Soy una convencida de que no hay que escatimar en comprar libros a los niños. Es una lástima que aquí en el Perú estos sean tan caros y estén fuera del alcance de muchos padres. Algo hay que hacer para paliar esto, un sistema de intercambio entre amigos, prestarse libros de la biblioteca escolar, llevar a los niños a las pocas bibliotecas públicas que existen, o usar los programas de lectura en los parques que de vez en cuando proponen algunas municipalidades. La verdad es que no entiendo mucho a los padres que no les proporcionan material de lectura a sus hijos, pudiendo hacerlo. He visto a algunos que incluso cuando a sus hijos se les regala un libro en su cumpleaños, medio que se molestan pues no lo consideran valioso.
La lectura no puede estar constreñida por lo que nosotros los adultos queremos que lean los niños. Sin dejar de orientarlos, hay que respetar sus gustos y permitirles seleccionar lo que quieren leer, aun cuando esto contravenga los gustos e intereses propios. Por ejemplo, en mi experiencia no son muchos los maestros ni los padres que pensarían en el cómic como una lectura digna de ingresar al salón de clase o de leerse en la casa por las noches. Y sin embargo (también lo digo por experiencia), los niños aprenden mucho de ellos, se divierten tremendamente y los leen felices y automotivados.
Por ejemplo, Paulo está ahora nuevamente enganchado con el Capitán Calzoncillos, y hay que ver como disfruta y se rie leyéndolo. Originalmente escrito en inglés por Dav Pilkey, la traducción española, llena de palabras ajenas al castellano de Lima, no es impedimento para que disfrute a tope cada uno de los libros que tiene (varios de ellos comprados con sus propinas), desde El Capitán Calzoncillos y el ataque de los retretes parlantes hasta El Capitán Calzoncillos y la invasión de los pérfidos tiparracos del espacio, pasando por el perverso plan del profesor Pipicaca, el superpañal, o la Supermujer Macroelástica.
Es impresionante la cantidad de palabras nuevas que incorpora en cada lectura (chascarrillos, engendros, majo, biónico…), lo motivado que está para dibujar los personajes y crear sus propios cómics, y el grado de concentración que alcanza cuando lee. Los procesos metacognitivos funcionan también de maravilla pues se da perfecta cuenta de cuándo debe regresar atrás porque cierta información se le perdió y sin ella lo que lee no tiene mayor sentido. Y todo esto de puro interesado, sin que nadie tenga que decirle que se ponga a leer.
También ha empezado a entrar a novelas gráficas sencillas, la ultimita que leyó (con mi ayuda) fué El extraño caso del Dr. Jekyll y el señor Hyde, en su versión resumida. Si bien es un poco fuerte para su edad y por eso dudé en comprársela, su interés en leerla era tal que no pude pasarlo por alto. Su lectura ha sido una experiencia muy interesante para mí, por el tipo de preguntas que él iba haciendo conforme avanzábamos con el texto, las cosas que iba pensando, las conexiones que hacía y la manera en que podía entender, cuando se las explicaba de modo sencillo, algunas ideas complicadas que pueden interpretarse a partir del texto.
Ahora dice que quiere leer el Quijote….. veremos como nos va con eso.
A los padres que pueden hacerlo, los animo a no dejar de comprarles libros a sus hijos.
Nota: Ya había dicho algo sobre la lectura infantil, aquí » Leer más