Archivo de la categoría: Opinión y coyuntura

Mis opiniones sobre coyuntura

Opiniones desorientadas (actualizado)

Acabo de escuchar en el canal 11 a Renán Quispe, jefe del INEI, responderle a Juan Carlos Tafur, quien le preguntó cuál es el sentido y/o la utilidad de incluir en el Censo de este Domingo 21 una pregunta acerca de la religión que uno profesa, que de esa manera “se conocerán los valores morales de las personas, ya que hay una asociación entre estos y la religión”.

¿Hasta cuando? ¿Hasta cuando las personas van a mostrar su desinformación asociando moral con religión, como si una no pudiera entenderse sin la otra? El tema lo he discutido ya varias veces en este blog y no lo voy a repetir ahora (también está ampliamente debatido en el blog de Gonzalo Gamio). Simplemente quería señalar que resulta patético oir a funcionarios del estado afirmar esto. Qué lejos estamos de tener un estado laico; creencias como la del señor Quispe están demasiado arraigadas en las personas, son lo común y no la excepción, cosa que considero terrible.

Niña musulmana

Aunque indirectamente relacionado con lo anterior, aprovecho para decir que el artículo de Mario Vargas Llosa del Domingo en El Comercio (El velo no es el velo) me parece lamentable. Él es a toda vista un enemigo de la diversidad. Por supuesto que coincido con él cuando afirma que no todas las prácticas culturales son respetuosas de los derechos de las personas, que muchas de ellas son atentatorias de la dignidad humana y de la libertad… pero de allí no se deriva en absoluto que usar un velo en la cabeza lo sea, y mucho menos que las personas no tengan derecho a usarlo, que no tengan derecho a expresar su particularidad escogiendo en libertad el modo en que desean vestirse (que tiene una significación mayor, como expresión del modo en que otras culturas escogen darle sentido a sus vidas). Vargas Llosa será buen escritor, pero en sus opiniones políticas es intransigente y dogmático. No hay que hacerle ningún caso.

Actualización
Gonzalo Gamio toca en su blog el tema de Vargas Llosa y el velo. Es un artículo largo pero vale la pena leerlo completo ya que, como siempre, es sumamente ilustrativo. Aquí » Leer más

¿Cultura de la legalidad?

Niños jugando

Siempre que dicto un curso sobre desarrollo moral hay por lo menos un 50% de alumnos (sino más) que empieza el curso afirmando con convencimiento que la ética son las normas de la sociedad, y que un comportamiento ético es aquel que va de acuerdo con esas normas.

Me llama mucho la atención lo arraigada que está esta postura en el imaginario de las personas -adultas y profesionales algunas veces, no sólo estudiantes de pregrado- ya que se trata de una idea fácilmente rebatible con evidencias de la historia pasada y reciente. Doy unos pocos ejemplos sueltos:

– Hubo sociedades esclavistas
– Hasta hace relativamente poco tiempo, las mujeres estuvieron excluídas de los procedimientos de la democracia formal (no podían por ejemplo, votar)
– Hace poco también la sociedad norteamericana estaba segregada (diferentes derechos para blancos y negros)
– En la India actual los Dhalits no tienen derechos
– A las mujeres durante el régimen Talibán se les dificultaba (o impedía) estudiar
– En ciertas legislaciones y en épocas bastante recientes, la violación de una mujer por su marido (violación dentro del matrimonio) estaba permitida
– En algunos países Europeos existe la obligación de reportar a los inmigrantes ilegales, de modo que estos puedan ser deportados

Todo perfectamente legal o de acuerdo al uso y costumbre, es decir, todo dentro de las normas de la sociedad. Pero no por ello ético o justo.

Creo que la educación hace un mal servicio cuando no desarrolla el juicio crítico y hace creer a los estudiantes que se puede equiparar ética y ley. Podría dar una multiplicidad de ejemplos de personas que lograron entender la diferencia y priorizar la ética sobre la ley cuando ambas entraron en conflicto (pienso por ejemplo en la señora Rosa Parks, protagonista del boicot al sistema de buses de Montgomery, o más recientemente, en Ingrid Pira, la alcaldesa Belga que se negó a firmar órdenes de expulsión de inmigrantes ilegales). Ejemplos hay muchos, tanto de personajes públicos como de ciudadanos comunes y corrientes, y esos son los casos que se deberían discutir en las aulas, de modo que los estudiantes se familiaricen con los conflictos por los que esas personas pasaron y logren agudizar sus herramientas de análisis, empatía, juicio crítico y discernimiento.

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Psicólogos en los medios

Gorrión molinero

Una preocupación que me acompaña todo el tiempo es la de la imagen de la psicología en los medios de comunicación. Me inquietan básicamente dos cosas:

1) La poca representatividad de las diferentes perspectivas de la psicología en los medios (casi con exclusividad salen psicoanalistas, muy rara vez alguien de alguna otra corriente).

2) La mala calidad de los pocos psicólogos que se han hecho un espacio más o menos constante en algún medio de comunicación.

En este post solo me voy a referir al segundo problema (dejando de la lado por esta vez a la prensa escrita).

La verdad es que entiendo perfectamente que existan programas psicológicos (o de ayuda psicológica, para ser más precisos) en la TV o la radio: hay una enorme demanda de ayuda y pocas oportunidades de obtenerla para la mayoría de las personas, por lo que estos programas se convierten en una opción que no hay -por lo menos a priori- que desdeñar. Claro, podría tratarse de programas de corte psicológico o informativos sobre psicología que no tengan el formato de ser de ayuda directa (como los hay en otras partes del mundo, los que bien hechos son extremadamente educativos), pero en todo caso los programas orientados a dar consejos a la gente podrían tener su utilidad. Sin embargo, sí considero que tal como están las cosas la mayoría de estos programas no son sino un vil remedo del quehacer del psicólogo, remedo que no solo es tremendamente nocivo para la psicología como especialidad (la que muchas veces queda en ridículo o como una “ciencia del sentido común” gracias a la intervención de una serie de psicólogos o seudo-psicólogos con tribuna) sino sobre todo, para las personas que los escuchan y confían en ellos.

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Saquen ese cartelito…

Soy una convencida de que la ciudadanía y la ética se educan en el día a día. Educan tanto las “cosas grandes” que se hacen en su nombre (una propuesta curricular especialmente diseñada, por ejemplo, o las declaraciones públicas de principios) como los pequeños detalles de la convivencia diaria, aquellos que pasan desapercibidos pero cuya presencia (y/o ausencia) no son inocuas.

Como ejemplo cuento lo siguiente, que si bien sucede de casualidad en una cafetería de la PUCP puede pasar (y de hecho pasa), en cualquier institución educativa. Desde hace mucho tiempo tengo un malestar por la presencia de este aviso en la caja de la cafetería de Arte:

Cartel PUCP

No es el cartelito en sí mismo el que me molesta, aunque claro, creo que habría que reflexionar sobre si los docentes o administrativos son por alguna razón personas especiales y merecen tener el privilegio de usar una determinada cola, y no otra, para hacer sus compras. Me inclino a pensar que no lo son y que una sola cola (o mejor dos o tres, para descongestionar) bastaría para todos. Creo que los docentes y administrativos son miembros de la comunidad universitaria tanto como cualquier otra persona, y personalmente no me siento más importante para el buen funcionamiento de la Universidad, ni con más derecho a tener una cola exclusiva que, digamos, un estudiante o un trabajador. Pero en fin, eso es debatible y pueden existir argumentos que defiendan lo contrario (como que docentes y administrativos tienen menos tiempo para almorzar que los estudiantes, que son mayores y merecen una deferencia, que hay muchos más estudiantes que docentes y administrativos y por eso hay que darles a estos últimos una cola especial, que así se hace en todas partes, o cualquier otra razón imaginable).

Lo que me preocupa en realidad es que ese cartel es letra muerta y está colgado allí de adorno: nadie le hace caso y el sistema parece haberlo asimilado así, pues nadie se inmuta cuando, por ejemplo, una fila larguísima de estudiantes invade la cola que se supone no está destinada para ellos y ni los docentes o administrativos que están en esa cola, y mucho menos los empleados de la cafetería les señalan el cartel ni les recuerdan la regulación existente. Es aun peor cuando el que está allí es un adulto “de la calle”, es decir, una persona que no es ni docente ni administrativo PUCP. Allí sí que nadie dice absolutamente nada.

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El conductismo de Skinner

B. F. Skinner

B. F. Skinner es uno de los psicólogos peor entendidos de todos los tiempos. Se le ha satanizado tremendamente, y se le ha culpado de gran parte de los problemas de la psicología actual. Muchas personas creen ver en él al mismo demonio, y es bien sabido que mucha gente que trabaja y toma decisiones en el sector educación se opone a rajatabla y por principio a cualquier cosa que suene a “conductismo”, incluso sin haber leído nunca nada a profundidad de ese modelo psicológico. Los que conocen algo de la historia de la educación en el Perú recordarán que lamentablemente proyectos educativos interesantes se malentendieron, desmontaron y perdieron simplemente por esta razón. Yo recuerdo mucho a varios estudiantes del psicología de la PUCP, fanáticos del psicoanálisis, que manifestaban su resistencia al conductismo saboteando las clases y maltratando tremendamente a los profesores -a una especialmente- que tenían una formación cognitiva-conductual.

En fin… Creo yo que hay pocos psicólogos en el país que conozcan a fondo el conductismo, porque -ademas de la estigmatización que se ha hecho de este modelo- hay pocos psicólogos teóricos en el país (psicólogos que conozcan a fondo teoría, cualquiera que esta sea). Por supuesto que el modelo conductista explica una parcela de la realidad y no otras (por ejemplo, creo yo que la teoría de Piaget puede explicar el conductismo, pero no al revés), pero ya sería bastante que hubieran psicólogos académicos excelentemente formados en el conductismo, en lugar de tantos que lo conocen de oídas, lo distorsionan a menudo y lo desprecian sin razón alguna.

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Socorro! nuevamente la autoestima

Choclos peruanos

Este post va en la línea de las denuncias que hago de vez en cuando acerca de lo que me parecen malas prácticas de psicólogos que trabajan en el sistema educativo. Aquí va otra perlita que me hizo renegar esta semana. En el manual (dirigido al docente) de un texto escolar para secundaria hecho por un psicólogo leo lo siguiente:

Las raíces de la autoestima las encontramos en las emociones. La única manera de fomentarla es legitimando lo que una persona siente, y estimulando a su vez su autonomía personal. Si decimos que hay emociones que “no debe sentir”, se verá obligado a esconderlas, pero es muy probable que continue sintiéndolas, y esto le genere conflictos consigo mismo (a).

Lo digo con todas sus letras: ya es hora de que muchos psicólogos se actualicen, y de que la sociedad (o el mercado, como prefieren algunos) lo demanden y exijan. Me resulta indignante ver este tipo de cosas: información desfasada, poco científica y finalmente inválida que se ofrece al docente como apoyo para su trabajo en el aula. ¿Y a estos psicólogos quién los evalua? Porque definitivamente las instituciones que los contratan no tienen forma de hacerlo, ya que no cuentan con recursos humanos calificados capaces de hacer de jueces del trabajo de sus pares. No hay control de calidad.

Nuevamente, vayamos por partes. Primero daré mis ideas sobre el fondo del concepto, y luego sobre como esto afectaría la intervención docente.

Punto 1: lo conceptual
Hace rato que está comprobado que la autoestima tiene múltiples componentes, y que el fundamento cognitivo es el central en su conformación (es allí donde están las “raíces” de la autoestima). Los estados afectivos que también la componen son producto de la cadena de cogniciones que la persona dispara en una situación específica. Y para que vean que no estoy loca ni es un sesgo de mi particular orientación teórica, aquí van algunos ejemplos de fuentes diversas (incluyendo las no académicas que corren por la web):

1) De wikipedia
In psychology, self-esteem (also called self-worth, self-confidence, and self-respect) reflects a person’s overall self-appraisal of their own worth. Self-esteem encompasses both beliefs (for example, “I am competent/incompetent”) and emotions (for example: triumph/despair, pride/shame). Behavior may reflect self-esteem, in (for example: assertiveness/timorousness, confidence/caution).

2) De NASE (National Association for Self esteem)
There is, however, general agreement that the term self-esteem includes cognitive, affective, and behavioral elements. It is cognitive as one consciously thinks about oneself as one considers the discrepancy between ones ideal self, the person one wishes to be, and the perceived self or the realistic appraisal of how one sees oneself. The affective element refers to the feelings or emotions that one has when considering that discrepancy. The behavioral aspects of self-esteem are manifested in such behaviors as assertiveness, resilience, being decisive and respectful of others. Thus, self-esteem is difficult to define because of these multiple dimensions.

3) De la Academia Americana de Pediatria
By definition, self-esteem is the way in which an individual perceives herself-in other words, her own thoughts and feelings about herself and her ability to achieve in ways that are important to her.

4) Serretti, A.; Olgiati, P. y Colombo, C. (2005). Components of self-esteem in affective patients and non-psychiatric controls. Journal of Affective Disorders, 88, 1, 93-98
Decrease in self-esteem (SE) is found in all mood disorders during inter-episode phases. This trait was associated with relapse and suicidality but its genetic basis is still undefined, probably because SE has multiple components.

5) Tafarodi, R. W. y Ho, C. (2006). Implicit and Explicit Self-Esteem: What Are We Measuring? Canadian Psychology, 47, 3
… In this regard, self-esteem is the result of creative symbolic activity upon traces of the past. This activity produces a distinct evaluative belief about one’s own personhood, one that is accompanied by strong feelings. As a product of self-interpretation, self-esteem refers to an identifiable intentional state…
…Most researchers and laypersons begin with the understanding that however else it might be interpreted, self-esteem is first and foremost a reflexive phenomenon whereby the individual apprehends his or her own value….Reflection on one’s own value is conscious and reflexive, although not always voluntary or deliberate.

6) Crocker, J. y Park, L. E. (2004). The costly pursuit of self esteem. Psychological Bulletin, 130, 3, 392–414
Hundreds of studies have demonstrated that high self-esteem is strongly related to the beliefs people hold about themselves.

Y no sigo para no cansarlos, la literatura sobre el tema -mucho más específica que las citas que yo he presentado- es abundante. Sólo repito lo dicho más arriba: está comprobado que el fundamento cognitivo es el central en la conformación de la autoestima, y que los sentimientos y emociones que también la componen derivan fundamentalmente de las cogniciones (ojo, estas cogniciones no se refieren solamente a pensamientos elaborados y reflexivos, sino que incluyen también creencias automáticas). Este es un conocimiento básico que cualquier psicólogo debería tener, independientemente de su orientación teórica y de la interpretación que después le de a estos hechos, o a sus causas.

No puede ser que se le de a los docentes información desfasada. El docente no tiene formación psicológica suficiente como para saber si le están dando gato por liebre, y si hay pocos (o no hay) psicólogos actualizados y de calidad en las instituciones que trabajan por la educación… ¿cómo puede ésta protegerse?

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No hay que buscar “conflictos”

Piano - Henry Rodríguez

No me cansaré de insistir en que es un tremendo error patologizar los procesos educativos. Ya expresé mi opinión sobre el rol de la psicología educativa en la escuela en este post:

Especialización psicológica – la psicología en la escuela

Ahora quiero simplemente dar otra muestra de lo que allí señalo. Estuve revisando unos textos escolares para secundaria, y en el contexto de dar al docente algunas indicaciones para explorar con los estudiantes las habilidades de comunicación intrapersonal, el libro le dice que haga lo siguiente:

Basándose en la observación de la dinámica de comportamiento de los(las) estudiantes en el grupo, recoger expresiones o situaciones que evidencien conflicto interior. Por ejemplo: expresiones verbales exageradas (¡estoy harto!), ansiedad (comerse las uñas), negativismo (¡todo es aburrido!), etc.

Tremendo error. Vayamos por partes:

1) ¿Quién dice que decir ¡estoy harto! o ¡todo es aburrido! son señales de un “conflicto interior”? ¿En que teoría psicológica seria y confiable se sustenta eso? Ni siquiera el morderse las uñas, que sí podría en algunos casos ser un síntoma de ansiedad, tiene sentido como tal por sí solo. Ningún sintoma aislado puede tomarse a rajatabla como un indicador, a menos que se lo cruce con información de otras fuentes. El párrafo que cito muestra demasiada osadía y una extrapolación de conceptos y de inferencias que simplemente no se sostienen. Es peligrosísimo darle sugerencias de este tipo a profesionales con poca formación psicológica, los que muy probablemente se tomarán las sugerencias al pie de la letra y cometerán errores que no harán sino afectar a los estudiantes.

2) ¿Y qué cosa es “conflicto interior”? Por favor! esto puede interpretarse de mil maneras así que tal como está puesto, no creo que sirva de mucho al docente. Todo lo contrario.

3) ¿Por qué se debe asumir que de todas maneras habrá en los estudiantes un “conflicto interior”, y que entonces el docente debe estar atento a él y “buscarlo”? Esta es justamente la visión sesgada del desarrollo y de la psicología en general (asumir por ejemplo a priori y en contra de las posturas más actuales que la adolescencia es, por definición, una etapa de conflicto) que creo yo no le aporta gran cosa a la escuela.

3) Y por último… ¿por qué se pretende que los docentes juegen a ser psicólogos? El texto no ofrece ninguna estrategia de como abordar el supuesto “conflicto interior” de los estudiantes, una vez que se haya detectado. ¿Para qué le sirve entonces esto al docente? ¿Qué le aporta?

Ejercicios como estos, seguramente bien intencionados pero tremendamente sesgados y sin una perspectiva educativa no hacen sino perpetuar la idea de que el rol de la psicología en la escuela es andar a la caza de patología. Y eso me parece lamentable. » Leer más

¿Debieron ir los militares?

cascanueces

Estuve hoy, casi de casualidad, en medio de un grupo de psicólogos y educadores que conversaban entre sí sobre sus experiencias con el terremoto, y no pude dejar de escucharlas. Dijeron muchas cosas, pero la que más me llamó la atención fué esta: según ellos, el INDECI funciona tan mal y hay tanta desorganización en el Sur, que debieron ir los militares a poner orden y a llevar a cabo la repartición central.

Me impresiona profundamente oir a alguien reclamar por una intervención militar, del tipo que sea, para remediar lo que los civiles -creen ellos- no podemos hacer bien. Reclamar a los militares para que piensen por nosotros, nos organicen, nos dirijan… para que tomen decisiones que deberían ser nuestras, o para lo que sea. Espero que no se me interprete mal, no estoy queriendo decir que los militares no deban apoyar a las víctimas ni que en el Sur no haya en efecto caos y desorganización. Lo que quiero señalar es que me resulta chocante comprobar la necesidad que tienen muchas personas de dejarse llevar por una autoridad externa, una de uniforme y fusil además, en lugar de apelar a la autonomía de la gestión civil… doblemente más chocante cuando quienes hacen este reclamo son precisamente los docentes, encargados de formar a las generaciones futuras, o mis colegas de profesión, quienes deberían también trabajar por la construcción de personas autónomas (triplemente chocante cuando el grupo que opinaba de este modo estaba esperando entrar a una clase sobre… Piaget!!!! el padre del constructivismo y de la moralidad autónoma…) .

Si cada que estamos en una situación de desorganización vamos a llamar a la autoridad externa para que de un grito y por métodos autoritarios regule lo que nosotros somos incapaces de regular, nunca habrá desarrollo. El desarrollo personal consiste justamente en aprovechar de las intereacciones del medio y de sus retos para reorganizar nuestras estructuras internas. Esa tendencia a buscar la regulación externa no es pedagógica… al contrario, es profundamente nociva. Hablaré de esto nuevamente más adelante.

Nota:
Imagen tomada de aquí » Leer más

Uso de instrumentos psicológicos

La habitación - Van Gogh

Un tema que preocupa a muchos psicólogos, entre los que me encuentro, es el mal uso que se da a las pruebas psicológicas. Personalmente no suelo usar pruebas psicológicas, más allá de las de corte piagetano o neo piagetano -que son las únicas que me interesan, la verdad- o de las que yo misma construyo cuando es necesario evaluar algo. Tampoco me considero experta en el tema (no me atrevería jamás a dictar un curso técnico sobre pruebas, por ejemplo), pues nunca les he prestado demasiada atención y estoy familiarizada con pocas de ellas. Pero aun así tengo una gran preocupación por el tema de su uso incorrecto, el que creo que puede dividirse en dos grandes tipos:

1) El mal uso por parte de psicólogos poco o mal entrenados para manjearlas. Pienso por ejemplo en los que te piden al vuelo que dibujes una persona y se basan en ese dibujo para interpretar TODO (incluyendo temas poco relevantes para la evaluación que pretende hacerse), sin tener mayores elementos que el dibujo aislado y a veces incluso sin contar con el marco conceptual apropiado para hacer una interpretación razonable de la prueba. Este tema es altamente preocupante porque tiene que ver con la competencia profesional, y porque lamentablemente es muy frecuente en nuestro medio (todos los que han tenido que sacar alguna vez su brevete saben a qué me refiero). También incluyo a los que usan pruebas que no están baremadas para nuestra población, o cuyo constructo de base es obsoleto. Todos ellos toman decisiones en base a las evaluaciones que hacen con estos instrumentos, y afectan así la vida de las personas.

2) El mal uso (o uso, para mí da lo mismo) de instrumentos psicológicos por parte de otros profesionales, problema que me preocupa tanto o más que el anterior.

Dejo de lado por ahora el primer tipo de problema y paso directamente a decir algo sobre el segundo, que es particularmente complejo en una época como la nuestra, en la que las fronteras entre los campos profesionales se desdibujan un poco. Pongamos algunos ejemplos, todos reales:

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