Como corolario del post anterior, que mejor que citar al maestro de maestros, Jerome Bruner, que siempre dirá las cosas mejor que yo.
Una última cuestión se refiere al lugar de la emoción y el sentimiento. A menudo se dice que toda la “psicología cognitiva”, incluso su versión cultural, omite e incluso ignora el lugar de estos en la vida de la mente. Pero no es necesario que esto sea así ni, al menos según yo lo veo, es así. ¿Por qué debería un interés en la cognición evitar el sentimiento y la emoción? No cabe ninguna duda que las emociones y los sentimientos están representados en los procesos de creación de significado y en nuestras construcciones de la realidad. Ya se adopte la perspectiva de Zajonc de que la emoción es una respuesta directa y no mediada al mundo con consecuencias cognitivas subsiguientes, o la perspectiva de Lazarus de que la emoción requiere una infuencia cognitiva previa, sigue estando “ahí” para seguir tomándola en cuenta. Y, como veremos, particularmente cuando tratemos del papel de las escuelas en la construcción del “yo”, en buena medida es una parte de la educación.
Bruner, J. (1997). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Visor (p. 30-31)
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