos son normales para su edad, pero (sorprendente y lamentablemente), muchos adolescentes e incluso adultos se comportan del mismo modo.

Imaginen por ejemplo un adolescente infractor que ha robado de una tienda un encendedor. Cuando es atrapado y se le pregunta por qué lo robó, responde que quería un encendedor. Cuando se le confronta preguntándole por qué llegó al extremo de robarlo, responde irritado “¿y cómo diablos iba a conseguirlo? ¿Acaso tengo dinero para comprarlo?” Este ejemplo, extraído del libro de John Gibbs, Moral development and reality. Beyond the theories of Kohlberg and Hoffman (2003. California: Sage) ilustra una de las características de muchos infractores: aquello que desean se convierte en un imperativo. Son incapaces de posponer el propio placer o la satisfacción de sus propias necesidades en aras del bien común o de algún principio mayor de regulación de la conducta. Simplemente hacen lo que desean.

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Algunas características de las teorías de estadios: el fenomenismo

En la clase de ayer del curso de psicología y educación de la moral he revisado algunas de las características de las teorías del desarrollo moral que asumen estadios, específicamente la teoría de Lawrence Kohlberg. La lectura que hacemos para eso es esta:

Colby, A; Kohlberg, L. y otros (1987). The measurement of moral judgment. Vol. 1. Theoretical Foundation and research validation. Capítulo 1: Theoretical introduction to the measurement of moral judgment. De la pág. 1 a la 35 (antes de History of Stage Scoring).

Es un capítulo denso que da mucha información sobtre las principales características de la teoría del desarrollo moral de Kohlberg. Ya en un post anterior hablé del fenomenismo como elemento central de la teoría (puede leerse dicho post aquí). Retomo ese antiguo post porque esa característica es una de las más difíciles de entender, y también una de las más cuestionadas en psicología, aunque a mi me parece quizá la de mayor importancia para entender a Kohlberg y valorar la importancia de su trabajo. De hecho, desde la psicología social por ejemplo se suele no hacer diferencia entre la moral y otros tipos de valores y se definen todos como “creencias” relacionadas a modos de conducta que trascienden situaciones específicas y guían el comportamiento de las personas, a la vez que se agrupan para formar grupos de prioridades o jerarquías (las famosas “jerarquías de valores”).

El primer cuestionamiento que me aparece a mí, y que me parece obvio, es si cualquier “creencia” puede pasar por un valor, más aun, un valor moral. Para mí la respuesta es no, por supuesto, pero no veo esa contundencia en muchas de las teorías sociales que ponen por igual todo tipo de valores y no asumen una postura epistemológica para diferenciar entre unos y otros. No me entra mucho en la cabeza como algunos teóricos creen que pueden prescindir de una definición de moral para orientar sus investigaciones, y menos aun, que asuman que basta observar el comportamiento de las personas -sin apelar a lo que piensan ellas sobre dicho comportamiento ni a como argumentan sobre las motivaciones para su conducta- para reconocer lo que es o no es moral. Kohlberg no creía que un comportamiento se pudiera catalogar de moral o no moral sin apelar a la conciencia del agente y por lo tanto el fenomenismo (en el post anterior explico lo que es) resulta, en su modelo, esencial.

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La diferencia entre pensamiento e inteligencia en Piaget

Esta es una pregunta que siempre me hacen: ¿cuál es la diferencia entre pensamiento e inteligencia según Piaget? ¿Es lo mismo? ¿Son para él procesos distintos?

La respuesta la da el propio Piaget en su libro Estudios de psicología genética, donde dice (página 17):

“Existe una inteligencia anterior al lenguaje pero no hay pensamiento antes del lenguaje. A este respecto distinguimos inteligencia y pensamiento: la inteligencia es la solución de un problema nuevo por el sujeto, es la coordinación de los medios para llegar a un fin que no es accesible de manera inmediata, mientras que el pensamiento es la inteligencia interiorizada que no se apoya sobre la acción directa sino sobre un simbolismo, sobre la evocación simbólica por el lenguaje, por las imágenes mentales etc., que permiten representar lo que la inteligencia sensorio motriz, por el contrario, va a captar directamente”.

Referencia:
Piaget, J. (1972/1996). Estudios de Psicología genética. Buenos Aires: Emecé editores » Leer más

Transparencias en los dibujos

Hay un período en el desarrollo del dibujo infantil en que aparecen las llamadas transparencias: son dibujos en los que se puede ver algo que se supone que no debería verse, como dientes en una boca cerrada o un órgano (el hígado, digamos) en un cuerpo humano entero y vestido. Desde ciertos enfoques, la aparición de transparencias en los dibujos es un indicador de patología, pero si la persona que evalua (el psicólogo quiero decir) no tiene formación en desarrollo humano y especificamente en desarrollo cognitivo, puede cometer terribles errores de juicio al valorar dichos dibujos.

El dibujo es una expresión de la función simbólica (la que en el modelo piagetano tiene cuatro grandes maneras de expresarse: el lenguaje, el dibujo, el juego y la imitación), y como tal, refleja la estructura del pensamiento del que dibuja. En determinado período del desarrollo, durante el período pre-operatorio (tardío, entrando al operatorio), el niño dibuja lo que sabe, no lo que ve. Por ejemplo, si el niño sabe que detrás de su cama hay una marca, pues la dibujará cuando dibuje su cama, aunque con eso rompa por completo la perspectiva. Es tan sencillo como eso: es un proceso completamente normal y evolutivamente esperado, que no refleja ninguna patología. Los buenos clínicos siempre tienen en consideración estos criterios evolutivos.

Ahora bien: Tengo un “paguito” (esas piezas que representan los pagos a la tierra y que ahora se han puesto tan de moda que hasta se usan en joyería) en el que puede verse con mucha nitidez una transparencia:

Paguito a la tierra

Me encantan estas piezas (tengo montones en mi casa), y esta en particular siempre me ha parecido fascinante justamente por la transparencia que muestra (por si no la notan, es la pata de la mesa que se ve por detrás del tablero, como si la mesa fuera de cristal). Me pregunto si la hizo un niño, con lo que la trasparencia sería totalmente esperable, si la dibujó un adulto que hizo la transparencia a propósito, por alguna razón que no sabemos, o si la trasparencia muestra simplemente una característica del pensamiento del adulto que la hizo. Si es así, cosa que me inclino a pensar, ¿qué es lo que está pasando? ¿Hay un atraso en la función simbólica de esta persona (lo que indicaría que lo hay también en su desarrollo cognitivo), o se trata simplemente de un patrón distinto de desarrollo? La verdad, dudo un poco de esto último pero lo dejo allí a manera de pregunta…
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La inversa de la recíproca

Si alguien ha jugado alguna vez un juego de estrategia con un niño menor de 6 años habrá comprobado lo difícil que le resulta entender la dinámica del juego. Lo común es que el niño se confunda y no logre realmente seguir el hilo de la actividad ni tenga estrategia alguna para jugarla.

¿Adivina quién?

Pero no se necesita que sea un juego de estrategia muy complejo para que aparezcan las dificultades: por ejemplo, el juego “¿Adivina quién? presenta dos tableros con personajes, uno para cada jugador, y unas tarjetas sueltas con los mismos personajes. Cada jugador saca una de estas tarjetas, que mantiene en secreto frente al otro. El juego consiste en hacer preguntas de modo que se vayan descartando aquellos personajes que no cumplen con las características del que el oponente ha escogido, hasta quedarse al final con el que el otro jugador seleccionó. Si se adivina, se gana el juego. ¿Sencillo, verdad? Pues los niños menores de 6 o 7 años tienen tremendas dificultades con esto, pues al momento de escoger una característica, simplemente no saben que personajes se deben luego eliminar. Por ejemplo (ejemplo real, me pasa todo el tiempo con Paulo):

El niño pregunta si el personaje elegido por el oponente tiene el pelo rojo
El oponente le dice que no
El niño pregunta: ¿Cuáles volteo, los que tienen el pelo rojo, o los que no tienen el pelo rojo?

Una de las dificultades de los niños de esta edad es no poder trabajar con inversas, dado que su estructura cognitiva no es lo suficientemente formal como para pensarlas. Si bien las acciones (que durante el período sensorio motor eran visibles) ahora son internas y representacionales, aun no se cohesionan para formar sistemas cada vez más complejos e integrados (donde una acción puede anular a otra anterior, dos acciones pueden combinarse para producir una tercera, etc.). Este sistema de acciones se inicia durante las operaciones concretas y se consolidará en el período de las operaciones formales.

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La presentación de Adrián Dongo en las VIII Jornadas de Psicología Educacional

Imaginemos lo siguiente:

Sistema solar de Copérnico

Un niño de 10 años aprendió en la escuela la teoría de Copérnico. El niño aprendió la lección, puede repetirla sin dejar fuera ningún detalle. Sin embargo cuando le preguntan si cree en esa teoría se muestra poco convencido y dice que no cree en ella, que las cosas no son así en verdad.

La presentación de Adrián Dongo en las VIII Jornadas de Psicología Educacional, que se llamó Educación y construcción del conocimiento. Problemas y desafíos, nos ayuda a entender que en la situación anterior no hubo mayor aprendizaje: lo nuevo está solamente yuxtapuesto a lo anterior, no logra integrarse y diferenciarse en la estructura cognoscitiva del niño, no hubo recreación para esa nueva información, ni asimilación de ella a la estructura previa del sujeto, ni acomodación de dicha estructura.

La tesis central de Adrián es que una educación que pretenda promover realmente la construcción del conocimiento deberá garantizar una relación pedagógica distinta, verdaderamente constructivista y dialógica entre profesores y estudiantes.

Adrián empezó su presentación haciendo una crítica epistemológica sobre los orígenes del conocimiento, criticando tanto al empirismo que considera la experiencia como algo que se impone por si misma directamente en el organismo sin la actividad organizadora del sujeto, como al apriorismo que plantea que el conocimiento consiste en la explicitación gradual de estructuras pre-formadas que no son dinámicas ni constructivas (yo misma he hablado aquí y aquí de esta crítica). Luego de esto presentó los descubrimientos de la Psicología y Epistemología Genéticas de Jean Piaget, cuya novedad respecto a los modelos anteriores consiste en buscar las fuentes del conocimiento no en formas estáticas sino en los esquemas de acción, que son sistemas que se transforman y suceden de forma histórica según necesidades adaptativas.

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Errores e imprecisiones sobre el constructivismo

Piaget

Cada cierto tiempo me encuentro con algún material plagado de equivocaciones, lugares comunes infundados e ideas profundamente erradas sobre el constructivismo. Es lamentable la desinformación que existe sobre esto, y más aun que esta desinformación sea tan frecuente en el ámbito educativo. Peor aun resulta que los profesores se formen leyendo materiales tan malos, sin tener acceso a las fuentes originales o -si se trata de una fuente secundaria- a una visión más fiel a las ideas de los autores. Recuerdo mucho un librito que sacó el propio Ministerio de Educación en el contexto de la nueva secundaria, cuyo autor era Walter Peñaloza, y que es el peor material que yo haya leído jamás sobre constructivismo: estaba lleno de ideas descabelladas y de críticas que cualquier persona medianamente conocedora del trabajo de Piaget demolería de un soplo. Obviamente, se notaba al leerlo que el autor no conocía realmente las propuestas piagetanas (dicho sea de paso, estuve buscando el librito para citarlo aquí pero no lo encuentro; aunque quise guardarlo, era tan malo que seguramente me deshice de él sin darme cuenta).

Piaget

Este es para mí el fondo del asunto: la gente se mete a criticar cosas que no conoce, igual que los opositores de la CVR critican su informe final sin haberlo leído. Se levantan entonces “críticas” basadas en suposiciones, en el sentido común, en lo que se va trasmitiendo de boca a boca. Y el resultado es nefasto: materiales de pésima calidad que los maestros leen como si fueran verdades, falta de rigor académico para analizar procesos psicopedagógicos y sobre todo, tremenda carencia de información para poner en perspectiva aquello que se oye o se lee.

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Vygotsky y Spinoza y la libertad de actuar

Lev Vygotsky

Sólo una nota breve:

En la última clase del curso Seminario de Vygotsky que dicto este semestre hemos analizado el concepto de libertad de la voluntad (freedom of the will, he visto que algunos lo traducen como libertad de conciencia) en su psicología.

En las obras completas de Vygotsky puede leerse que él mismo reconocía entender los conceptos de libertad y control como lo hacía Spinoza. Siguiendo a Spinoza, Vygotsky entendía la libertad no como ausencia de restricciones sino como autodeterminación, la capacidad de ser uno mismo la causa del propio comportamiento y de dejar de estar controlado por pasiones. Desde su rechazo a todas aquellos modelos filosóficos y psicológicos que no hacían diferencia entre los procesos simples puramente mecánicos y aquellos más complejos, es decir, que no distinguían entre las funciones psicológicas simples y las superiores (incluyendo a Descartes, a quien criticó por la separación mente/cuerpo y por no distinguir los procesos humanos de los de las máquinas), para Vygotsky un ser libre no es aquel que no está determinado o que está libre de restricciones (lo que sería imposible, desde su punto de vista) sino aquel que está auto-determinado, lo que significa ganar control sobre las propias pasiones, que en su modelo -siguiendo a Spinoza- se entienden como causas externas.

La lectura que hacemos en clase para este tema (además de dos más biográficas que contextualizan la obra Vygotskiana) es esta:

Derry, J. (2004). The unity of intellect and will: Vygotsky and Spinoza. Educational Review, 56, 2

Invito a revisarla. » Leer más

Jean Piaget no era psicólogo, sino biólogo (y sociólogo, y epistemólogo…)

Piaget

Solo una nota breve: Personalmente considero a Jean Piaget el más grande psicólogo del desarrollo del siglo XX, a pesar de no ser psicólogo de formación.

Interesante recordar que Piaget nunca se reconoció a sí mismo como psicólogo, sino como epistemólogo. Frente a las críticas por no analizar con demasiado interés temas tales como las emociones infantiles solía responder que esos eran temas de psicólogos, y que él no lo era (ver Bringuier, J.C. (2004). Conversaciones con Piaget. Barcelona: Gedisa). Se dice que su interés por temas estrictamente psicológicos surgió por influencia de los miembros de su equipo de trabajo; por ejemplo, muchos reconocen a su principal colaboradora, Barbel Inhelder, como la psicóloga detrás del epistemólogo (ver Tryphon, A. y Vonèche, J. (2001). Working with Piaget. Essays in Honour of Bärbel Inhelder. West Sussex: Psychology Press). Más aún, en algún momento Piaget fué reconocido como sociólogo (ver Hsueh, Y. (2004). “He Sees the Development of Children´s Concepts Upon a Background of Sociology”. Jean Piaget´s Honorary Degree at Harvard University in 1936. History of Psychology, Vol. 7, 1, 20-44). Y a pesar de que era crítico de la filosofía cuando esta intentaba abordar el origen del conocimiento, Piaget tenía amplios conocimientos de esta materia e incluso la enseñó durante varios años. Y por supuesto, no hay que olvidar que se formó como biólogo.

Nota:
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