Hace unas semanas me invitaron a dar una clase sobre el quehacer de la psicología como profesión a un grupo de niños de 3er grado. Como la tarea no me parecía fácil, por la edad de los niños, preparé mi presentación lo más amigablemente posible, con ideas que a ellos le fueran familiares y muchas fotos y gráficos.
Para ilustrar que una de las áreas de la psicología como disciplina tiene que ver con el estudio de la inteligencia humana se me ocurrió poner una foto de Albert Einstein. Los niños la reconocieron de inmediato y muchos muy entusiasmados vocearon su nombre al verla. Uno, sin embargo, preguntó extrañado: ¿Cómo le han tomado una foto a Einstein si está muerto?
Se le explicó que la foto se la habian tomado cuando estaba vivo, y eso lo tranquilizó por un rato. Sin embargo, luego volvió al ataque: ¿Pero cómo le han tomado la foto si cuando él vivía no habían cámaras?
Estas preguntas revelan una de las dificultades más comunes que tienen los niños para manejar el tiempo histórico: la confusión de épocas y las limitaciones para entender y organizar con sentido una secuencia clara de cambios temporales. En general, los niños tienen dificultades para salir de lo que conocen; como son egocéntricos, suelen pensar pensar que el pasado es similar al presente y lo recrean muchas veces con las mismas categorías (al estilo de los picapiedra, donde hay de todo -aviones, refrigeradora, boliche, TV, etc.- pero con look prehistórico). También se les hace muy difícil operar sobre el tiempo y el espacio al mismo tiempo, tomando ambas variables a la vez, y entender la causalidad histórica que necesita que se concatenen unos hechos con otros de manera no necesariamente lineal. Además, tienden a englobar como estructuras totalizantes conceptos tales como “pasado”, por lo que para ellos da casi lo mismo hablar de la prehistoria, el medioevo o la época en la que vivió Einstein: todas son el pasado y, por lo tanto, si saben que la tecnología es una cosa “moderna” que no existía en el pasado, y además no tienen mayor capacidad de entender los cambios paulatinos ni el avance de la ciencia a través del tiempo, preguntar cómo diablos le tomaron una foto a Einstein en una época en la que no había cámaras es una pregunta lógica que tiene pleno sentido.
Esta demás decir que la escuela no debería penalizar a los niños por estos “errores”, que no son errores en realidad sino características del pensamiento infantil. Hay que ayudarlos a construir su pensamiento histórico de manera cada vez más compleja, no ponerles una mala calificación por pensar como piensan.
Referencias
Piaget, J. (1999). La psicología del niño y la enseñanza de la historia. En Piaget, J. De la pedagogía. Buenos Aires: Paidós.
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