MARIO ALVA MATTEUCCI
Hasta el momento de la elaboración de la presente editorial existía un proyecto de Ley aprobado por el Congreso de la República, no publicado aún en el Diario Oficial “El Peruano”, el cual rebajaba en un punto porcentual la tasa del IGV, con lo cual se estaría retornando a una situación existente hasta el 31 de julio de 2003, cuando la tasa del IGV era 18% (16% de IGV más 2% por IPM). De igual modo, el proyecto en mención busca rebajar de manera considerable la tasa del ITF de 0.05% a 0.005%, permitiendo un mayor dinamismo en la utilización de los medios bancarios y financieros por parte del público y las empresas.
Toda rebaja de tasas tributarias es una medida aceptada por la población y los gremios empresariales, ya que según se afirma, ello implicará que se desembolse menos dinero para la adquisición de bienes en el caso de los tributos que graven el consumo de los mismos. Esta rebaja puede ser utilizada con fines mediáticos y políticos como apalancamiento electoral, sobre todo en el contexto actual que estamos viviendo ad portas de un proceso de elección presidencial.
Pero, ¿realmente se puede lograr la rebaja del precio en el producto final con la rebaja de un punto del IGV?. En los últimos años hemos sido testigos que el Gobierno ha efectuado rebajas de los aranceles a la importación de determinados bienes, bajo el argumento que los precios deben bajar con esa medida decretada, pero ello no ha sido del todo cierto, un claro ejemplo es el azúcar y los medicamentos.
Es cierto que algunas empresas promoverán a nivel de la publicidad radial, televisiva o escrita, una rebaja en sus precios para lograr una cierta “comodidad” en el consumidor, incentivando la adquisición de los bienes con la nueva tasa. Pero observemos el contexto actual, ¿cree usted que una empresa otorgará “grandes descuentos” para vender sus productos o incentivar el consumo?. Recuerde que estamos en una etapa en la cual nuestra economía se ha reactivado y el poder adquisitivo de la población en casi todos los sectores se ha elevado, por lo que las empresas están ganando de por sí al momento de vender sus productos y servicios, ello porque existe una demanda que los requiere y que a veces ni siquiera regatea el precio. En parte el dinero plástico tiene cierta culpa en ello.
Con respecto al ITF, tengamos presente que es un impuesto cuya tasa ha ido reduciéndose desde su creación en el 2004 cuando empezó con el 0.15% y actualmente está en 0.05%. Es un impuesto se aplica respecto de cada depósito y retiro efectuado desde una cuenta bancaria, con la salvedad que dicha cuenta se encuentre exonerada.
Calificamos como positivo este Proyecto de Ley (no sabemos si al leer usted este trabajo ya es Ley) que rebaja de la tasa del ITF al 0.005%, ya que este tributo ofrece grandes beneficios en las labores de fiscalización que realiza la SUNAT, muestra de ello es que se han detectado innumerables casos de personas que no declarar sus ingresos pero tienen un fuerte movimiento bancario, lo cual puede reflejar un incremento patrimonial no justificado.
Además, si la tasa del ITF rebajada es casi imperceptible, observaremos que no se está privilegiando la recaudación del ITF propiamente sino que a través de este mecanismo se obtiene información valiosa y muy útil en la lucha contra la evasión tributaria.