Aunque no lo parezca, tengo otros intereses además del desarrollo moral, que -debo reconocer- es el tema que me apasiona. Esta vez quiero poner un ejemplo que ilustre lo que Piaget tenía en mente cuando decía que el conocimiento es una construcción.
Para Piaget -quien toma esta idea de Kant- las estructuras mentales deben interactuar con los datos de la experiencia sensible para que sea posible el conocimiento: la realidad es construida por cada quien, para convertirse en el fenómeno que cada personas observa. Como sabemos, el conocimiento es para Piaget una construcción, y las nuevas estructuras cognitivas se desarrollan constantemente.
Esto, que se enuncia fácil, puede ser muy difícil de enseñar, pues las personas usualmente tienen la idea de que el conocimiento aparece a partir de lo que el niño oye u observa, es decir, a partir excluisivamente de la experiencia sensible. ¿Cómo podemos combatir esta creencia? Al que debe transmitir las ideas de Piaget a un grupo de estudiantes a veces incrédulos, le sugiero realizar en clase el siguiente experimento piagetano con un niño de unos 4 o 5 años de edad:
Tomar un vaso con agua. Frente al niño, coger una cucharadita de azúcar (o de sal), y diluirla en el agua, moviéndola hasta que ésta (el azúcar o la sal) desaparezca a la vista. Preguntarle al niño si el azúcar o la sal siguen allí. Los niños de entre 4 y 5 años (y por supuesto los menores y a veces, algunos mayores) dirán que no está, que el azúcar (o la sal) desapareció; dicen esto, a pesar de que al probar el agua compruebas que está dulce, y de que ven que el nivel del agua subió -para esto se puede marcar previamente el nivel en el vaso, antes de poner allí el azúcar.
Si el conocimiento estuviera ya en la mente de los individuos, como afirmaban algunas posturas innatistas, pues esta experiencia debería “extraerlo”: los niños tendrían que decir que el azúcar o la sal siguen allí, aunque no los veamos.
Si, por el contrario, como creían los empiristas, el conocimiento entra por los sentidos, pues a partir de esta experiencia los niños deberían decir que el azúcar o la sal siguen allí, ya que han observado al experimentador echarla en el agua y moverla con la cucharita.
Sin embargo, nada de esto sucede. Este es un muy buen ejemplo de lo que Piaget quiere decir cuando afirma que el conocimiento es una construcción: los niños persisten en afirmar que el azúcar (o la sal) desapareció, a pesar de lo que ven. Las explicaciones del por qué de esta persistencia son complejas y las discutiré en una entrada siguiente.
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